Errar errando

El verbo ERRAR tiene dos acepciones en nuestra lengua, una de ellas es el cometer errores

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Buckinghamshire, Reino Unido. En estas latitudes y durante el verano, amanece a las 4 de la mañana y anochece a las 22 horas. Hay 18 horas de luz, lo cual ha permitido que el verano sea una estación luminosa y productiva, toda vez que en el invierno la iluminación diaria, por el contrario, es de pocas horas. No erraron al inventar, hace una centuria, el "horario de verano", aquí sí es adecuado. Están errando en otras cosas, como abandonar la Unión Europea.

El verbo ERRAR tiene dos acepciones en nuestra lengua, una de ellas es el cometer errores: "Cometer un error o equivocarse en cierta cosa", la otra: "Ir de un lugar a otro sin un fin, un motivo ni un destino determinados", o lo que es lo mismo, vagar sin rumbo. Al final, el vocablo indica equivocación y dispersión. Errare humanum est, decían los latinos, lo cual se convirtió en un aforismo usado frecuentemente para justificar dislates (Dislate: dicho o hecho que no tiene razón ni sentido, dice el lexicón).

Entonces, el Reino Unido de la Gran Bretaña e Irlanda del Norte (así se llama oficialmente, e incluye a Inglaterra, Escocia, Gales e Irlanda del Norte), ha cometido el yerro (Equivocación que se comete por ignorancia o por descuido) de abandonar uno de los modelos de integración más notables que se hayan dado en occidente después de tremendo conflicto bélico de 1939-1945. (Por cierto, "yerro" es también la primera persona del singular, en presente de indicativo, del verbo errar: yo yerro). Ese error (para que se vea lo útil de saber hacer juegos de palabras) fue producto de un referéndum (o referendo, o refrendo, que filológicamente significaría reafirmación de la fe. En este caso una terrible fe política) realizado en 2016 por el gobierno británico y que favoreció el "Brexit" (acrónimo de Britain y exit), salida o desprendimiento de la Unión Europea por voluntad popular, referéndum en el que ganaron Inglaterra y Gales, teniendo la oposición de Escocia, Irlanda del Norte y Gibraltar, que hubieran preferido permanecer en la Unión Europea, si bien todo el Reino Unido no es parte de la zona Euro, sino que ha mantenido a la libra esterlina (Pound Sterling) como su moneda oficial (aunque en Escocia tiene su propia libra equivalente en valor a la inglesa y es de curso legal).

Hoy en día hay una compleja negociación entre Westminster (sede del Parlamento o The Houses of Parliament. Donde está el "Big Ben" para mejor referencia) y Bruselas (sede del Consejo de la Unión Europea), que llama la atención de todo el mundo, por la altura de las negociaciones y las disputas político-económicas que el acontecimiento ha marcado y que también ha provocado una severa crisis política en el Reino Unido.

Pero si la vieja democracia inglesa (en su origen) está dando signos de algunas inconsistencias e incongruencias, para los europeos las crisis mayúsculas han sido el signo de su convivencia y de sus conflictos, como las innumerables guerras del pasado, cuando creyeron que Europa era el mundo entero, el único mundo) y que había que disputarse su control rabiosamente en matanzas masivas de sus ciudadanos, tanto como fuera la peste negra que casi devasta al Viejo Continente.

Pero mientras el UK (United Kingdom) zozobra entre el Atlántico Norte (es miembro de la OTAN), el Mar del Norte y el Canal de la Mancha (para ellos es "The English Channel") y puede causarle un severo colapso en su economía, algunos gobiernos de ciertas democracias del subdesarrollo (por lo cual debían llamarse "subdemocracias"), andan bregando al buscar la estatización de la economía nacional y la nulificación de la sociedad y del sector privado, en decisiones que los gobiernos toman unilateralmente, que sin brújula y sin libro de derrota (en marinería: rumbo de una embarcación), están dando al traste con instituciones y proyectos nacionales de gran alcance. Yerran errando, diríamos correctamente: se equivocan vagando mentalmente en caminos torcidos, sin fin determinado, sin metas concretas que favorezcan a la población y festejando sin razón triunfos de la ignorancia que el voto popular favoreció en uno de los yerros más sobresalientes de un proceso electoral ingenuo y generoso.

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