Chicuarotes: La intrascendencia del cliché

Chicuarotes (México, 2019), dirigida por Gael García Bernal, es una cinta anacrónica y llena de clichés

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Chicuarotes (México, 2019), dirigida por Gael García Bernal, es una cinta anacrónica y llena de clichés. En la década de los noventa el cine nacional experimentó una recuperación destacable, donde los personajes y los espacios marginales de una de las realidades mexicanas fueron el centro temático, casi siempre abordado desde el drama con tintes trágicos. Este cine llevó a sus creadores a destacar en importantes festivales y a formar parte del panorama mundial. Pero también este éxito llevó tanto a repetir personajes como situaciones, al grado de convertirlos en clichés.
 

Cagalera (Benny Emmanuel) es un chavo de San Gregorio Atlapulco, en Xochimilco, cercano a la Ciudad de México, que junto a su amigo Molotero (Gabriel Carbajal) sueñan con tener mucho dinero y lo que esto trae: poder, mujeres y privilegios, y para ello deben salir de ese pueblo. Para lograrlo trabajan como payasos callejeros, asaltan ocasionalmente, roban, cometen fraudes y hasta secuestran. La familia de Cagalera es una común basada en el machismo y por lo tanto disfuncional, lo que hace aún más urgente salir de ahí. Y la oportunidad se presenta cuando Cagalera decide secuestrar al pequeño hijo del carnicero del pueblo, lo que provocará una cadena de lamentables acontecimientos.

Con el inocente, estereotipado y predecible guion de Augusto Mendoza, García Bernal dirige su segundo largometraje sin aportar nada al gastadísimo tema de las realidades marginales de la Ciudad de México. Los personajes son construidos con base en clichés, sin explorarlos realmente para crear una historia impactante que nos lleve a la reflexión. El joven listo, soñador pero inocente que rechaza su realidad; el amigo callado y muy inocente, que es comparsa del protagonista; la jovencita recatada y consciente de la realidad; el padre macho, alcohólico, insensible y violento; la madre abnegada y pasiva; el matón prepotente… todos personajes típicos del cine mexicano por décadas. Ellos son los que construyen una historia ya contada decenas de veces en el cine mexicano, especialmente en la década de los noventa.

Llama la atención que el ambiente de violencia y crimen en esta película sea tan inocente después de que México ha experimentado por más de veinte años la fuerte presencia del narcotráfico y del crimen organizado, especialmente en lugares como el retratado en esta cinta, cuya cultura está modificando la perspectiva de mundo de los jóvenes. En esta historia, la droga y su violencia no existen.

Pese a contar con buenos actores, la dirección de García Bernal los empuja a exponer a los personajes más allá de la diégesis de la pantalla, al grado de sentirse sobreactuados a momentos. En esos momentos parece que estamos frente a actuaciones de telenovela. Y es precisamente el cliché de los personajes que empuja también a la actuación cliché, algo que García Bernal debió considerar, dado su origen como actor.

El tono narrativo también recurre a clichés, pues pese a plantearse como drama, se mueve entre el melodrama, la comedia y la tragedia malograda. Todos ellos tonos narrativos que ya hemos visto hasta el hartazgo en el cine mexicano cuando se tratan estos temas. Tono que inauguró Luis Buñuel hace más de medio siglo con Los olvidados (México, 1950) y que en los noventa tuviera un repunte hasta convertirse en cliché.

La fotografía intenta ser realista; sin embargo, se queda en el intento de acompañar e interpretar la historia de Cagalera y Molotero, pero al igual que el guion y la dirección, parece ajena al mundo representado en su historia. Por lo menos en Déficit (México, 2007), su primer largometraje, la realidad retratada es cercana a Gael García Bernal, el mundo de juniors sin oficio ni beneficio, lo que le otorga autenticidad al filme, misma que en Chicuarotes se pierde para caer en clichés.

"Zapatero a tus zapatos": García Bernal demuestra con este nuevo largometraje en su filmografía como director que lo suyo es la actuación, la producción y las relaciones públicas, pero la dirección no lo es. La creación cinematográfica al abordar temas sociales exige reflexión, investigación, interpretación y creación para lograr una cinta relevante y memorable. Chicuarotes está muy lejos de ser eso, se queda en la intrascendencia del cliché.

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