Miércoles 07 de Agosto de 2019

La aldea vive momentos políticos y sociales, diferentes a los que se vivieron desde el 2010, año en el que por primera vez, obtiene el triunfo electoral un partido político distinto al que nos había gobernado a los poblanos desde que los partidos políticos existen.

Como hace 9 años que cambió la historia de Puebla, la mayoría de los poblanos deposita en el nuevo gobernador la confianza de cambiar las relaciones políticas, económicas y sociales de nuestro Estado.

En 9 años, la gobernabilidad y el desarrollo del estado pasó de un gobierno representado por la clase política del PRI, a un Gobernador emanado del partido político del Presidente de México, mientras que entre ambos, gobernó el morenovallismo que ganó las elecciones con una coalición electoral denominada Compromiso Por Puebla; posteriormente, el galismo con la misma denominación electoral, para que después de meses de polarización y descalificación por un resultado electoral altamente cuestionado y de una sentencia mucho más cuestionada, gobernara solo por unos días Martha Erika Alonso.

Seguramente muchos se preguntarán donde quedó el PAN en esos más de ocho años de gobierno. La respuesta es sencilla: el PAN no gobernó nunca nuestro estado.

Un gobierno adquiere y asume pertenencia por tres razones fundamentales: Uno, cuando en el diseño de sus políticas públicas se nota claramente el origen del pensamiento que las genera; dos, cuando los funcionarios públicos de primer nivel son personas reconocidas por su adhesión o pertenencia a la filosofía y pensamiento político del partido que gobierna; y Tres, por la relación que se percibe entre los ciudadanos y la autoridad correspondiente.

En el caso del PAN en Puebla, salvo una o dos posiciones en el gobierno de Rafael Moreno Valle y otras tantas en el corto Gobierno de Tony Gali, por supuesto que dichos espacios y sus titulares, no eran suficientes como para representar al panismo local.

Incluso se prefirió exportar a funcionarios con una militancia distinta al Partido Acción Nacional o a personajes que ni poblanos eran y creo yo, ni sentían a Puebla.

A 9 años de distancia de aquel primer triunfo electoral que permitió por primera vez la alternancia en nuestro Estado, el nuevo gobierno, cuyo titular proviene de un triunfo no cuestionado, me parece que debe dejar atrás la confrontación y buscar la reconciliación de los que aquí vivimos.

Todavía persiste la duda sobre los alcances de su gobierno y de las personas que lo acompañarán en este recorrido gubernamental.

Como poblano que ama profundamente a Puebla, espero sinceramente que este gobierno impulse a Puebla y a los poblanos para superar el desgaste, el estancamiento, la división y la inseguridad en la que nos encontramos.

 

*Politólogo y máster en Negociación por la UC3 de Madrid.