Violencia cibernética. El uso mortal de las redes sociales

  • URL copiada al portapapeles

Invitado


Septiembre 01, 2019

POR: Juliana Vivar, Alexis Guerrero, Michel Elías Fillad 

En México hay 74.3 millones de personas de seis años y más, usuarias de internet —cifra que va en aumento—, de las cuales, más del 70 por ciento pertenecen a la población urbana, y casi el 8 por ciento accede principalmente a redes sociales utilizando un teléfono celular inteligente.

Ha sido reiterativa la recomendación del uso responsable del ciberespacio. Sin embargo, su fácil e inofensivo acceso provoca riesgos potenciales bajo la premisa de acceso a información útil para la vida diaria, y se responsabiliza así a la herramienta tecnológica de las consecuencias humanas positivas o negativas.

Esto es así porque los sujetos se han enajenado al ciberespacio despersonalizándose en las redes sociales. Fuera de una identidad, el sujeto es cosificado y clasificado, sus acciones cotidianas dependen de percepciones incluso de aquellos con los que nunca ha cruzado una mirada; esto lo obliga a maquillar su realidad para evitar ser excluido. En estas relaciones humanas opera —según Ferrajoli— un verdadero control social vigilante.

Con el objetivo de una pertenencia social, las personas utilizan las redes sociales para ser reconocidas como seres valiosos. Por ello las selfies maquilladas, el etiquetamiento de lugares, estados de ánimo, comentarios, etc., que intentan generar empatía y agrado.

La realidad es la situación vulnerable que se logra cuando se otorgan voluntariamente estos insumos a quienes se encuentran tras la barrera del medio informático. El resultado puede ser, sin duda, destructivo. El ser humano experimenta su desarrollo hacia la supresión de su ingenuidad, abandonando su inocencia en sendas que posiblemente lo ubiquen como víctima.

La violencia cibernética se materializa principalmente en el área urbana; los casos de acoso en redes, extorsiones y amenazas son cada vez mayores. El manejo de seres humanos ha llevado a la creación de retos sin sentido, como el de la “ballena azul” o el de “prenderse fuego”. Con ello, ya no es necesaria la interacción física víctima-victimario en la consumación del delito, pues el consentimiento de la víctima para aceptar el reto facilita el objetivo de laceración o muerte por ella misma.

La imputación de responsabilidad penal se torna compleja, y la policía cibernética tiene un papel fundamental en la detección e investigación de estas conductas. Sin embargo, la efectividad de su labor es nimia, porque las personas no respetan las políticas de uso y privacidad de las redes sociales, que a su vez confían en la responsabilidad del sujeto al aceptar los términos y condiciones para el uso de sus datos personales.

El propio sujeto se desprende del control de su información al compartirla, pues a pesar de la cantidad de usuarios en redes, pocos conocen los riesgos a los que se atienen al registrarse en estas plataformas; importa más el sentido de pertenencia y aceptación social que el riesgo de ser víctima.

El Estado ha implementado nuevos sistemas para la prevención del delito, pero es de vital importancia la responsabilidad de los ciudadanos y la visión interdisciplinaria en la producción de conocimientos para el combate al ciberdelito. El conjunto de leyes que regulan la tecnología no es actual, pero es necesario abandonar la ingenuidad legislativa para lograr un sistema jurídico que abarque hipótesis y hechos que prevengan lesiones en la esfera de la garantía de derechos, pues ninguna atención victimal y la respectiva reparación del daño regresará su identidad al sujeto, y seguirá resultando un sinsentido combatir la violencia directa si no se atiende la violencia cultural —como explica Galtung—.

Es por ello que identificar plenamente las conductas delictivas dará pauta para atender preventivamente los riesgos que corren los internautas.

 

Fuente de información: Inegi, en México hay 74.3 millones de usuarios de internet y 18.3 millones de hogares con conexión a este servicio: Endutih 2018, comunicado de prensa no. 179/19, 2 abril de 2019.

https://www.inegi.org.mx/contenidos/saladeprensa/boletines/2019/OtrTemEcon/ENDUTIH_2018.pdf

 

* Juliana Vivar Vera. Profesora del Tecnológico de Monterrey-Departamento de Derecho ([email protected])

Alexis Guerrero Cervantes. Alumna de la carrera de Derecho en el Tecnológico de Monterrey

Michel Elías Fillad Peralta. Alumno de la carrera de Derecho en el Tecnológico de Monterrey

  • URL copiada al portapapeles