Viernes 27 de Septiembre de 2019

El uso apropiado de la ciencia no es conquistar

la naturaleza, sino vivir en ella

Barry Commoner

Biólogo y activista medioambiental

 

De acuerdo con el Sexto Informe de Evaluación del Cambio Climático elaborado por el Grupo Intergubernamental de Expertos de la ONU, en el último siglo se han presentado estrepitosos cambios ambientales como el aumento de la temperatura, el derretimiento de los polos y la concentración de gases que generan efecto invernadero, sólo por mencionar algunos.

México también manifiesta alteraciones al ecosistema que causan preocupación. Por ejemplo, la Secretaría de Marina y Recursos Naturales (Semarnat) sostiene que en las últimas décadas aumentó la desertificación, hay más muerte de especies vegetales y animales, se presenta una creciente pérdida de áreas verdes por incendios, así como la presencia de tormentas intensas, con afectaciones a distintas regiones del país.

Aunado a ello, se estima que la forma de producción ha propiciado que exista escasez de alimentos con una distribución inequitativa de recursos, lo que pone en entredicho la subsistencia de la especie humana. En ese sentido, Julia Carabias afirmó que en México se está subutilizando, y a la vez desaprovechando, el potencial productivo, representado por la diversidad de ecosistemas y una amplia gama de recursos naturales.

Desde la década de los setenta, diversas voces se han manifestado por la concientización ambiental. Por ejemplo, en la Conferencia de Estocolmo de 1972 se visibilizó la importancia de la procuración de los recursos naturales como aquel sustento material para la vida de todos los seres vivos en el planeta.

Más adelante, con el Protocolo de Montreal se reconocían los daños causados por la contaminación a la capa de ozono; esto fue posible gracias al trabajo de un destacado mexicano, Mario Molina, Premio Nobel de Química.

A partir de estos acuerdos internacionales, se establecerían también: el Convenio de Basilea, el Protocolo de Kioto, la Cumbre del Clima en Viena, así como el Protocolo Ambiental de Cartagena y la Agenda 2030 de Naciones Unidas.

A nivel internacional, pero también en nuestras comunidades, generar alianzas y estrategias conjuntas resulta indispensable para ponernos en acción. Sin embargo, todo comienza con la información: saber es indispensable para involucrarnos y decidir.

Durante la Jornada Cívica “Transparencia de los Recursos Naturales”, celebrada en el Instituto Nacional de Transparencia el pasado 10 de septiembre, especialistas, miembros de la sociedad civil y servidores públicos coincidieron en que el acceso a información pública de calidad, actual y de alto interés público puede ser un importante elemento de gestión y preservación de los recursos naturales, para una adecuada protección del medio ambiente.

Porque la sociedad tiene derecho a saber y así participar con conciencia de causa, la transparencia se posiciona como una vía para la coparticipación e involucramiento de ciudadanos y autoridades en las medidas para revertir las afectaciones que vive el planeta día con día.

Con información y trabajo conjunto construimos a un medio ambiente más sano.