Las siglas FODA corresponden a Fortalezas, Oportunidades, Debilidades y Amenazas. Definir y recopilar las percepciones y los datos relativos a estos aspectos o atributos es un potente instrumento analítico que se puede aplicar a cualquier situación, individuo, producto, empresa o entidad, cuando ésta sea un determinado objeto de estudio.

Este proceso se realiza mediante una lluvia de ideas entre todos los participantes en el proceso de diagnóstico. Una vez terminada esta lluvia de ideas, conforme comentamos en la entrega anterior, es pertinente organizar cada una de las observaciones por medio de agrupaciones o categorías.

Es muy necesario reconocer el valor que hay en que la experiencia de cada uno de los participantes exprese el grado de concreción de sus ideas, pues tales experiencias pueden quedar desplazadas por el facilitador (o el equipo de facilitación) si éste simplemente intenta aplicar mecánica o técnicamente la agrupación de cada ítem en función de su propia experiencia, que puede ser muy valiosa y amplia. Sin embargo, es posible que esta experiencia específica pueda ser diferente a la experiencia particular o concreta que se vive en el equipo en relación con el objeto de estudio.

Por ejemplo, es una necedad intentar insistir en desarrollar en los próximos meses las actividades relacionadas con la calidad del producto que serían ideales para un tipo de empresa, cuando la preocupación del equipo pueda centrarse en otros ámbitos; por ejemplo, que pueda orientarse en temas de alineación de equipos, comerciales o de servicios, como consecuencia de su propia experiencia particular.

Tal vez sea necesario trabajar en alguno de esos ámbitos o categorías. La interrogante es si el equipo o la organización están en condiciones de invertir en esas actividades y en qué momento.

Es probable que durante este proceso puedan identificarse o reconocerse observaciones adicionales para complementar el FODA, y que se registren y organicen como parte del proceso, según los puntos 1 y 2 antes descritos.

Una vez organizadas y agrupadas cada una de las observaciones, es necesario hacer una revisión de que cada una de las observaciones esté ubicada a la cabeza o dentro de la categoría que mejor la represente. Esta acción se hace por cada una de las divisiones: por la Fortalezas, las Oportunidades, las Debilidades y las Amenazas.

Al llegar a este punto, cada una de las observaciones se ha ubicado dentro del espacio que mejor sentido hace para los integrantes de la organización o del equipo que participan en el proceso, y por tanto el mapa o diagrama de árbol que se presenta refleja inicialmente un diagnóstico preliminar y perceptual del objeto de estudio, sea éste una organización, un área, un departamento, un equipo o un individuo (si fuera el caso).

Posteriormente, se toma cada una de las categorías que encabezan las principales ramas de las Fortalezas, por ejemplo, y se jerarquizan en función de un grado estimado de importancia, desde 1 hasta n, donde 1 es la principal fortaleza reconocida para el área de estudio, y n es la última fortaleza en importancia para la región.

Al terminar de hacer esto, se repite el mismo proceso con Oportunidades, Debilidades y Amenazas.

Una vez finalizada la jerarquización anterior, el equipo de planeación dispone de una especie de “mapa de dolor” de aquello sobre lo que se está haciendo el FODA; de una radiografía de aquello que se está diagnosticando, tanto más rica cuanto pueda incluir aspectos cuantitativos y cualitativos, que pasen además por la ponderación de la experiencia de los integrantes del equipo que viven o tienen la experiencia sobre aquello que se está analizando.

Y de la misma forma que una radiografía es una herramienta de diagnóstico para proceder a prescribir a un paciente, ocurre de forma análoga con el proceso de planeación por medio del FODA: la radiografía no nos dice qué hacer, aunque cuando sabemos interpretarla sí nos muestra en dónde necesitamos actuar.

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