De notas sobre secuestro y víctimas de la ética

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Fernando PÉREZ CORONA


Noviembre 05, 2019

¿Qué le pasó a Juan Carlos Lastiri Quirós? Yo, como muchos, me enteré de su desaparición por un tuit del periodista Ricardo Morales Sánchez. Usted y muchos, leímos en el microbloging:

"#Confirmado levantan a @JuanCLastiri cuando iba con un grupo de 6 corredores, entre ellos su sobrino, quien relató los hechos en #Zacatlán".

Era miércoles, 30 de octubre de 2019.

Más tarde, creció la versión sobre que el exsubsecretario de la Sedatu, había sido detenido, como consecuencia de su relación con la titular de la desaparecida dependencia federal, Rosario Robles Berlanga; en específico, por su presunta complicidad en la llamada Estafa Maestra.

Para medio día, el gobernador Luis Miguel Barbosa Huerta concedió una entrevista sobre el particular.

Confirmó la detención de Lastiri; incluso, dijo que había sido trasladado al Reclusorio Oriente de la Ciudad de México.

“Está detenido (...). Las causas y delitos que se le imputan aún no han sido corroborados, pero todos suponen que es por los asuntos relacionados con el manejo indebido de los diferentes programas federales”.

Pero, nunca llegó al Reclusorio Oriente.

Así terminó el miércoles.

Para el jueves, la Fiscalía General de la República (FGR) negó a Televisa la detención por parte de su personal.

La versión sobre el secuestro recobró fuerza.

Entre familiares y amigos estaban juntando dinero para pagar el rescate, decían.

El viernes pasado, en la noche, empezó a difundirse que ya estaba en casa, que estaba bien.

El sábado, a las 4:37 de la tarde, el ex funcionario federal tuiteó: "Agradezco el apoyo del gobierno federal y del gobierno del estado de Puebla. Ya estoy en casa gracias a Dios, aprecio todas sus atenciones".

No hubo más detalles.

Para empezar, qué bueno que Lastiri esté bien.

Por otra parte, no cabe duda que su desaparición por más de 60 horas genera muchas preguntas.

Pero antes de aterrizar estas interrogantes, deberíamos pensar como periodistas, si hicimos lo correcto.

En mi opinión, no.

Nadie, absolutamente nadie debió de reportar que Lastiri había sido víctima de un levantón, de un secuestro.

Nos enseñaron en la escuela y después en el ejercicio periodístico, que jamás se informa sobre un secuestro en proceso, porque se pone en riesgo a la víctima.

Por tanto, tuitear sobre el plagio y después replicar la versión, fueron acciones irresponsables, carentes de ética.

Y me incluyó en la lista.

Decir que no había sido secuestrado, que había sido detenido por su participación en la Estafa Maestra, también fue un acto sin meditación, una especulación que apostaba por atinarle a la verdad, como si se tratara de un juego de albures en el cual se elige una u otra carta.

Entre los que difundieron esta especie estuvo el gobernador Luis Miguel Barbosa Huerta.

¿Por qué lo hizo?

¿Quién le proporcionó esta información?

¿Por qué habló del Reclusorio Oriente y hasta opinó sobre su detención?

¿Quién le preguntará primero?

¿Qué dirá?

Y es que, aunque todavía no sabemos la verdad, a la fecha, todo apunta en sentido opuesto a la versión gubernamental.

Otro periodista, Ernesto Aroche, tuiteó el sábado:

"Con lo del secuestro de Lastiri me sigo cuestionando si los medios reconoceremos el error al informar algo que no era cierto, o si dejaremos la responsabilidad en que fue "un dicho del gobernador". O peor aún, si solo dejaremos pasar la situación como si no hubiera pasado nada."

Sin duda, el exhorto a la reflexión gremial no debe pasar desapercibido, si se quiere hacer periodismo, buen periodismo; pero, este acto de contrición —como lo escribí arriba— inicia con asumir la responsabilidad del oficio, en la cual no sólo se valora decirlo primero, sino decir la verdad, aunque cueste trabajo y más tiempo encontrarla.

Por otra parte, vale la pena preguntarnos: qué debía de hacer un reportero o periodista o medio de comunicación con la declaración del mandatario, en un caso como éste.

De entrada, no marginar su información; sin embargo, a la par era necesario recoger más datos para corroborar su dicho.

Sí, así, siempre y cuando no se tratara de un secuestro.

Si el gobernador dijo detención y la familia secuestro, si las autoridades federales no lo confirman y sobresale la privación ilegal del funcionario, la decisión estaba en la premisa de estos casos, lo redacté arriba:

Jamás se informa sobre un secuestro en proceso, porque se pone en riesgo a la víctima.

Faltamos a esta regla y todos, como gremio, quedamos exhibidos.

Sólo falta, conocer la verdad, toda la verdad.

Basta de especulaciones.

[email protected]

@ferperezcorona

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