Adiós a las ideologías

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Ramón Zurita Sahagún


Enero 17, 2021

Desde hace mucho tiempo, en México inició la desaparición de las ideologías y se pasó a la etapa de los candidatos carentes de ella, pero deseosos del poder político.

El cargo es lo importante, no el servicio público como argumenten muchos de quienes pretenden subirse a las candidaturas de los distintos partidos políticos.

La lucha se da, principalmente, en la búsqueda del dinero público y no de responderá los programas de gobierno, ni mucho a las ofertas de campaña.

Se trata de medrar con el erario o las buscas que la mayoría de los servidores públicos se agencian en el tránsito por un cargo público.

Es por eso que vemos continuamente la migración de militantes de un partido de izquierda a uno de centro o de derecha, a la inversa, sin que medie explicación alguna más que aquella que rige entre los ofrecimientos de uno u otro partido político, sin importar el desconocimiento de sus estatutos o programas. Es tan rápido el cambio que no da tiempo para nada.

Algunos venden su prestigio a cambio de una candidatura, otros más lo hacen por vanidad personal, sin que salven los sinvergüenzas que solamente buscan el cobijo de la inmunidad que dan los cargos de elección popular.

Algunos se llaman traicionados por el partido en que militan, por lo que buscan la opción, sin siquiera otear entre sus preceptos, otro buscan sus intereses personales y unos más se creen los salvadores de la patria.

Hay de todo y la mayoría de ellos sufren el desengaño cuando son postulados por otros partidos que simplemente los usan como carne de cañón, para mantener el registro, cosa en la que no siempre contribuyen.

Hay partidos que ofrecen el sol y la luna a sus prospectos, con tal de que se unan a sus filas y en plena campaña los dejan colgados de la broca, sin aportar el dinero necesario para una campaña electoral, por lo que fracasan con gran frecuencia.

Es cierto que el electorado se deja impactar con los nombres y apellidos de algunos personajes públicos y que al igual que los políticos no les importa la ideología de tal o cual partido, sino lo que les ofrecen en sus programas los candidatos y los apoyos que les ofrecen durante la misma, sean monetarios o de enseres.

Llama mucha la atención como algunos personajes que se siente de verdad y que cumplieron con la misión encomendada por sus electores, pretenden nuevas aventuras políticas, cobijados por partidos nuevos, sin ninguna base electoral y que los toman como parte de la aportación de votos, necesaria para mantener el registro.

Así vemos como de haber gobernado un estado o presidido ayuntamientos importantes son de ganar elecciones como senadores, ahora aceptan la propuesta de esos partidos que les ofrecen una representación proporcional, misma que, tal vez, no alcancen.

Las alianzas que se formaron para la elección del próximo seis de junio, asustan por lo disímbolo de los partidos que las concretan. Ver a Morena aliado con un partido como el PVEM; que simplemente renace cada elección por la protección que le brindan sus aliados o ver al PRI en conjunto con el PAN y el PRD, sorprenden a muchos, ya que se trata de estrategias para la conquista del poder, a costa de lo que sea.

Y aunque los partidos han establecido alianzas en el pasado estas han dejado en claro que los partidos de lo que proviene el candidato son los beneficiados con la victoria y que las ofertas de campaña, quedan simplemente en eso, promesas incumplidas.

Veremos esta vez cómo reaccionarán los candidatos ganadores provenientes de una alianza y si en verdad cumplen con sus ofertas o a final de cuentas funcionan más las tendencias de cada una de esas organizaciones y el electorado queda nuevamente frustrado.

Por lo pronto, los comicios de junio próximo son una prueba más de que las ideologías no importan, cuando menos para los candidatos y los dirigentes de los partidos.

 

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Luis Echeverría Álvarez es el ex presidente de México más longevo, ya que cumplió 99 años de edad y goza de buena salud.

Echeverría Álvarez ha sido testigo de la forma de gobierno de ocho presidentes que le han sucedido desde que en 1976 dejó el poder.

Por cierto, uno de los colaboradores cercanos del ex presidente, Carlos Armando Biebrich, quien fungió como su secretario particular falleció hace pocos días.

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