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¿Sirve de algo adelantar los tiempos de la sucesión y que los aspirantes busquen los apoyos necesarios con anticipación? 

Parece ser que sí, ya que los cuatro últimos Presidentes de México se anticiparon a sus posibles adversarios, resultaron candidatos y ganadores de la Presidencia de la República. 

Vicente Fox Quesada, Felipe Calderón Hinojosa, Enrique Peña Nieto y Andrés Manuel López Obrador, madrugaron a sus competidores internos y externos, sentando las bases de cómo se juega en la actualidad con las aspiraciones presidenciales. 

Fox Quesada decidió, un día después de la elección intermedia (1997), anunciar su pretensión de convertirse en candidato presidencial del PAN y poco después solicitó licencia como gobernador de Guanajuato y encaminarse a un largo recorrido que rindió frutos el dos de julio de 2000, al convertirse en el primer candidato de oposición que ganaba la Presidencia de la República.

Calderón Hinojosa determinó emularlo y contó con la complicidad de dos figuras del panismo en Jalisco, Francisco Javier Ramírez Acuña, gobernador y Abraham González, secretario de Gobierno, para anunciar su intención de competir por la candidatura presidencial de su partido. No le fue bien, el Presidente Fox se encolerizó y se vio obligado a renunciar a su cargo en el gabinete, aunque eso le dio oportunidad de formar su estrategia, iniciar recorridos por el país y convertirse en candidato del PAN y ganar la elección presidencial en un fallo controvertido. 

Enrique Peña Nieto advirtió que su programa de acción debía posicionarlo en todo el país e inició, con el pretexto de los informes de gobierno estatales, un largo recorrido por las entidades del país durante seis años, que le dio ganancia al convertirse en candidato del PRI y Presidente de la República. 

Andrés Manuel López Obrador, es el cuarto Presidente de México surgido de una anunciada postulación anticipada por mucho tiempo, cuyos logros se presentaron en su tercera intentona presidencial. 

Los cuatro dejaron en claro una lección que hoy ponen en juego varios actores políticos. 

Fue el propio Ejecutivo federal el que abrió el juego de la sucesión y gustosos se sumaron una serie de elementos que abrevaron de las experiencias de los cuatro Presidentes mencionados. 

Cada uno aportó en su búsqueda su estrategia: Fox buscó el respaldo de empresarios e industriales e innovó con frases populares. Calderón se dedicó primero a influir dentro de la militancia de su partido y después se lanzó contra el candidato puntero, al que calificó como un peligro para México. Peña Nieto se incrustó en el gusto de los gobernadores de su partido, haciendo presencia en sus entidades y fondeando campañas exitosas a gobernador. López Obrador optó por visitar todas las comunidades del país, una y otra vez. 

Hoy la sucesión presidencial se nutre de un grupo de aspirantes que saltan por todos lados y que aprovechan todo tipo de tribunas, basados en el lema, el que se mueve, se muestra más, contrario al que acuño Fidel Velázquez en los tiempos del priismo inamovible. 

Todos los partidos tienen sus cartas abiertas, unas más que otras y cada uno de esos prospectos aprovecha todos los espacios disponibles. 

El Presidente mueve sus ases, como dueño de la baraja de su partido y así Marcelo Ebrard aprovecha los sitios internacionales en que se mueve, consciente de que requiere de tiempo para hacerlo en el plano nacional. Ricardo Monreal usa su excelente tribuna del Senado para manifestar su interés. Claudia Sheinbaum inició su placeo por varias entidades del país. 

Pero en los partidos de oposición también nadan contras las olas del rezago varios aspirantes. Ricardo Anaya Cortés se vio frenado por la denuncia interpuesta en su contra, aunque venía realizando su búsqueda de votos. Mauricio Vila y Diego Sinhué Rodríguez, son proyectados como eventuales participantes en la contienda interna del PAN. Enrique de la Madrid, como Llanero Solitario cabalga por los lugares donde le abren espacio, anunciando su decisión de convertirse en candidato del PRI. Samuel García pretexta acciones de todo tipo, para encontrar sitios en los cuales mostrar su buen inicio de gobierno. 

Cada uno de ellos trae su propia estrategia, la que condensa algunos de los pasos seguidos por aquellos que han ganado la Presidencia de la República. 


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