¿Mujeres de una vieja política?
Es propio citar a las mujeres que hoy mantienen la defensa de sus militancias y convicciones pese a los embates que pueden registrarse en sus propios partidos
El género y todo lo que conlleva a reconocer la lucha por abrir espacios para las mujeres en la política, tiene que reconocerse con todos sus aciertos y acciones que han permitido que la paridad vía cuotas de género haya abierto la puerta a quienes tienen capacidades, talentos, empuje para llegar a cargos de elección popular. Esta revolución de mujeres de la política empezó a concretarse en la última década, sin embargo, actualmente muestra los signos propios de una descomposición, donde muchas de ellas, reflejan un serio retroceso, no sólo para abanderar una lucha por la apertura de espacios, sino para la reafirmación de una autonomía de género que desafortunamente en muchos de los casos termina por servir como ariete o instrumento para los intereses de un partido o cacicazgo político. Hay mujeres cuyo valor está en su experiencia y en haber picado piedra desde tiempos donde la mujer en política, jugaba papeles secundarios. Es innegable que su experiencia ha sido determinante para jugar los roles que han tenido en los últimos tiempos. El contexto de la sociedad actual obliga a reacomodar el rumbo de las mujeres que están haciendo política no sólo en Puebla, sino en el país. El género se ha convertido propiamente en un fenómeno de capitalización para justificar una participación política desaseada, monopólica, simuladora y en algunos casos, empujando a la apertura de espacios como respuesta a los intereses de grupos políticos. Muchas de las mujeres que hoy vemos participando en política están usando argumentos falsos para abanderar aspiraciones con el único propósito de empoderar no a mujeres, sino ambiciones que terminan incluso respondiendo sólo a aspiraciones personales y a las encomiendas que reciben de sus llamados "padrinos" y grupos políticos. La participación de muchas mujeres de la política se está desvirtuando para invalidar las cuotas de género por cuotas de intereses patriarcales. Replantear el camino es algo imprescindible. ¿Cómo creer en ellas cuando las vemos defendiendo corrupción, violencia disfrazada o excesos de poder? Es propio citar a las mujeres que hoy mantienen la defensa de sus militancias y convicciones pese a los embates que pueden registrarse en sus propios partidos. Sin embargo, no por ello deben ser porristas de sus compañeros que al amparo de la corrupción las siguen utilizando para capitalizar el voto femenino. Hay otras mujeres de la política que disfrazan sus ambiciones con un feminismo que no conocen. Su ascenso lo sustentan con la existencia de “padrinos” que las han colocado en la cara de una campaña o en la búsqueda de una postulación, sólo con el mérito de “figurar”. Y si de nepotismo hablamos, hay mujeres de la política que pretenden perpetuar sus posiciones a través de hijas o parientes con lo que replican las prácticas patriarcales de la vieja política. Es preciso que las mujeres de la política retomen la perspectiva de género sin tintes mesiánicos, de victimización política y mucho menos de simulación. En la oposición y en el partido gobernante se requieren mujeres que dejen de ser instrumentos de grupos de poder. Se vale irse por la libre, empoderar el discurso de autonomía y sobre todo, diversificar espacios para dejar que arriben mujeres sin militancias cuya voz hoy se escucha desde un taller de costura, una nave automotriz, una cocina, un aula universitaria. A las mujeres de la política también les urge romper sus propios cacicazgos, diluir el egocentrismo y favorecer el arribo de nuevas generaciones de poder. @rubysoriano @alquimiapoder |
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