buzos: la revista de los trabajadores
Cambió cualitativamente la revista Buzos, analiza todos los temas bajo el examen riguroso del materialismo dialéctico e histórico.
La revista buzos de la noticia publicó su número cero un 14 de marzo del año 2000; es decir, hace 24 años, en la ciudad de Puebla. La directora era la periodista Laura Castillo García. Era una revista catorcenal, de 34 páginas. En su portada destacaron dos temas: “Xochitlán Todos Santos, incapacidad para gobernar” y “Elecciones: los candidatos por abajo de la sociedad”. Al interior, Aquiles Córdova escribió un artículo titulado “UNAM: única salida”, Rodolfo de la Cruz “El blindaje financiero, ¿es garantía contra la crisis sexenal?”, Omar Carreón uno titulado “Vicente Fox y el lenguaje florido” y el genial Divo de Puebla escribió “Una de teatro: el llanto de la llorona”. El gran periodista Gabriel Sánchez Andraca (+) escribió “PRD poblano: sin estructura, sin unidad, sin organización”. Así nació buzos. Por esas fechas, México se preparaba para las elecciones de presidente de la República. Estaba por concluir “la dictadura perfecta” del PRI y otros partidos burgueses ganaban gobiernos estatales y el PAN triunfaría en las presidenciales. Bajo esa nueva “alternancia” democrática, nacieron medios de comunicación ligados a los nuevos intereses económicos que se disputaban el poder. Pero buzos surgió como un medio para defender los intereses de los campesinos, los obreros y los estudiantes. En el 2004, buzos cambió de sede, de tiraje, periodicidad y se relanzó en diseño y número de páginas, como agradecimiento a sus lectores. La empezó a dirigir un hombre de sabiduría enciclopédica: Pedro Pablo Zapata Baqueiro. La revista se convirtió en un semanario, de alcance nacional, y su sede fue la Ciudad de México. Aumentó a 48 el número de sus páginas. Y comenzaron a escribir en ella periodistas de varios estados y algunos de talla nacional. Había crecido. Pero no gracias a los convenios publicitarios con el gobierno, que sostiene económicamente a la prensa que le sirve de vocera, sino gracias a que más gente la buscaba en los puestos de periódicos o en los estantes de las tiendas de revistas políticas; es decir, había evolucionado porque ganaba más lectores. Desde 2005, cuando me asomaba a los puestos de periódico para comprar revistas y diarios, buzos compartía aparador con la revista de El País, Día 7, Impacto, Contralínea, Cambio, emeequis, Proceso, Vértigo, Zócalo, Siempre, Confabulario, Nexos y otras más. Casi la mayoría de ellas, con todo y sus créditos entre la ‘intelectualidad’ mexicana, ya no existen. Desaparecieron. Y algunas pocas, como Proceso, se hicieron digitales, porque los gobiernos dejaron de pagarles millones de pesos en publicidad y se fueron a la crisis y a la quiebra. buzos no. buzos vive y crece. Larga vida tiene porque es una revista de la clase trabajadora y esa clase aún la necesita para sus objetivos. De unos años para acá, buzos ha evolucionado editorialmente. Desde luego, siguen escribiendo sus fundadores como Aquiles Córdova y Omar Carreón, a quienes se sumaron el Doctor en Economía Brasil Acosta Peña y el Doctor en Desarrollo Económico Abel Pérez Zamorano. La pila de columnistas también cambió radicalmente y ahora escriben universitarios y Maestros en Ciencias o especialistas con Doctorado (varios del Centro Mexicano de Estudios Económicos y Sociales). Escriben especialistas de política, arte, música, literatura, poesía, ciencias, matemáticas o deporte. O sea, cambió cualitativamente: analiza todos los temas bajo el examen riguroso del materialismo dialéctico e histórico. Escriben buenos periodistas mexicanos y ahora han invitado a escribir a buenos reporteros de otros países. Esos reportajes defienden los intereses de los tarahumaras, los purépechas, los mayas, los mayos, los indígenas de la sierra y la mixteca de Puebla, a los capitalinos pobres de la CDMX y, en general, de todos los mexicanos de a pie excluidos por consigna de los medios tradicionales. En sus entrevistas internacionales, destacan los embajadores de Palestina, Rusia, Irán, Bangladesh, Argelia, Cuba o China. Han hecho coberturas especiales de la República Popular China, para contarnos cómo viven allá y cómo se desarrolla ese gran país. O han entrevistado a Martha Harnecker, difusora de las ideas de Marx y Lenin. Tienen convenios de colaboración con medios internacionales progresistas. En sus columnas escribe, ni más ni menos, que el embajador ruso Nikolay Sofinskiy. Quiero decir, porque lo sé de primera mano, que la mayoría de ellos escribe por su amor a difundir la verdad de la realidad en las planas periodísticas, o sea, que el 99% de los que hacen buzos no cobran ni se hacen ricos gracias al periodismo. Esto es de reconocerse, porque en México y el mundo el periodismo se vende a los intereses de la burguesía, cobran la línea cuando son reporteros o cobran la portada o la nota en televisión o radio cuando son los dueños de los medios. Así se han hecho millonarios los dueños de TV Azteca, Televisa y las radiodifusoras más grandes del país. Y los diarios venden sin vergüenza sus planas a los políticos de moda. En tiempos de campaña política es natural la prostitución de la prensa, ¿o no? A diferencia de ellos, buzos no ha sobrevivido ni se ha enriquecido jamás de la publicidad gubernamental, ni empresarial. Esa es una diferencia radical con los medios burgueses. Depender del dinero del gobierno o empresarial implica defender los intereses de esos gobiernos y esos empresarios. Recordad la libertad de la prensa, según lo dijo Marx (también periodista y colaborador de la prensa de Europa y Estados Unidos), en 1842: “Es cierto que el escritor debe ganarse la vida para poder existir y escribir, pero no debería existir y escribir para ganarse la vida... La primera libertad de la prensa consiste en estar libre de comercio. El escritor que degrada la prensa a la categoría de medio material merece, como castigo de esa esclavitud interna, la esclavitud exterior, la censura; o, mejor aún, toda su existencia ya es un castigo”. Los buzos son libres y sus lectores se los agracemos infinitamente, porque eso implica que sus escritos no dependen del dinero contante y sonante, sino de un objetivo más grande y mejor: cambiar a este país tan pobre, desigual, hambriento, inseguro en extremo, sin salud pública, sin escuelas y sin trabajo y sin salarios buenos. Es decir, luchar contra la pobreza y el hambre, que es el mal que nos pesa a por lo menos 100 millones de mexicanos. ¿Y el precio? Es la más barata de las revistas políticas: 25 pesos. Esto es una hazaña difícil de lograr por cualquier medio del país y del mundo. No se enriquecen bajo las carteras de sus lectores, pese a que es una revista de alta calidad en contenido y forma. Las revistas políticas cuestan entre los 60 y 100 pesos. buzos crece en su número de impresos con el descontento que se va generando en México, crece gracias que refleja objetivamente la realidad nacional e internacional, crece porque encontró lectores identificados con sus argumentos, que se sienten defendidos, crece porque tiene un gran cuerpo de agentes de difusión en todo el país que es envidiable, porque es un cuerpo de repartidores que lleva la revista a las colonias de todas las ciudades y a los lugares más alejados, a los pueblos, ranchos y comunidades, en donde no llega ninguna prensa, salvo buzos. He visto a grupos de colonos o campesinos los sábados o domingos reunirse temprano para estudiar algún artículo de buzos. He visto a jóvenes de prepa y universitarios reunirse en una sala para leer a los columnistas de buzos. He visto a gente en los restaurantes ir al anaquel de la revista a tomar una o dos o tres y llevársela para leerla, ¡porque en varias tiendas se regala! ¿Conoce usted un medio que logre lo mismo que la revista buzos? Ante una sociedad a la que los ricos y los políticos “educan” con vulgaridades e idioteces en las redes sociales, en la televisión, en la radio comercial, en el cine y con la literatura y la prensa basura, la revista buzos lucha por reflejar la historia y las metas y objetivos a mediano y largo plazo de los trabajadores mexicanos. Es una revista de análisis científico e histórico profundos que, además, huele al sudor diario del obrero, al cansancio del campesino, al ánimo de la juventud y al triunfo de ellos por una sociedad mejor, sin pobreza ni desigualdad. Por eso es la mejor revista política de este país. ¡Felicidades, a todos los que hacen buzos! ¡Gracias por su trabajo! |
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