Con mucho respeto y responsabilidad, llego a la Dirección Editorial, con el desafío de hacer realidad las buenas prácticas y satisfacer las exigencias de las condiciones actuales del periodismo
A partir de hoy, pondré a disposición de las lectoras y los lectores de El Popular no solo mis artículos, análisis y reflexiones habituales, también aportaré toda mi experiencia, conocimiento y trabajo para fortalecer este gran medio, en colaboración con el talentoso equipo de esta casa editorial y bajo el liderazgo de su directora general, Carolina Fernández. Mi entusiasmo parte del reconocimiento y admiración a este periódico poblano que, tras 15 años y numerosos desafíos, se ha convertido, sin duda, en el mayor ejemplo de dignidad, resiliencia y fortaleza de los medios en Puebla y la región. Con mucho respeto y responsabilidad, llego a la Dirección Editorial, con el desafío de hacer realidad las buenas prácticas y satisfacer las exigencias de las condiciones actuales del periodismo. Agradezco mucho la oportunidad y la confianza que Carolina Fernández ha depositado en mí, estoy seguro de que junto a todas las personas que integran El Popular, alcanzaremos la principal meta: Recuperar la confianza y cercanía de la ciudadanía en el periodismo. Porque el periodismo vive tiempos de incertidumbre; incluso hoy se habla de crisis, de la crisis del periodismo. Son tiempos en donde las y los periodistas no tienen la confianza de la gente. Creen tenerla, incluso se autocomplacen pensando que aún son importantes. Se sientan a hablar entre ellos, toman café, se elogian, comparten sus columnas, se leen mutuamente, forman parte de mesas de análisis donde se escuchan, se miran, se disfrutan. La relevancia endogámica. ¿Le preocupamos a la gente?Recuerdo entonces la reciente agresión a un colega camarógrafo de SICOM Noticias, Oswaldo Aguilar. Mientras un señor orangután le agrede porque se siente expuesto, un ciudadano se le acerca, lo invita a alejarse:
Le aparta. No hay ánimo de defenderle, ni tampoco de reconocer o valorar su actividad. ¿Cuántas personas han salido a la calle a marchar por alguna de las 5 muertes de periodistas en México en lo que va de 2025?Para sumar a la crisis, se ha vuelto común que periodistas agredan a otros periodistas, que callen ante esas agresiones, que bajen la cabeza frente a actos violentos hacia sus colegas o incluso que violenten a mujeres periodistas. Se trata de un gremio inconexo, poco solidario, que solo se escuda en la libertad de prensa cuando le resulta conveniente, cuando es agredido por poderes de los que no espera prebendas. No es un gremio; es un grupo de interés empresarial. Sin confianza no hay empatía.La llegada de la Inteligencia Artificial al periodismo ha generado tanto entusiasmo como preocupación. Si bien agiliza procesos y permite automatizar tareas, también está profundizando la precarización del oficio. Muchas redacciones optan por reemplazar procesos periodísticos que involucran a personas con herramientas de IA, priorizando la rentabilidad sobre la calidad informativa. Esto afecta no solo al trabajo, sino también a la relación con las audiencias. Cuando los contenidos se producen sin contexto ni empatía, se debilita el vínculo entre medios y ciudadanía. La desinformación crece y la confianza en el periodismo sigue erosionándose, agravando una crisis ya existente. La deshumanización de los medios podría volvernos prescindibles. Si se pierde la voz crítica y cercana del periodista, los medios dejaremos de tener sentido para la sociedad. La IA debe usarse de forma ética, como herramienta complementaria, no como sustituto del juicio y compromiso humano que exige el periodismo. Sin embargo, mi gran referente, Martín Caparrós, descarta que el periodismo esté en crisis. Nos recuerda que
Con el periodismo se dejó de ayudar a la gente, de educar a la gente, de servir a la gente. Solo se le usó, se le convirtió en follower, en click, en indicador. Algo que se mide y que se muestra en gráficos, que se presume y que incluso no pocas veces se maquilla, se simula, para convertirse en legitimador de convenios, en argumento de negociaciones. La gente, para la clase política, es “El Pueblo”, y para el llamado Cuarto Poder es “La audiencia”. Unos dicen que “escuchan al pueblo”, los otros que “hay que escuchar a las audiencias”. Lugares comunes repetidos infinitamente, esa demagogia como uno de tantos puntos del encuentro prensa-poder. La aspiración de llenar plazas, la aspiración de ser viral. Por ello, vamos a reivindicar el concepto El Popular y fortalecer nuestra misión de hacer un periodismo con causa. Haremos un periodismo que vuelva a mirar a las personas, que recupere su compromiso con las causas ciudadanas, con los problemas cotidianos y las historias que de verdad impactan en la vida de la gente. Nos alejaremos de esa lógica agotada que solo busca la reacción del poder y el titular estridente, para centrarnos en informar con profundidad, contexto y sentido social. Porque el periodismo no es espectáculo ni propaganda: es servicio público. Cubriremos a las y los políticos con una mirada crítica y ciudadana, evaluando sus acciones no por el impacto mediático que buscan, sino por los beneficios reales que aportan a la sociedad. Nuestro enfoque estará en el interés público, no en el lucimiento personal ni en la narrativa del poder. En lugar de perseguir declaraciones vacías o polémicas artificiales, apostaremos por cubrir lo que suele quedar fuera del foco: lo que pasa en las calles, en los barrios, en las comunidades que pocas veces tienen foco. Queremos reconstruir el vínculo con nuestras audiencias desde la empatía, la utilidad y la confianza. Nuestro compromiso será contar lo que importa, no lo que más clics genera. El periodista y profesor español, José Alberto García Avilés, señaló recientemente que:
Y estoy acá para compartir mi amor por el periodismo y por la vida. Y para retribuir la confianza de Carolina y el trabajo de todo el equipo de El Popular. Sigamos.
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