Lunes 15 de Diciembre de 2025 |
La Cuarta Transformación —con el apoyo del sector empresarial dominante del país— anda muy contenta publicitando en prensa que el gobierno de la República ha logrado aumentar el salario mínimo de los trabajadores formales para 2026 y que logró la reducción a 40 horas laborales a la semana, de aquí al 2030. Tenemos, presumen ellos, un gobierno que vela por los intereses del pueblo mexicano trabajador. Los publicistas del empresariado siguen la misma línea de difusión. Como ya estaba anunciado, el 3 de diciembre pasado, el secretario del Trabajo y Previsión Social (STPS), Marath Baruch Bolaños López, anunció la propuesta para reducir la jornada laboral de 48 a 40 horas; ese mismo día, el Ejecutivo Federal envió la iniciativa al Senado de la República. Según explicaron, el objetivo de la reforma es reducir el tiempo de trabajo de forma gradual (dos horas menos cada año) para que en el 2030 se establezca una jornada de 40 horas por semana. Ese mismo día, la Comisión Nacional de Salarios Mínimos (Conasami) anunció el aumento de un 13% del salario mínimo para todo el país y del 5% para la zona de la frontera norte. El nuevo monto diario será de 315 pesos (9,582 pesos mensuales), y de 440 pesos diarios en la zona fronteriza (13,409 pesos mensuales). El incremento entra en vigor a partir del 1° de enero de 2026.
Se trata, pues, de la “generosidad” de la 4T con los obreros, para que —como decía el derechista Felipe Calderón— puedan “vivir mejor”. Son las acciones de un gobierno de izquierda en teoría “preocupado” por el bienestar de los trabajadores de México, que es un país golpeado por la pobreza brutal, la desigualdad económica, las jornadas excesivas de trabajo (no de 48 horas, sino de 60 horas en promedio para los hombres y 72 horas para las mujeres, según la OCDE) y los salarios miserables que no alcanzan para cubrir las necesidades básicas. Sumado a todo eso, la precaria situación de la educación mexicana, el inservible sistema de salud —con su megafarmacia inoperante y hospitales obsoletos— y una violencia e inseguridad generalizadas que no permiten vivir con tranquilidad. En ese país, la generosa 4T y los bondadosos empresarios les darán más dinero a los trabajadores formales y les reducirán las horas de trabajo. Hay que darles las gracias a tan buenos corazones. ¡Porras y aplausos! El 05 de diciembre, una columna de Rogelio Gómez Hermosillo en El Universal, titulada “Fin a los salarios de pobreza”, afirmaba: “El aumento al salario mínimo general (SMG) es histórico, pues por primera vez en 40 años supera el umbral de pobreza”. El columnista presume que el SMG alcanza para cubrir dos canastas básicas y concluye con aire triunfal: “Por lo pronto, en 2026 se acabaron los salarios de pobreza”. ¡La 4T y los empresarios acordaron eliminar la pobreza en la que viven 100 millones de mexicanos! Si los salarios mejoraran tanto, como presumen, ¿se reducirían a cero los apoyos del bienestar? Si con el nuevo salario se pueden comprar 2.5 canastas básicas por familia, las tarjetas del bienestar ya no serían necesarias. Pero un país que necesita entregar tarjetas con dinero es un país donde el salario es miserable. Esos apoyos funcionan como limosnas y como mecanismo político: tarjeta con dinero — voto — tarjeta con dinero. Así de sencillo y perverso. Se trata de acuerdos entre empresarios, gobierno y sindicatos charros, que no benefician realmente al pueblo trabajador. No son conquistas logradas mediante lucha de clase, sino dádivas que fomentan la conformidad y que incluso se aplauden como grandes logros. En México la pobreza suma más de 100 millones de personas, de acuerdo con Julio Boltvinik. Mientras los hogares más ricos perciben 78,698 pesos mensuales, los más pobres reciben 5,598 pesos, según datos del Inegi citados por El Economista. El 10% más rico concentra 59% del ingreso, mientras el 50% con menos ingresos recibe sólo 8%.
Las jornadas laborales tampoco son de 48 horas: México tiene las jornadas más largas del mundo, con 52 horas semanales en promedio, de acuerdo con la OIT, como señaló Saúl Alonso Escobar Toledo, economista de la UNAM. A los trabajadores mexicanos los explotan. De todo el tiempo que trabajan, sólo se les paga el equivalente a 11 minutos. El resto del valor producido se queda en manos del patrón. Bajo este sistema de explotación capitalista, los mexicanos no saldrán de la pobreza, pues el salario mínimo sólo garantiza sobrevivir para volver a trabajar. Para combatir en serio la pobreza, urge que el pueblo pobre se organice con un proyecto serio que impulse cambios radicales en el sistema de producción. Esa organización —que sabe qué hacer y cómo hacerlo— es el Movimiento Antorchista Nacional. |