Seguimos viendo cómo la justicia en México es rápida para castigar a los pobres y lenta (o nula) cuando se trata de poderosos
¡Ay, vecinas y vecinos!
¡Pero qué sorpresa!
Otro juicio pospuesto. Otro caso donde la justicia parece más bien un juego de estrategia en el que gana quien logra aplazar más la partida. Porque, claro, cuando eres Javier López Zavala y estás acusado de ser el autor intelectual del feminicidio de Cecilia Monzón, la mejor jugada es evitar el juicio el mayor tiempo posible. Y, para eso, nada mejor que el viejo truco del “cambio de abogado”.
La “vieja confiable”.
Más información: Aplazan un mes más audiencia por feminicidio de Monzón: Sicario cambió de abogado Resulta que Silvestre, uno de los imputados, decidió cambiar de defensa, y su nuevo abogado necesita 60 días para “conocer la carpeta de investigación”.
¿60 días? ¿De verdad? ¿No es un poco exagerado cuando estamos hablando de un caso que lleva casi tres años en proceso? Pero no, la justicia en México tiene toda la paciencia del mundo con los acusados, especialmente si tienen influencias. Mientras tanto, las víctimas y sus familias deben aguantar la impunidad como si fuera parte del trámite. Helena Monzón, hermana de Cecilia, lo tiene claro: esto es una táctica dilatoria, una jugada sucia para hacer que pase el tiempo y que la medida cautelar de prisión preventiva de Zavala y compañía se vaya desgastando. Es decir, la defensa del presunto feminicida no está interesada en demostrar su inocencia, sino en alargar el proceso hasta que la justicia se canse. Aquí las víctimas secundarias, que son la familia de Cecilia y su hijo, siguen esperando justicia, mientras el sistema les responde con puertas cerradas y excusas legales. Las colectivas feministas, como siempre, son quienes han mantenido vivo el caso en la opinión pública, porque de lo contrario, Zavala podría estar disfrutando su libertad en cualquier momento. Mientras tanto, seguimos viendo cómo la justicia en México es rápida para castigar a los pobres y lenta (o nula) cuando se trata de poderosos. Así que la nueva fecha de audiencia es el 4 de abril. Claro, si antes no se les ocurre otro truco para posponerlo. Tal vez esta vez alguien se enferme, o se les pierdan los papeles, o quién sabe qué otra artimaña sacarán de la manga. Pero lo que está claro es que la justicia, cuando se trata de feminicidios, parece ser solo una palabra bonita en los discursos oficiales. Mientras tanto, el asesinato de Cecilia sigue impune. Y su familia, como tantas otras, sigue peleando contra un sistema que parece estar diseñado para proteger a los culpables.
¡Vergüenza! * Vecinas, vecinos, nos leemos mañana.
Acuérdense que el que se enoja pierde.
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