Aunque haya incidentes, boletas de sobra y votantes sin credencial, al final lo importante es que todos sigamos creyendo en la fiesta de la democracia
¡Vecinas, vecinos!
Miren ustedes que si algo nos han enseñado las elecciones extraordinarias en Puebla es que la política nunca deja de sorprendernos. Y es que como si de una telenovela se tratara, los giros inesperados, las traiciones de último minuto y los protagonistas reciclados nos tienen al filo del asiento.
¡Y esta vez no fue la excepción!
Resulta que Morena y sus aliados salieron bien librados en tres de los cuatro municipios en disputa, mientras que el PAN logró mantener el control de Venustiano Carranza. ¿La gran sorpresa?
Chignahuapan, donde el candidato de Morena, Juan Rivera Trejo, terminó ganando luego de que el aspirante del PRI, Mario Olvera, decidiera sumarse a su causa a última hora. En el mundo de la política, nunca se sabe quién será tu mejor amigo... o tu peor enemigo. Pero hablemos de los verdaderos protagonistas: las y los votantes. En Chignahuapan, por ejemplo, parecía que había boletas de sobra, porque según la ciudadanía, había más papeletas que votantes en la lista nominal. Un detallito sin importancia, claro. Pero no pasa nada, todo en "completa calma", según el Instituto Nacional Electoral (INE) y según el Instituto Estatal Electoral (IEE). No olvidemos que en la misma demarcación hubo una que otra escenita de acción, como la irrupción en un domicilio con presunto material electoral y un petardazo para animar la jornada.
Todo muy cívico y festivo.
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En Xiutetelco y Ayotoxco de Guerrero la cosa estuvo más tranquila. Baltazar Narciso logró su reelección en Xiutetelco con el cobijo de Morena y el Partido del Trabajo (PT), demostrando que nunca es tarde para repetir en el cargo. Y en Ayotoxco, el PT y el Verde Ecologista se repartieron la victoria con Javier Becerril Galicia, aunque Morena también quiere su tajada. Como buenos aliados, pero no tanto.
Eso sí, hay que darle crédito a los que insisten en que todo fue un proceso impecable.
El gobierno del estado, con la tranquilidad de quien pasa la responsabilidad a otros, le endilgó al INE la organización del proceso en Chignahuapan y luego miró para otro lado cuando las cosas se pusieron tensas.
Al final, la democracia demostró que sigue funcionando como un reloj... un reloj que a veces se atrasa; otras, se adelanta y en ocasiones explota.
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Mientras los resultados finales se confirman, podemos celebrar otra jornada electoral "en calma". Porque, aunque haya incidentes, boletas de sobra y votantes sin credencial, al final lo importante es que todos sigamos creyendo en la fiesta de la democracia.
¡Hasta las próximas elecciones!
Seguro que no tardan en darnos otro episodio de este culebrón político. * Vecinas, vecinos, nos leemos mañana.
Acuérdense que el que se enoja pierde.
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