En un tono que combina indignación profesional con el drama de reality médico, Mr. Doctor prometió que va a sacar al rumano de Puebla
¡Vecinas, vecinos!
¡Sana, sana, colita rumana!
Así es, como lo leen.
Y es que en Puebla ya no tenemos que ir al IMSS, al ISSSTE o a la farmacia de la esquina con consultorio gratis. No, señor.
Ahora los verdaderos tratamientos están, aunque ahora en pausa, en el Paseo Bravo, donde un personaje con nombre de villano de telenovela europea, Mircea Gabriel, impone las manos y ¡pum!: ¡Se va el dolor!
Que si el lumbago, que si el estrés, que si la ciática o el mal de amores, el “Quitadolores rumano” tiene la cura.
Pero como los superhéroes siempre tienen un archienemigo, apareció Mr. Doctor, médico internista, youtuber de bata blanca y enemigo número uno de los charlatanes. Ya lo hizo con Marilyn Cote, la psiquiatra de utilería que recetaba diagnósticos con copia oculta al universo paralelo, y ahora va contra Mircea, el gurú balcánico de la salud mística.
En un tono que combina indignación profesional con el drama de reality médico, Mr. Doctor prometió que va a sacar al rumano de Puebla. Casi lo dijo con la misma seriedad con la que se despide alguien del Grey's Anatomy, pero con más coraje y menos música triste de fondo. Y es que, según él, el Paseo Bravo se ha convertido en una especie de consultorio a cielo abierto, sin bata, sin cédula, pero con muchas ganas de “canalizar energía”.
Que no se diga que Puebla no innova: ¡terapia energética de exportación rumana en pleno centro histórico!
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Eso sí, recordemos que algunos funcionarios de Puebla, muy en modo “pues por qué no”, hasta sugirieron darle chance al curandero para seguir con sus sesiones de imposición de manos, como si fuera maestro Pokémon.
Mr. Doctor, por su parte, puso el grito en el quirófano: “¡Esto es un peligro para la salud pública!” —y uno no sabe si preocuparse más por los 150 poblanos diarios que van a que les “curen el chakra”, o por las autoridades que creen que eso se resuelve dándole espacio institucional al gurú de las contracturas. Y sí, probablemente Mircea Gabriel no tiene cédula, pero tiene algo aún más poderoso: seguidores fieles, pacientes agradecidos y un don para no pagar renta por consultorio.
¿Será fraude? ¿Será fe? ¿Será que ya hasta Televisa le está armando una bioserie?
Mientras tanto, Mr. Doctor ha prometido ir hasta las últimas consecuencias. Ya vimos cómo terminó Marilyn, así que el curandero rumano debería ir poniendo en orden sus energías, no sea que le llegue la justicia con bata blanca y canal de YouTube. Porque en Puebla, al parecer, ya no se pelea la izquierda contra la derecha, sino la medicina contra el misticismo rumano. Y como siempre, las y los vecinos observan… desde la fila del Paseo Bravo. * Vecinas, vecinos, nos leemos mañana
Acuérdense que el que se enoja pierde.
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