Si uno solo está vendiendo jitomate, no debería tenerle miedo a una cámara. A menos, claro, que el jitomate no sea lo único que se esté vendiendo
¡Vecinas, vecinos!
¡Ah!, la Central de Abasto de Puebla, ese santuario del jitomate maduro y la papa a granel, se ha convertido en el nuevo campo de batalla por la libertad… ¿de evadir las cámaras?
Miren ustedes…
Resulta que el presidente municipal, don Pepe Chedraui, llegó con una propuesta muy seria y muy moderna: Construir una barda perimetral equipada con cámaras, lectores de placas y, quién sabe, tal vez hasta reconocimiento facial para detectar quién se roba los chiles secos. ¡Pero oh sorpresa!
Los mismos comerciantes que pedían la barda ahora ya no la quieren… porque, ¡agárrense!, trae cámaras incluidas.
Así como lo oye usted: cámaras. De esas que graban, vigilan, y muy probablemente detectan movidas raras. O sea, todo lo que uno espera que no haya en una central de abasto donde uno va a comprar jitomate… y a veces a mover otras mercancías menos comestibles.
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Pepe, visiblemente confundido —y con toda razón—, respondió: “Si no va con cámaras, no va”. Lo dijo con esa autoridad que uno solo obtiene después de gastar 10 millones de pesos en un proyecto que nadie pidió con micrófonos, pero que todos querían con aplausos.
Y sí, hay sospecha en el aire. Porque cuando alguien se opone a que le pongan cámaras en la puerta de su changarro, uno no puede evitar preguntarse si es por amor a la privacidad o por miedo a que alguien vea lo que realmente se mueve por ahí.
Y no hablamos solo de zanahorias, ¿eh?
Según el alcalde, todo es por seguridad. Quiere saber qué coches entran, qué coches salen, y si alguno de ellos tiene antecedentes penales o simplemente placas del Estado de México. Pero los líderes del Consejo de la Central dicen que no, que eso invade su intimidad comercial.
Y uno se pregunta: ¿qué tipo de negocio necesita tanta intimidad? ¿Una frutería… o una franquicia de “importaciones discretas”?
Por si fuera poco, en plena conferencia de prensa, los comerciantes dijeron que no hay ductos de Pemex donde les clausuraron bodegas. Qué conveniente, ¿no?
Los ductos se desaparecieron mágicamente, así como las ganas de ser videograbados. En pocas o medianas palabras, vecinas y vecinos:
Y miren ustedes, no es por malpensar, pero si uno solo está vendiendo jitomate, no debería tenerle miedo a una cámara. A menos, claro, que el jitomate no sea lo único que se esté vendiendo. O a ustedes, ¿qué les parece? * Vecinas, vecinos, nos leemos mañana.
Acuérdense que el que se enoja pierde.
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