Marguerite Yourcenar, escritora itinerante en eterno desplazamiento

** Hace 24 años murió una de las más grandes intelectuales del siglo XX, cuya vida y obra se inscriben bajo el signo de continua partencia  Redacción  Sólo el tiempo y los lugares ausentes son los de Marguerite Yourcenar misma: están ausentes ella, su medio, su condición, su país, su tiempo. Esta incomparable mujer, una de las más grandes intelectuales del siglo XX, marcó un hito en la historia de la literatura. Fue la primera mujer en ser elegida miembro de la Academia Francesa, además de ganadora de innumerables premios literarios, entre ellos el Premio Fémina. Vida Desde su creación por el cardenal Richelieu en 1634, por primera vez en la historia de la Academia Francesa de Letras una mujer es admitida como miembro en 1980, destruyendo así el mito de la escritura singularizada por el género; Yourcenar se especializó en cultura clásica. Nacida en Bruselas en 1903, de padre francés y de madre belga -quien días después del alumbramiento fallece como consecuencia de una fiebre puerperal-, Marguerite Antoinette Jeanne Marie Ghislaine de Crayencour abandona su linaje aristocrático para convertirse en Marguerite Yourcenar, seudónimo anagramático que sería su nombre oficial a partir de 1947. Tuvo tres nacionalidades (belga, francesa y estadounidense) y fue elegida, además de la Academia Francesa, por la Academia Real Belga de Lengua y Literatura Francesas y por la Academia Americana de Artes y Letras. Las primeras publicaciones de Marguerite Yourcenar datan de 1921, aunque la familiaridad de los lectores hacia sus libros ha avanzado a un ritmo más lento que el de su celebridad. La vida y la obra de Yourcenar se inscriben bajo el signo del desplazamiento incesante. A partir de 1950, fija su residencia en la isla de los Montes Desiertos (Maine, Estados Unidos), alternando su exilio voluntario con viajes alrededor del mundo. Cuando estalla la primera guerra mundial, la joven Marguerite, acompañada por su padre, Michel de Crayencour, -pues ella nunca asistió a la escuela, Michel fue su preceptor y guía en los estudios- emigra a Inglaterra, donde se inicia a la edad de once años en el estudio de las lenguas inglesa, latina y griega, y comienza a leer por sus propios medios a los poetas italianos en su lengua original. En 1922 se encuentra en Italia en el momento del advenimiento de Mussolini y del fascismo, situación que denunciará -primera vez que un escritor europeo lo hace- en su libro El denario del sueño. Por esta época realiza numerosos viajes a Suiza, Yugoslavia, Grecia, Turquía y a los Estados Unidos. Hacia el final de su vida visita Dinamarca, Argelia, Marruecos, Egipto, Japón, Tailandia, India y Kenia. Eclecticismo cultural Parecería paradójico que una escritora francesa confinada en una isla americana, y en medio de un siglo cada vez más alejado del legado de la Antigüedad, haya instaurado una hermenéutica del presente basada en las grandes líneas del pasado. Del ensayo a la novela, del teatro a la poesía o a las memorias familiares, el pensamiento de Marguerite Yourcenar acude incesantemente, ya sea en el campo de la historia y de la política, de la filosofía o de la literatura, o aun en el del amor o de la muerte, a esa inmensa reserva cultural que para ella representa la Grecia clásica, que después se verá nutrida por la cosmovisión oriental, logrando así un eclecticismo de sabidurías en sus obras. Estilo Su gran aporte desde el punto de vista estilístico es evidente en obras como El tiro de Gracia, por ejemplo, narrada en primera persona, en este caso por su protagonista. Esta técnica narrativa, por la que siente especial aprecio, elimina el punto de vista del autor y por lo tanto su discurso se hace más objetivo, más universal. Dicha técnica narrativa, sin embargo, ya había sido abordada por André Gide, con quien mantuvo gran amistad; la diferencia radica en la maestría que imprime Yourcenar. En su narración se observa, a la vez, la crueldad que todo ser humano lleva en lo más profundo de su ser y la búsqueda del absoluto. Las obras: Los lugares donde transcurren sus obras se sitúan bajo el signo de la universalidad espacial: El denario del sueño se desarrolla en Italia; El tiro de gracia, en los países bálticos; los Cuentos orientales se localizan en la antigua China, Japón, los Balcanes, en la Grecia contemporánea. Europa, África septentrional y el Medio Oriente son los escenarios, en el siglo II, de Memorias de Adriano; Opus nigrum se desarrolla en Flandes, Italia y Alemania durante el Renacimiento. Un hombre oscuro transcurre en la isla de los Montes Desiertos y en los Países Bajos, en el temprano siglo XVII.
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