La quema del año viejo

  • En algunos municipios poblanos, uno de los rituales de recibir el año nuevo, comienza con la representación humorística de un año viejo
 Carlos ESPINOZA DESDE MÉXICO hasta Uruguay, una de las tradiciones más arraigadas entre la población para despedir el año, es la Quema del año viejo, el cual cada 31 de diciembre a las 00:00 horas es quemado paralelamente a las 12 campanadas, constituyendo una costumbre que identifica a Latinoamérica. El Año viejo es un muñeco que simboliza el año que termina y está elaborado con ropa vieja, cartón, papel y relleno de paja o aserrín. En algunas regiones, el interior incluye pólvora y artefactos pirotécnicos para dar mayor atractivo al espectáculo. Aunque es similar en diversas características, este ritual se distingue de la Quema de Judas en regiones españolas y latinoamericanas debido a su connotación positiva, que corresponde al cierre de año; mientras el otro alude al castigo de Judas, en la semana Santa. El Año viejo es elaborado en diferentes tamaños con recursos donados e inspirados en personajes públicos, ya sea políticos y artistas, los cuales al quemarse se llevarán consigo las malas vibras del año. En muchas regiones, la quema del Año viejo es acompañada de la lectura de un testamento, un discurso cómico basado en su mayoría por las anécdotas vividas por los propios vecinos. La quema del muñeco es considerado como un espectáculo sentimental e incluso catártico, por el aspecto simbólico de lo vivido, aunque la parte divertida se mantiene presente con la lectura del dichoso testamento. El origen En Latinoamérica, se le atribuye origen hispánico derivado de antiguos rituales paganos europeos, como las saturnales de los romanos o los rituales celtas y el Olentzero en el País Vasco y Navarra en España. Otras teorías señalan que el ritual tiene vínculos con la represión de los indígenas americanos a manos de los españoles, puesto que en algunas regiones los muñecos se elaboran con fisonomía europea barbados y con ojos de color. En México, el ritual se inicia dos o tres días antes del Año nuevo cuando el muñeco es puesto al frente de la casa con un recipiente para recabar limosna, que será empleada para comprar cohetes y golosinas. En Veracruz, los indígenas mixe-popolucas realizan una danza que es conocida como El Chenu, nombre dado al muñeco, los danzantes son niños y jóvenes disfrazados de diablos con ropa roja, máscaras con cuernos, cola y un tridente. En Puebla, Libres celebra la tradición desde décadas anteriores, conservando la esencia con la participación activa de la mayoría de sus habitantes. En Ecuador, la costumbre está popularizada en todo el país. La noche del 31 de diciembre, los muñecos llamados Viejos son expuestos en las puertas de las casas con los testamentos, mientras los niños se visten de viudas y piden caridad en las calles para el sepelio del viejo. En Colombia, cada familia sienta al muñeco junto a una mesa con una botella de licor en la parte exterior de la casa. A veces los barrios se organizan y forman una escena más compleja. Hay concursos de Años viejos que representan acontecimientos políticos, nacionales o internacionales, con humor, sarcasmo o cinismo. En el Norte de Chile, la tradición se conoce como Quema de Monos. También se realizan Salnatrones (popularmente llamados Salitrones) que son hogueras con grandes cantidades de salitre en riscos a orillas del mar, provocando grandes estruendos y una atmósfera especial. En Argentina, la costumbre es en la ciudad de La Plata: grandes esculturas son premiadas por una radio local en lo que se denomina Quema de muñecos El significado Los muñecos representan acontecimientos o personajes más significativos, sobre todo negativos, del año transcurrido, y su incineración a la medianoche es un ritual de purificación para alejar la mala suerte y también de transición para celebrar la llegada del nuevo año con mejores oportunidades en todos los aspectos de la vida.
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