Miguel Campos Ramos Carreritis ¿Recuerdan a la popular Mafalda, del caricaturista argentino Joaquín Salvador Lavado, “Quino”? Por supuesto que deben recordarla, ¿quién no? Pues bien, hay una tira en la cual Guille, el pequeño hermano de Mafalda, atraviesa como ráfaga de un lado a otro de la habitación mientras ella juega con sus amiguitos. Al preguntarle Mafalda por qué lo hace, repone, en su media lengua infantil: “Porque en esta vida no hay tiempo que perder”. Traigo a colación esto porque en materia de educación, especialmente superior, se está dando en nuestro país un auge por algo que podríamos denominar “carreritis”. Por supuesto, es una palabra inventada por un servidor, y por tanto arbitraria, pero la uso sólo para definir un modo de comportamiento educativo contemporáneo: el de, casi por inercia, concluir una licenciatura y seguir sin más con una maestría, y, si se puede, de una vez con un doctorado. Hay quienes de plano la emprenden de una vez con dos maestrías o dos doctorados. Claro, esto no es malo. Al contrario, qué bueno que elevemos nuestro promedio de escolaridad. Por desgracia, el problema es que muchos de los estudiantes, por no atreverme a decir la mayoría, lo hacen por hacerlo, es decir, sin reflexionarlo seriamente, y, lo peor, sin una vocación bien definida. En el mejor de los casos, porque el medio laboral está cada vez más competido, y, por lógica, tiene más oportunidad de hallar un espacio quien al presentar su currículo ostenta un mayor grado, aunque no necesariamente un mayor nivel educativo o de preparación. Como muestra, recuerdo que cierta vez di un curso de elaboración de tesis, y dos de mis alumnos eran candidatos a doctores pero ¡no sabían cómo elaborar su tesis!, es decir, que tras su licenciatura, su maestría y sus estudios del doctorado, tenían problemas para algo fundamental en materia de educación: la investigación y la redacción de su trabajo para titularse. Una consecuencia de lo anterior es que con enorme frecuencia se topa uno con maestros y doctores desempleados, ocupados en tareas ajenas a lo que estudiaron y quejándose amargamente de cuán poco les sirvió estudiar tanto. Algunas organizaciones que aglutinan instituciones de enseñanza superior suelen organizar, no sin fines comerciales, “tianguis” o “ferias” de carreras a efecto de mostrar los cientos de opciones que existen para que un “licenciado en algo” prosiga estudios de otro nivel. Algunos, quizá no sin fundamento, opinan que es una buena medida para mantener ocupados a quienes no encuentran empleo. Serio problema éste sin duda, pues lo que se busca denodadamente es mejorar la educación en México. Sin embargo, no se mejorará si no se atiende antes cada uno de los niveles previos, desde preescolar, resolviendo (perdón por insistir) el ancestral rezago de la lectura, entre otras deficiencias. De otro modo, seguiremos comportándonos como Guille, el de Mafalda. Eso sí, presumiendo nuestras maestrías o doctorados. Un buen día alguien debería certificar los estudios que muchos hacen en la otra universidad, la de la vida, que a veces son mejores. miguel@dicionesmagno.com www.edicionesmagno.com twitter: @miguelcamposram blog: www.elpanoptico.bligoo.com.mx |