Los temores del cura Hidalgo  

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batalla Los temores del cura Hidalgo  

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Su rechazo a tomar la Ciudad de México trajo como consecuencia el repliegue al norte del país, siendo una decisión que a la larga provocaría su caída  Ricardo VOLTA  A la lucha iniciada por el cura Don Miguel Hidalgo y Costilla se le unen diferentes independentistas entre los que destacó José María Morelos y Pavón, quien es el encargado de incitar la rebelión en el sur de país y por ello se le conoce como El Caudillo del Sur, figura que cobra aún más importancia en el momento que los primeros insurgentes son vencidos junto a Miguel Hidalgo en la Batalla del Puente de Calderón. Este suceso los obliga a huir al norte del país y más tarde son engañados por un espía del gobierno virreinal por lo que son capturados y fusilados. Morelos se une a la batalla Al inicio de su carrera eclesiástica, José María Morelos y Pavón había tenido al cura Hidalgo como rector en el colegio de San Nicolás, en Valladolid, hoy Morelia, Michoacán. Es por eso que al enterarse que había un levantamiento armado, llega a ofrecerse como capellán, pero el 20 de octubre de 1810, Hidalgo lo convence de reunir tropas en esl sur y así tomar el puerto de Acapulco, siendo nombrado como lugarteniente de Hidalgo. El escritor del libro Antihistoria de México, Raúl Bringas, opina de este encuentro: “Tuvieron una entrevista, y así como dos perros pitbull no tuvieron mucha química. De hecho, Hidalgo vio en Morelos a alguien que podía quitarle el liderazgo del movimiento. Por eso, quedaron de acuerdo en seguir la encomienda de Hidalgo de incitar a la rebelión en el sur, por ello se le conoce como El Cuadillo del Sur”. El escritor concede algunos méritos a éste último: “Morelos es un poco más rescatable que Hidalgo, pues en algún momento habló de independencia y cambio social, además, a medida de que fue avanzando su movimiento quedó más claro su compromiso con una independencia de la nueva España, con ciertos cambios sociales, como lo son la abolición de la esclavitud. En ese sentido, Morelos sí es mejor que Hidalgo”. La derrota de los primeros insurgentes “El máximo acercamiento de Hidalgo al centro del país, es cuando llega a la Ciudad de México, la cual decide no tomar. La historia oficial dice que no lo hizo por el miedo al derramamiento de sangre, lo que no es cierto, pues antes no había tenido la menor compasión con las mujeres y niños en Guanajuato o en Guadalajara. Lo que en realidad ocurrió fue una cuestión de estrategia militar, pues la manera en que los grandes ejércitos atrapaban a los poco profesionales era permitiéndoles entrar a una ciudad para rodearlos. Hidalgo fue lo que temió, pues ya se acercaba un gran ejército español”. “Desde que decide no tomar la Ciudad de México, los indígenas supersticiosos imaginaron que Hidalgo estaba temeroso y condenado al fracaso. Además, el hecho desandar lo andado, empezó desanimar a muchos que se fueron separando de él. Ahí es donde le dan el golpe final”. Se sabe que el primero de noviembre de 1810, el cura envió a mensajeros para negociar con el virrey Francisco Xavier Venegas, tras su negativa, Hidalgo retrocedió, acción que Ignacio Allende no apoyó en lo absoluto. A partir de ahí, vinieron una serie de derrotas, como la sucedida al enfrentar al brigadier y capitán general de San Luis Potosí, Félix María Calleja, en la Batalla de Aculco. Fue así como Hidalgo y Allende deciden separarse para continuar la lucha. El cura de Dolores, entonces marchó por Valladolid y Guadalajara, a donde llegó el 22 de noviembre. Por su parte, Allende regresó a Guanajuato fortificándose en la alhóndiga de Granaditas, donde aún tenían prisioneros a ciudadanos españoles. Cuando el insurgente supo que se acercaban el brigadier de la división de caballería Félix María Calleja y Manuel Flon, intendente de Puebla, ordena la ejecución de los reos, siendo derrotado el 26 de noviembre, por lo que decide reunirse con Hidalgo en Guadalajara, donde unieron fuerzas a los ejércitos de Ignacio Allende, Juan Aldama y Mariano Jiménez. Para el 17 de enero de 1811, Calleja ya les esperaba en el paraje conocido como Puente de Calderón, donde son derrotados los independentistas, motivo por el cual Allende incrementa su desprecio por el bribón del cura, que era como lo llamaba, al grado de contar con un plan para envenenarlo, quedando tan sólo en un acuerdo con Aldama, Abasolo y Rayón, para despojar a Hidalgo del mando militar en la Hacienda de Pabellón, y tomar así la decisión de huir hacia los Estados Unidos el 25 de febrero. “El cura ya tenía vínculos con el país del norte, pues el primer gran negocio en la historia mercantil México-Estados Unidos lo hizo Hidalgo, y fue con la plata que iba saqueado mandó a un agente a comprar armas a ese país. De hecho, ahora que hay un gran tráfico de armas entre ambos países, hay que agradecérselo al padre de la Patria”. Muerte de Hidalgo Engañados por el espía del gobierno virreinal, Ignacio Elizondo, diciéndose en lucha contra el gobierno español, aceptan su invitación para acampar en las Norias de Acatita de Baján, en la frontera de Coahuila y Texas, donde son capturados el 21 de marzo. Allende, Aldama y Jiménez son ejecutados en mayo, mientras que Abasolo al brindar información sobre la insurgencia le conmutan la condena por cadena perpetua en Cádiz, España. Así, Hidalgo es fusilado al final el 30 de julio de 1811. Mientras tanto en Puebla
  • El sacerdote poblano Antonio Joaquín Pérez Martínez ya como diputado de las Cortes de Cádiz participa en la promulgación de la Constitución Española de 1812, para después retractarse y firmar el Manifiesto de los Persas, donde se solicita la reforma de la misma carta constitutiva que había avalado anteriormente. Gracias a esta traición, es nombrado por tercera vez presidente de la asamblea.
  • Durante todo el periodo de lucha, las autoridades poblanas se preocuparon por crear medidas que aseguraran que sus habitantes se mantuvieran en un apoyo incondicional al rey, así es como se crean los Batallones Voluntarios distinguidos de Fernando VII y Patriotas del Pueblo, que mantenían los ojos puestos sobre todos los ciudadanos, vigilando todo acto de insurrección.
  • El 3 de diciembre 1811, Morelos logra la toma de Chiautla de la Sal, hoy conocido como Chiautla de Tapia, Puebla. Allí se le une José Manuel de Herrera, cura de Huamuxtitlán, Guerrero. Para que siete días después, el insurgente se termine estableciendo en Izúcar.
  • Cuando por el decreto del 4 de mayo de 1814 emitido por el rey Fernando VII se suspenden las Cortes y declara nula la Constitución Española de 1812, éste se ve obligado a regresar al virreinato de Nueva España.
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