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Astor Piazzolla, un rebelde del tango

Astor Piazzolla, un rebelde del tango
ASTOR PIAZZOLLA Astor Piazzolla, un rebelde del tango

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El compositor argentino rompió barreras con sus creaciones, las cuales estaban llenas de audacia y arrebato que cautivaron a los nuevos amantes porteños Redacción  Los puristas del tango de los años 50, los de la Guardia Vieja, en una tarde en Buenos Aires, escuchaban las interpretaciones “irrespetuosas” de un compositor, quien parecía poseído por aquella magia inexplicable del tango; no dudaron en apodarlo como “el asesino del tango” y no era para menos, un nuevo sonido estaba a punto de desplazar aquella vieja escuela para reinventar la música característica que acompañaba a una Argentina bajo la dictadura de Juan Domingo Perón. Este hombre no era otro más que Astor Piazzolla. Piazzolla no sólo se enfrentó a esta indiferencia y al rechazo de los maestros tangueros, sino a las propias casas de difusión y críticos de arte, quienes tachaban de híbrida sus canciones y “con exabruptos de armonía disonante”, sin embargo, el cautivar con su música a base de la innovación en el timbre, armonía y ritmo fue lo que le valió ser considerado como uno de los mejores compositores del siglo 20. Calle Ocho de Nueva York y Gardel La gran urbe de Nueva York fue su paisaje. Piazzolla nació el 11 de marzo de 1921 y llegó al barrio desde muy chico después de abandonar Mar del Plata, Argentina. El jazz trastocó su puerta y en la calle Ocho de la ciudad se fusionaban desde la violencia hasta los sonidos de compositores de diferentes nacionalidades. En 1934 conoció a Carlos Gardel en Manhattan. Esta amistad lo llevó a participar en el cine pero también a perder la oportunidad de presentarse en diferentes sitios de América, ante la negativa de su padre de viajar con Carlitos. Sin embargo, el destino le preparaba algo más a Piazzolla, ya que durante la gira, el avión donde viajaba Gardel se desplomó sin que ninguno de los tripulantes fuera hallado con vida. Adiós Nonino Su retorno a Argentina fue en 1934. Anibal Troilo dominaba la escena, era el mejor bandenonista de Buenos Aires. Su dinamismo lo llevó a componer la música de filmes (Bólidos de Acero, La Epopeya Argentina). Conoció a Nadia Boulanger en París (1953) quien sería una pieza clave en su obra, pues Astor refirmó que quería hacer tango, su tango. Al poco tiempo experimentó con el proyecto de fusión jazz-blues, del cual salió vencido. Sin embargo, de ese fracaso surgió su tema más famoso, Adiós Nonino (1960) el cual conservaría la sección rítmica del anterior tango Nonino, más una sentida elegía de despedida, que se convertiría en un sinónimo de Piazzolla a lo largo de los años. Al paso de las estaciones, Piazzolla logró posicionarse como uno de los mejores compositores e incluso reinventores del tango. Su legado quedó en los cientos de jóvenes que estudian sus técnicas y homenajean su rebeldía por no conformarse con los términos puristas de la música, sino que desafían los convencionalismos.