Restauran saco de lino de Francisco Villa

 Estudiantes de la escuela de conservación trabajaron por medio de la elaboración de un maniquí y mostraron una alternativa para mejorar la lectura de los orificios de bala Redacción Especialistas del INAH y de la Escuela Nacional de Conservación, Restauración y Museografía (ENCRyM) restauraron el saco de lino que el general Francisco Villa portaba el día de su muerte, la pieza presenta los orificios por arma. Las restauradoras elaboraron un maniquí para facilitar las labores de costura y una mejor lectura de la serie de balazos que dan valor histórico al objeto, el cual fue donado por su segunda esposa, Austreberta Rentería, a mediados de los años 60 del siglo 20 y fue resguardado por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH). Proveniente de la colección del Museo Nacional de Historia, Castillo de Chapultepec, la prenda llegó a la escuela de conservación en julio de 2015 para ser atendida por un grupo de estudiantes de tercer semestre de licenciatura del Seminario Taller de Conservación y Restauración de Materiales Textiles, quienes han trabajado con obras históricas que presentan marcas de sangre. Estado de la pieza El asesinato del general Francisco Villa, ocurrido el 20 de julio de 1923 en la ciudad de Parral, Chihuahua, ha quedado como evidencia histórica en esta prenda que tiene 11 orificios y no expone a simple vista las huellas de sangre que provocaron las heridas. El saco estaba hecho a la medida, con el estilo propio de su dueño y de lino color marfil, tejido ligero con el que se confeccionaban algunas vestimentas para climas cálidos como el de Chihuahua. Para indagar las causas de este hecho y determinar los procesos metodológicos que debían seguirse en la preservación de este bien cultural, las especialistas en formación Mónica Pinillos, Cecilia Colín y Andrea Ortiz, dirigidas por la restauradora Lorena Román, realizaron un estudio del contexto histórico. Román indicó que “hay cierto tipo de piezas que no se lavan, no se planchan o no se cosen, porque algunas obras no se pueden tocar debido a que son fuente primaria de un acontecimiento histórico, como es el caso del saco del general Villa”. Proceso Las estudiantes identificaron la materia prima y la técnica de factura. Con la elaboración de un patronaje, emprendieron la confección de la prenda y detectaron el grado de deterioro que habría de atenderse. Este proceso concluyó con el dictamen de conservación, pues el material de composición se encontró estable, pero fue necesario coser el extremo de la manga izquierda, cortada para extraer la prenda del cuerpo en el lecho de muerte, con el propósito de detener la pérdida de hilos. Para evitar el exceso de manipulación que afectara al textil, se propuso diseñar un maniquí exclusivo que permitiera las labores de costura y apoyara a una mejor lectura de la serie de balazos que dan valor histórico al objeto y comprender la constitución física del personaje. El maniquí fue construido sobre un modelo de menores dimensiones al que se le aplicaron capas de espuma de polietileno (ethafoam), moldeado por las estudiantes como si se tratara de una escultura. De este modo, el saco quedó fijado de manera exacta al maniquí; el montaje puede servir para la exhibición y para su resguardo, sugirieron las estudiantes. Hipótesis históricas La investigación condujo a las estudiantes a plantear dos hipótesis. En primer lugar, la falta de huellas de sangre hace suponer que Austreberta Rentería, a quien se le entregó la prenda después del evento, pudo haberla lavado. Hasta el momento, las pruebas de laboratorio han sido insuficientes para detectar este componente; no obstante, las arrugas más significativas se removieron sin aplicar calor directo que pudiera despolimerizar las proteínas que contiene la sangre, con el fin de someterla en el futuro a otro tipo de análisis. La segunda hipótesis es relativa al proyectil que hirió el corazón de Villa. El hecho de que su rastro no se encontró hace suponer que el general llevaba abierto el saco en el momento del atentado. Este aspecto permitió determinar que se trata de un saco y no de una camisa, como se pensaba.
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