14 Agosto 2016

Con un aroma desprendido de emoción y tierra mojada, un monstruo de metal le dio la bienvenida a un público ansioso de grandes estrellas, divos de multitudes y emblemas del pueblo, Juan Gabriel, investido de blanco y con cielo gris, el elegido y su legado el detonante de un recinto que soñaba con ver a su ídolo de vuelta en su tierra.

Como todo coloso recién nacido, el recinto sufrió los embates de un clima irrespetuoso que iba y venía como la gente a su alrededor, una multitud temerosa de los grandes reflectores. La desorganización reinó sobre la expectativa y las clases sociales sobre la emoción.

En punto de las 21:34, las luces de la Acrópolis, dieron el banderazo de salida hacia una carrera contra la nostalgia y el amor por el cantante; el comienzo de tan ansiada presentación iluminó la Acrópolis de la forma más patriótica, un himno a México y un guiño de la inolvidable velada repleta de bailarines, colores, luces y mariachis.

La Acrópolis nació un 12 de agosto del 2016 con las pisadas del Divo de Juárez y un grito unísono cimbró el nuevo lugar que se volcó sobre el ídolo del pueblo.

Con canciones como Porque te burlas de mí y Perdona si te hago llorar, Juan Gabriel encendió las pasiones más profundas guardadas en los poblanos, arrancó los aplausos de quienes se mostraban escépticos de ver al interprete y recibió los besos negados de amores muertos. Las trompetas, guitarras y voces respaldaron al cantante mexicano que con cada paso sobre el escenario encendía las almas de miles de personas.

Nadie es indispensable y Para que, le dieron a El divo el entusiasmo para demostrar que para fiestas, no se guarda nada; de norteño a las melodías más románticas cautivo todos los oídos presentes.

Como un depredador y viejo lobo de mar, Juanga rodeó a su público y lo tuvo en sus manos todo el tiempo; su lastimada voz, los coros; sus pasos, los gritos y sus movimientos las risas y suspiros. Ni siquiera un error de audio, que dejo a la Acrópolis sin una señal de vida, le impidó al artista parar un momento.

El título de su nueva serie televisiva, Hasta que te conocí, hizo presencia a las 23:09 horas para suavizar la acelerada noche que volvería a aparecer con la participación del dúo Jerok y darle una bocanada de ritmos.

La velada se rindió a Juanga con temas como La Frontera y No tengo dinero, para darle paso a un tributo al actor y cantante Tin Tan.

Le coqueteaba al público como le quería, se le insinuaba como le temía y le hace sonreír con una actitud simpática y feroz. Hasta la tecnología participó en el mítico concierto con la colaboración del grupo Zona Prieta que le dio un respiro a la cansada voz de Juan Gabriel.

La noche se acababa y con ello la multitud se crecía y dejaba sin respiro al ídolo del pueblo, que complació a sus "amores" con temas como el comentado tema Saludo al sol, Querida y el regreso del tradicional mariachi a darle pudor al escenario. 

Las voces se cansaban; pero las ganas se aferraban a cada persona presente en la Acrópolis a seguir cantando y vitoreando a su ídolo musical. El noa noa, cerró con broche de oro una velada de un poco más de tres horas, que concedió al cantante mexicano el título y posición que se ha ganado durante años, el ídolo de millones.