Bertha, una Master Chef enamorada de la cocina mexicana

La originaria de Zacatlán llevó las tradiciones culinarias de su familia y de Puebla a la vista y gusto de todos los mexicanos

Con la cocina poblana en su sangre, Bertha Garrido López es una romántica de la gastronomía mexicana que hace rememorar a la mejor las tradiciones más arraigadas del sabor nacional.

Originaria de la comunidad de Tinixtioca que pertenece a Tlalixtlipa, ubicada a 40 minutos de Zacatlán de las Manzanas, Puebla, Bertha salió de su casa con la intención de demostrar a todo México la sazón poblana, además de hacer gala del talento y pasión que la hizo ganar la edición 2016 del reality Master Chef México.

"Mi experiencia en Master Chef desde el principio fue llena de sorpresas positivas, ha sido un aprendizaje personal y gastronómico. Agradezco a Dios y a la producción porque me dieron la oportunidad de convivir con ellos, fue un gusto vivir esto y de las mejores experiencias que he tenido", mencionó en entrevista con El Popular, diario imparcial de Puebla.

Desde pequeña aprendió el arte de la comida casera en su natal Tlalixtlipa, lugar donde se cultivan quelites, maíz, hongos y huazontles, aquello que produce la tierra y productos con los cuales la gente cocina. Gracias a las enseñanzas de su mamá, Bertha valoró los alimentos originales y les supo sacar partido gracias a su ejemplo. Vivió hasta los doce años en este lugar donde estudió la primaria; después, llegó a la ciudad de Puebla para estudiar la secundaria y el bachillerato, trabajó en la capital y experimentó nuevos sabores.

"Soy una comelona, me gustan mucho los moles, las salsas, el pipián, los chiles rellenos y puedo desayunar, comer y cenar chiles en nogada", señaló.

El concurso de su vida

Su interés por participar en el casting para entrar al famoso concurso de Master Chef, nació gracias a una amiga quien la impulsó y apoyó con información para probar suerte. Alrededor de las 17 horas, Bertha llegó con su platillo: un chile poblano relleno de tamal de elote con epazote gratinado con queso, sobre un espejo de salsa verde, con el que salió seleccionada.

Tras meses de arduo trabajo y sacrificio, la ganadora señaló que el mole poblano fue un platillo que le gustó mucho preparar, sintió la responsabilidad de poner en alto el nombre de Puebla; pensó en su mamá y en sus paisanos mientras lo preparaba.

"Recuerdo que me hizo llorar el calamar, fue difícil por el tiempo porque no conocía la cocción y me angustió mucho hacerlo; fue un caos cuando fui capitana y tuve una crítica fuerte. Otro momento que me dio mucha pena, fue cuando el juez Benito me cachó destrozando el rack de cordero, me agarró con las manos en el cordero (risas) Pero todo esto fue parte de la formación", señaló.

La receta perfecta

"Mi vida ha dado un giro muy fuerte para bien, me siento fortalecida, más segura porque me demostré y a mucha gente que me veía estancada, que se pueden hacer las cosas cuando quieres con lo que sabes y cuando lo haces con cariño. Ahora la gente me reconoce y me dicen que soy su motivación, eso me ayuda a seguir adelante, por otro lado, sigo siendo la misma, tengo la misma esencia y no quiero ser diferente", señaló.

A poco de finalizar 2016, Bertha vivió una fiesta homenaje en Zacatlán para reconocer su esfuerzo; en medio de admiradores y amigos, la poblana fue recibida con los brazos abiertos por la gran cantidad de asistentes.

"Me dicen que mis manos son mágicas y quieren besarlas, eso no lo merezco y aunque sé que lo hacen con cariño, creo que sólo a la virgen se le debe besar así. Es lindo que niños, adolescentes y adultos se desbordan por abrazarme, es emocionante que me digan que veían el concurso en familia, la unión es muy importante; ahora que con la tecnología, la gente se olvida de la convivencia. Esto ha sido muy bonito y me pasaría todo el día contando las muestras de cariño", platicó.

Dijo que su mundo antes de entrar al concurso era de familia y disfrutaba con más detalle su entorno, ahora por ser una figura pública, se ha vuelto un tanto difícil, aunque aseguró que seguirá haciendo su vida normal.

"Tengo que aterrizar todo, si Dios lo permite pondré un negocio de comida para que la gente venga a probar la sazón. Les aconsejo a aquellas personas que no han cumplido sueños que sigan adelante porque sí pueden, hay que controlar el miedo porque todos lo tenemos, pero creyendo en uno mismo y proponiéndose seguir, las metas se cumplen. No imiten a nadie, disfrutemos nuestra esencia, hay que preocuparnos por hoy porque todos tenemos una misión esta vida", comentó.

Bertha bien podría ser la nueva Tita de esta época, aquel personaje extraído de la novela de la escritora Laura Esquivel, Como agua para chocolate, una joven humilde apasionada de la gastronomía y heredera de los sabores más únicos de la cocina mexicana, un reto grande pero que se propone a igualar.

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