“El diablo entre las piernas”, una cinta diferencia en la carrera de Ripstein

Antonio Chavarrías es el productor de esta cinta que compite en la Sección Oficial del 23 Festival de cine en español de Málaga.

Antonio Chavarrías, productor de la última creación del veterano cineasta Arturo Ripstein, El diablo entre las piernas, asegura en una entrevista que es una película “especial” en su carrera y que, “cuando se mire su filmografía en conjunto, se verá como una película diferenciada”.

Explica que su mujer Paz Alicia Garcíadiego, que es normalmente la que escribe los guiones de sus cintas y “con la que siempre ‘negocia’ los textos”, escribió este “por su cuenta y pensando que no se rodaría, por lo que la escribió con mucha libertad”, pero llegó él −se ríe− y se convirtió en “el problema” porque “habiendo productor, había que rodar".

La cinta compite en la Sección Oficial del 23 Festival de cine en español de Málaga y presenta en la ciudad del cine al exquisito director mexicano, que este martes recibe el Premio Retrospectiva por toda una vida dedicada al cine, “habla de las relaciones cuando llegan al ocaso, pero se siguen teniendo pasiones”, algo que, según Chavarrías, “nunca se refleja en el cine”.

Rodada en blanco y negro, El diablo entre las piernas es, como su nombre indica, la percepción de un hombre viejo sobre la sexualidad que comparte con su mujer, Beatriz; años con ella, él mata el aburrimiento deambulando por la casa acechándola.

La vida es complicada en esta pareja que tanto se conoce; ella se siente deseada y no sabe si es realmente deseable (también es vieja), pero quiere comprobarlo; así, una noche sale de casa sin rumbo alguno con un solo propósito: sexo.

Como productor, Chavarrías dice que valora las propuestas atrevidas que “buscan cómo darle una dimensión poco vista y diferente a las películas”.

Así nace esta película árida y “brutal” a la que se añade el dramatismo del blanco y negro, que “la desnuda todavía más”.

“Es como mirarse en un espejo sin pudor y fijándote en aquello que normalmente mantienes tapado”, añade el también director de una decena de filmes, y responsable de cintas como La hija de un ladrón, Petra, Elisa K o A Stormy Night, del debutante David Moragas, también este año a concurso en la sección Málaga Premier, sesión Arcoíris.

Lo que más le gusta de Ripstein, dice, “es su capacidad de ir al límite”, “Y cuando llegas al límite -apostilla-, intentar traspasarlo”.

Aunque el maestro es famoso por su mal humor, y su carácter de no andar con medias tintas en ningún aspecto de su vida, ni personal ni laboral, Chavarrías nunca lo ha sufrido, aunque admite que “esa forma de ser es parte de la fuerza de sus películas”. “Esa falta de contención creo que si se la quitas, perdería la fuerza”, se ríe.

La situación ha condicionado todo, hasta el extremo de impedir a Ripstein (Ciudad de México, 1943) venir a Málaga, “pero él quería, hasta ayer mismo estuvo planteándoselo”, pero le dijeron todos que “de ninguna manera”.

“Él está muy pendiente de todo lo que ocurre en el festival y, de verdad, hubiera venido, no lo digo por compromiso”, asegura.

Una lejanía milkilométrica que subsanará la tecnología, que acercará al maestro virtualmente esta noche al público de Málaga que le entrega el Premio Retrospectiva por toda una vida dedicada al cine

 

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