Compromiso del escritor, revelar zonas del mundo: Julián Herbert

El autor de Cocaína publicó Tráiganme la cabeza de Quentin Tarantino, su último libro de narrativa, sobre el cual, detalla su construcción

"Yo no podría dejar de reflejar todas estas cuestiones de abusos y muertes en mi obra, no por una ideología, sino por mi proceso estético, no puedo prescindir del mundo social para escribir, siento que la buena literatura siempre es crítica, es política porque en ella se cuestiona la manera en que se muere en este país", aseveró el escritor Julián Herbert en entrevista exclusiva para El Popular, diario imparcial de Puebla.El autor publicó en 2017 su último libro Tráiganme la cabeza de Quentin Tarantino, un compendio de relatos que cuestiona la convención sobre el modo de construir narraciones breves.

Tienes una larga trayectoria en diferentes géneros, poesía, narrativa, ensayo, ¿cómo es elproceso creativo para determinar los materiales de la realidad para empezar un libro en alguno de estos géneros?

-Generalmente estoy haciendo varios libros al mismo tiempo, pero en realidad lo que siento que va definiendo el proceso son los mismos materiales, cómo van organizándose, creo, entonces, que se trata de un problema vital, de cómo te relacionas en determinado momento con estos materiales; por ejemplo, comencé a escribir una novela, pero en el proceso de construirla me pidieron que hiciera una crónica sobre Acapulco, la cual fue un encargo, pero al estar haciendo la crónica encontré un tono que me gustaba más para hacer un libro de crónicas, entonces en este momento me encuentro escribiendo esto un libro de crónicas y una novela.Por otra parte, en la novela,además, quería meter un espacio en donde la ciudad de Berlín fuera el lugar de los muertos, algo como un proceso fantástico, pero en ese momento de la escritura me dieron una residencia en Shanghai por dos meses, así que el relato que pensaba escribir sobre Berlín lo hice sobre Shanghai; lo que quiero decir con esto, es que uno decide ciertas cosas que quiere tratar, pero luego se te va atravesando el mundo y vas incorporando otras cosas, yo creo mucho en cierto grado de accidente.

Pasaron casi nueve años para volver a leer narrativa breve desde Cocaína y ahora Tráiganme la cabeza de Quentin Tarantino ¿cuál fue el motor que te hizo volver al relato?

-Una de las razones de escribir este libro fue alejarme del genero autobiográfico del cual venía, entonces me impulsé a escribir historias que no fueran versiones de mí, personajes de otras edades, que realizan otros oficios, de otra clase económica; hacer estos personajes me sirvió para liberarme del tono narrativo, quería algo más humorístico, porque venía de escribir dos libros muy serios Canción de tumba y La casa del dolor ajeno, que es una masacre. En el libro de cuentos, la verdad me he podido divertir mucho más.

¿Cómo definirías el cuento a diferencia de la novela o de la poesía?¿cuál sería la sustancia para escribir una historia?

-En realidad me interesa mucho lo contraintuitivo, una de las cosas que quería hacer en este último libro de relatos, era la de confrontar ciertas nociones de lo que se supone que es un cuento; por ejemplo, uno de los lugares comunes que se dicen sobre el relato es que lo que importa en éste es la anécdota y no el personaje, así que lo que intenté fue hacer que el centro del mando del proceso narrativo fuera el personaje y no la anécdota. Lo que quería era eso, jugar con las posibilidades técnicas, a mí lo que me interesa es saber qué tanto se pueden extender los límites de la convención.

A propósito de esto, ahora los géneros literarios plantean cada vez más la posibilidad de ir a caballo, ¿qué tan aliado te consideras de lo que podríamos llamar la plasticidad de los géneros?

-Me gusta mucho pensar siempre en los géneros híbridos, en este sentido, otro elemento que fue muy importante para la construcción de Tráiganme la cabeza de Quentin Tarantino, fue la parte cinematográfica, ya que al mismo tiempo que estaba escribiéndolo y construyendouna crónica, también estaba haciendo un guion de cine, esto último me aportó una manera distinta de edificar las historias, además súmale que para el guion tuve que trabajar en colaboración el guionista Gibrán Portela (La jaula de oro, 2013) y yo, así que estos relatos se nutrieron de lo que aprendí del guion de cine.

Con el reciente fallecimiento de Sergio Pitol ¿cómo consideras la salud de la literatura mexicana?

-Bueno, para mí es difícil hablar de Sergio Pitol porque es relativamente fácil hablar de alguien que acaba de morir, pero creo que el autor de El arte de la fuga ha sido muy importante no sólo para mí, sino para algunos otros escritores de mi generación como Álvaro Enrigue, Cristina Rivera Garza, incluso Valeria Luiselli, por la forma en que nos abrió perspectivas literarias, te digo de todos estos discursos intergenéricos, textos a caballo entre la narración, el ensayo, el diario, todo esto viene de Sergio Pitol, siento que le debemos muchísimo a esta figura literaria que no depende de la idolatría, ni del rescate, porque ahora todos andan con esta idea del rescate, por ejemplo, el caso de Juan Vicente Melo, y está bien, no digo que sea malo, pero me parece que hay un poco de snobismoen ello. El caso con Pitol fue, creo, cuando algunos lectores dijimos qué flojera me da Carlos Fuentes y comenzamos a indagar en el creador de El mago de Viena vimos algunas herramientas en su trabajo, te hablo dehace 15 años, Pitol fue ungestor importante para literatura mexicana; sin embargo, creo que la apropiación de su registro, de sus técnicas, son muy propias de algunos autores de mi generación.

Respecto a la situación política de nuestro país ¿cuál consideras que debe serel papel de la literatura en México si acaso debe de reflejar todas estas cuestiones de abusos y muertes?

-Eso es complicado, yo no sé si la literatura deba hacerlo o no, pero yo no podría dejar de hacerlo, no por una ideología, sino por mi proceso estético, yo no puedo prescindir del mundo social para escribir, el compromiso del escritor es revelar zonas del mundo, siento que la buena literatura siempre es crítica, es política porque en ella se cuestiona la manera en que se muere en este país, la manera en que se obedece en el país. Politizar con literatura le da un trasfondo estético.

En este sentido, ¿quiénes son los escritores en el mundo con los cuales encuentras como un reflejo en este tipo de preocupaciones?

-Siento que varía mucho, pero en este momento, por ejemplo, siento cercanía con Emmanuel Carrère, es un escritor que me interesa mucho, en general mi descubrimiento de la crónica a mí me ha permitido ver muchas más cosas, encontrar elementos donde parece que las historias son superficiales, dialogar con los materiales estéticos. Hay autores con los que me siento cercano porque me gusta lo que escriben aunque no nos parezcamos, a veces hasta me gustan más porque saben hacer cosas que yo no sé hacer, de entrada me interesan mucho los poetas, entre los que más admiro te podría hablar de los poetas latinoamericanos, Luis Felipe Fabre, Fabián Casas, son poetas con otro chipen la cabeza. Me interesa mucho la visión que tiene de la provincia argentina el autor Federico Falco y con él me siento muy cercano. Me parece que poco a poco uno va encontrando reflejos de sus derivas.

A propósito de lo que sucede y se escribe en Puebla,leí que hay un escritor que te interesa mucho, que se llama Gabriel Wolfson, ¿cuál es tu relación con su literatura?

-La obra de Gabriel me encanta, es uno de mis autores mexicanos favoritos, cada vez le entiendo menos, y además es un tipo muy brillante en su entendimiento de la literatura. Con Wolfson está la admiración literaria, cierto grado de complicidad, de gusto y la amistad, tengo que decirlo, Gabriel es mi amigo, también. Pero bueno, es un autor muy interesante, además me parece que, de manera muy frontal, se ha desmarcado de la literatura mexicana, no digo que eso esté bien o mal, lo que sí creo es que tiene muy clara su visión de la literatura. Hace poco en el París reviewme preguntaron por algunos escritores mexicanos y mencioné, sin dudarlo a Gabriel porque es un peso completo. Es el tipo de autores que te mete en problemas como lector y eso lo aprecio mucho. Es una combinación de inteligencia y ligereza. Me pasa al parecido con Luigui Amara y Luis Felipe Fabre. También, ahora, sobre todo con poetas como Sara Uribe y Sisi Rodríguez y, además, aunque no es poeta, con la obra de Fernanda Melchor, quien escribe con una ambición, con hambre de literatura, muy interesante.

Julián Herbert debutó en la literatura con la recopilación de cuentos Soldados muertos (1993), luego escribió cuatro poemarios antes de publicar su primera novela, Un mundo infiel (2004).

Ha escrito ensayos literarios y ha hecho tres compilaciones de poesía hispanoamericana y mexicana. Sus obras han obtenido premios tanto nacionales como extranjeros, algunos de sus textos han sido traducidos a varios idiomas. Es autor entre otros de Canción de Tumba, Cocaína y La casa del dolor ajeno, crónica de un pequeño genocidio en la laguna. Como músico ha sido miembros de las bandas de rock Los Tigres de Borges y Madrastras.

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