“Es más importante el viaje, no por el destino, por el trayecto”

La obra del autor poblano resalta desde dónde se narran las historias, para que al final se pueda leer cada relato de forma individual

“Es más importante el viaje,  no por el destino, por el trayecto”
Karen ROJAS | José Luis Prado ofrece su libro de más reciente publicación Si algo ligero, una novela que explora un camino de historias. “Es más importante el viaje, no por el destino, por el trayecto”

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Un viaje sin término, donde lo importante es el trayecto y no la llegada, y donde el motivo es la ligereza, es lo que el autor poblano José Luis Prado ofrece su libro de más reciente publicación Si algo ligero, una novela que explora un camino de historias, reflexiones y escritura.

"Me gusta pensar mucho que el viaje, en efecto, es más importante no por el destino sino por el trayecto. Me gusta mucho pensar en la idea no solamente del destino o en un viaje, sino el trayecto", mencionó en entrevista con El popular, diario imparcial de Puebla.

El licenciado en Lingüística y Literatura Hispánica por la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, también colaborador de esta casa editorial, platicó acerca de la narrativa de este libro fragmentario, un texto compuesto de microrelatos vinculados entre sí. 

Poniéndolo en tus términos, ¿En qué estación comienzas el viaje?

-Tenía la idea de una historia por encargo, una antología sobre Puebla y la ciudad, entonces empecé, digamos, el viaje en la ciudad de Puebla, con un relato sobre un personaje alemán que aparece en el libro, ese fue como el detonador para escribir historias donde la ciudad fuera el protagonista, pero luego se fue convirtiendo en otra cosa, no siempre es como uno tiene la primera idea, un poco las historias se van construyendo por sí solas.

Un libro que tomo tiempo en ser escrito. ¿Cómo logra unificar estos minirelatos a pesar del devenir del tiempo y del pensamiento?

-Empecé el libro con una beca que fue en 2010, más o menos, con este relato que te contaba sobre Puebla, y la idea era construir dos historias que se pudieran comunicar, digamos que lo que sería la segunda historia fuera el resultado de lo primero que se venía trabajando, como en una especie de planteamiento del relato. O sea, la primera historia es el planteamiento del relato, digamos también de manera ficcional, y en la segunda parte lo que ves es el resultado, y ese fue el mecanismo que empecé a trabajar y después se fue ramificando, pero para mí lo importante era esta idea risomática en la que tuviera autonomía cada relato pero que al final se pudiera leer como una unidad. Por eso el asunto de que el editor haya decidido que se pueda leer como una novela fragmentaria, que a mí me gusta la idea, de lo híbrido en los géneros: es una novela pero que también puede ser un libro de cuentos, pueden ser memorias, porque también tiene un toque autobiográfico.

¿Cómo visualizadas la obra cuando comenzaste el recorrido?

-Lo que tenía era una especie de mapa mental, por decirlo de algún modo, en el que hubiera correspondencias de ciudades. Por ejemplo, de Puebla con Alemania, luego uno de Xalapa con Toronto, luego recupero otro personaje que está en la frontera y que se va también a buscar a su padre a Toronto, y ahí te vas dando cuenta de cómo se va entrelazando la historia, pero en realidad lo que más traté de ajustar fue la idea esta columna vertebral con la que trabajo que el Cuaderno de F Kocher ñ, que traza todo el libro. Pero de manera muy atinada, esto también platicándolo con el editor, de que no apareciera en el índice. O sea, en el índice tú solamente ves los títulos de los capítulos, pero conforme vas leyendo te vas encontrando que algo está siendo intervenido.

Por la propia forma de la narrativa de pronto parecieran anécdotas íntimas, ¿qué tanta distancia hay entre el autor y el narrador?

-Creo que es complicado que uno como autor se distancie de su propia obra, pero en efecto. Aquí yo estaba haciendo un tratamiento, entre que el narrador sea más cercano a mí, o sea, si utilizo una primera persona, la historia es mucho más distante de lo que es real, y viceversa, estánnarradores que están ahí en tercera persona, tienen, digamos, más cosas mías. Entonces, jugaba con un distanciamiento narrativo y también de mis propias sensaciones.

Es una obra que transita entre diferentes niveles en la historia y aun así tiene una continuidad, ¿cómo lo haces?

-Debo decir que más bien soy como obsesivo de esto, como de las distancias de las voces, desde dónde se narran las historias, entonces para mí era muy importante. El libro justamente está hecho de ese modo, digamos que empieza el primer relato en primera persona, luego tenemos una tercera persona, y luego cambia el orden, luego tercera, primera, tercera, primera y luego hago también un asunto ahí de un relato en donde aparece un punto de vista que es más bien múltiple, conocemos el pensamiento de los dos personajes, entonces como que englobé ambos puntos de vista. Pero esa es como un asunto que me interesa a mí de manera estilística, porque me gusta probar cómo funciona más una historia y aparte con esto que te contaba de mi propia obsesión de mantener como distancia de mis propias historias o de mis conocimientos, de experiencia.

¿Cuál es el motivo de este viaje?

-La ligereza. A mí me gusta pensar mucho que el viaje, en efecto, es más importante no por el destino sino por el trayecto, me gusta mucho pensar en la idea no solamente del destino en o en un viaje sino el trayecto. El trayecto para mí es fundamental porque justamente en la en las historias aparecen más los espacios del trayecto, las estaciones de autobús, el mismo autobús se vuelve parte del espacio de la narración, y bueno de ahí deviene también un poco la idea del título, de Si algo ligero, la condición de la ligereza ante el viaje.

Este viaje constante, donde hay reflexión, donde hay escritura, ¿tiene llegada?

-No, el destino siempre es incierto en la literatura. Justo digamos desde el planteamiento del libro, de las propias historias, son historias que no culminan, no termina como de convencerme ya de las historias que están rematadas, que están cerradas por el autor; entonces, no le pedía eso al libro, no se los podría haber hecho, llevarlos a un destino final, casi siempre hay finales abiertos.

¿Cómo repercute para José Luis Prado la idea de ligereza, saliendo un poco de la ficción?

-Más bien creo que tiene que ver con una especie de actitud, digamos no tomar las cosas tan serias, por decirlo de algún modo, llevar una vida un poco más tranquila, aunque es un poco complicado, pero trato un poco como de ponerme en la cabeza la ligereza, de salir de ese modo a lo cotidiano.

¿Qué le deja a Pepe la escritura de este texto?

- Pienso mucho, si me atrevo a revisar un poco ahora las historias con la distancia, aunque hay historias mucho más recientes y se notarán por el estilo, creo que encuentro como un registro de mi experiencia como ser humano, sin decir lo bueno o lo malo, es decir, hay cosas ahí que en efecto aprendí de la vida.