“México me brindó pronto la posibilidad de radicar en el país”
La académica María Isabel Filinich fue uno de las tantas latinoamericanas que llegó a vivir en México
Hablar de migración es complicado, ni que se diga de las causas e implicaciones sociales, comenzando desde la terminología: exiliado, exiliado político, autoexilio, refugiado, entre otros tantos conceptos que han surgido con el afán de comprender esta circunstancia social. María Isabel Filinich, miembro del Sistema Nacional de Investigadores (nivel II) y de la Academia Mexicana de Ciencias, fue uno de las tantos latinoamericanos que llegó a radicar en México, bien movida por circunstancias políticas de su país de origen, pero primordialmente por motivos académicos, sin duda su experiencia puede fungir como enseñanza de lo que una visión y panoramas más amplios generan y aportan a la comunidad y a la cultura. En entrevista exclusiva para El Popular, diario imparcial de Puebla, la creadora -junto con Raúl Dorra y otros académicos de la BUAP- del programa de Semiótica y Estudios de la Significación de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla y coordinadora de la revista Tópicos del seminario, platicó acerca de los motivos que la llevaron al autoexilio, a dejar atrás los problemas sociales a los que se enfrentaba su natal Argentina y avanzar en el camino de la investigación y lo académico, lo que, con los años, rindió frutos en este país y, principalmente en Puebla. ¿Cómo fue enfrentarse a la situación, cuáles fueron los motivos para salir de Argentina? -Yo salí de Argentina a finales del año 1975, todavía no había sucedido el golpe dado por la última dictadura que fue en marzo del 1976, pero en esos meses e incluso años previos al Golpe Militar, la situación política era muy delicada, de persecución, de desaparición y de censura, entonces tuve que dejar el país en el mes de septiembre del 75 y me pude acoger en beneficio de una beca que me ofreció el gobierno de Rumania para realizar mi posgrado en la Universidad de Bucarest. Estuve cuatro años en Bucarest y en el transcurso de esos años la situación política en Argentina empeoró y entonces no podía regresar al país.Fue en ese momento que decidí venir a México. Entré al país inicialmente como turista, pero con la intención de radicarme en México, y bueno, pude radicarme, me recibió la universidad de Guerrero y así fue como empecé mi periplo aquí por el país. ¿Cuáles fueron las primeras impresiones que tuvo al llegar a México? -En ese sentido, muy favorable porque México me brindó la posibilidad de radicarme en el país de manera muy pronta. La universidad realizó las gestiones ante gobernación para que yo pudiera obtener mi visa de trabajo y en poco tiempo, porque tenía sólo tres meses para estar en el país; si la universidad no hubiera realizado con seriedad las gestiones, evidentemente hubiera tenido que salir del país. ¿Cómo toma esa decisión de no regresar, de permanecer en otra patria? -Esa decisión la fui tomando a lo largo de los años, evidentemente cuando recién había llegado y en los primeros años de estar en el país, eso fue como una cuestión pendiente todo el tiempo, una irresolución. Con el paso de los años, Argentina pasó a la democracia, en el año 83, y a partir de ahí se empezó a vislumbrar la posibilidad del regreso, pero también a lo largo de los años empecé a hacer carrera académica en el país(…) y sobre todo, a fincarme también aquí, mi hija es mexicana, entonces la duda estaba siempre ahí. También la posibilidad de un regreso parcial a Argentina a través del vínculo que pude establecer después de la instalación de la democracia con las universidades argentinas, que me permitía estar viajando, dando cursos(…) pude realizar una suerte de vínculo académico y mantenerlo a través de los años al mismo tiempo que afianzaba aquí mi carrera académica, eso hizo que finalmente la decisión se volcara por quedarme en México. Después de la decisión que toma de echar raíces aquí en este país, ¿cómo se da la conexión entre Raúl Dorra y Luisa Ruiz para la creación del SeS? -A Raúl Dorra yo lo conocí al poco tiempo de haber llegado a México cuando estaba en la universidad de Guerrero, lo conocí precisamente porque vine a Puebla a participar en un curso especial nacional que él estaba ofreciendo en la universidad de Puebla, y en esa ocasión hicimos muy buena amistad, también con Luisa Ruiz Moreno y entonces a partir de ahí mantuvimos el vínculo (…). En cuanto vine a la universidad de Puebla me incorporé a la maestría en ciencias del lenguaje y fue ahí donde me reencontré con Raúl Dorra y con Luisa Ruiz Moreno, entonces trabajamos dentro de la Facultad de Filosofía y Letras esta maestría, con el paso de los años se fue consolidando un grupo que nos dedicábamos a la semiótica, este grupo comenzó a crecer y fue así que decidimos forman el centro, dedicado los estudios de semiótica y todo lo referente a las disciplinas que se ocupan de la significación. Esto fue en julio de 1998, en ese entonces integramos el grupo Raúl Dorra, Luisa Ruiz Moreno, Rodolfo Santander, Alma Yolanda Castillo y yo, ese fue el grupo inicial que fundamos el Centro de Estudios de la Significación. ¿Que ha dejado a Filinich, tanto personal como en la investigación, ese enfrentarse a diferentes naciones, Argentina, México, Rumania, y también a este autoexhilio? -Vivir en otro país, realizar esta experiencia de haber tenido mi formación inicial en un espacio y luego continuarla y reforzarla en medios tan diferentes, tan distintos, como puede haber sido la experiencia en un país europeo, en uno de los países socialistas del este y luego regresar un tanto al ámbito de habla hispana, como fue la incorporación aquí a la sociedad mexicana, evidentemente no puedes sino hacer que uno tenga que abrir su entendimiento hacia otras formas de vida, hacia otros estilos de pensamiento que redundan en un enriquecimiento. Una formación depende, digo yo, en última instancia, de la capacidad de apertura que uno adquiera a través no sólo de las lecturas sino del contacto personal con quienes han tenido otras experiencias de vida, otras formaciones, quienes han vivido en el marco de otras lenguas y con otras culturas, por ejemplo, el caso de aquí de México con culturas ancestrales, con lenguas indígenas, para nuestro caso que trabajamos con la lengua, que trabajamos con el discurso, eso es una faceta, un ámbito muy enriquecedor. María Isabel Filinich es miembro del Sistema Nacional de Investigadores y de la Academia Mexicana de Ciencias. Directora responsable de la publicación semestral Tópicos del Seminario de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. Sus líneas de investigación son la teoría literaria, narratología, semiótica literaria y análisis de textos. Doctora en Letras por la Universidad Nacional Autónoma de México. Realizó la maestría de Semiótica y Teoría Literaria en la Universidad de Bucarest, Rumania en 1979. Actualmente se desempeña como profesora e investigadora en el Programa de Semiótica y Estudios de la Significación de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. |