Juan Carlos Reyes: La materia prima del cine es el tiempo

En entrevista, el doctor en Creación y Teorías de la Cultura apuntó que los medios recientes han provocado nuevas prácticas

Juan Carlos Reyes: La materia prima del cine es el tiempo
Agencias | Es profesor del departamento de Ciencias de la Comunicación UDLAP. Juan Carlos Reyes: La materia prima del cine es el tiempo

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La teoría cinematográfica clásica no puede dar cuenta de los fenómenos que el cine digital plantea, asegura el investigador Juan Carlos Reyes Vázquez, en su libro Nuevas prácticas: nuevo cine. Narrativa cinematográfica ante el paradigma digital, texto que describe cómo las prácticas artísticas dentro del cine han sido modificadas frente al paradigma digital.

En entrevista telefónica con El Popular, diario imparcial de Puebla, el doctor en Creación y Teorías de la Cultura y miembro del Sistema Nacional de Investigadores, apuntó que los medios recientes han provocado nuevas prácticas tanto en la forma de hacer como de ver el cine.

 

La narrativa (literatura) es una parte fundamental del discurso en el cine, ¿qué sería lo que diferencia la teoría cinematográfica clásica de la contemporánea?

-En el libro planteo que la teoría cinematográfica clásica proviene de la teoría de la novela por su proximidad cronológica, es decir, de la novela del XIX; pero donde hay un cambio abismal es en el movimiento y en la idea de espacio. A mí me gusta mucho la percepción del cine que tiene Tarkovsky, quien dice que la materia prima del cine es el tiempo, no la imagen. Entre la fotografía y el cine el gran cambio es el tiempo, y entre la literatura y el cine no es tan claro porque el tiempo también transcurre de maneras muy diversas, más bien la gran diferencia entre la literatura y el cine es la imagen, la representacionalidad.

Entre la teoría cinematográfica clásica y la contemporánea hay varios puntos sobre los que habría que incidir, uno es el uso digital, otra la idea de autor que se ha modificado a la que se tenía en los años 60 y 70, pues hay muchos que hacen producción para grandes empresas sin ninguna pretensión de expresión personal.

 

Un cambio de paradigma se da de forma paulatina, ¿a partir de qué momento se podría distinguir esta nueva práctica de hacer y entender el cine?

-El momento en el que las prácticas que proporciona el equipo permiten hacer ciertas cosas. Creo que hay un momento paradigmático en los 90 donde empiezan a salir cámaras que pueden grabar en alta definición a costos muy bajos, y se da toda esta idea, incluso con la foto primero, de que cualquiera puede ser un fotógrafo, cualquiera puede ser un cineasta. Pero, no porque yo tenga un bisturí eso me hace un médico. El equipo cambia las prácticas, no es que las prácticas generaran un equipo.

 

Lo digital modifica la realidad, ¿cómo este hecho afectaría en lo socio-cultural?, también en términos económicos

-Por lo menos en México sigue funcionando la industria muy cerradamente. Para hacer una película necesitas pasar por un chorrro de canales de inversión pública, IMCine, FoProcine, Fidecine, FONCA, o pura inversión privada, lo cual es mucho dinero. Hoy un largometraje mexicano debe costar unos 15 millones de pesos, y muchos de ellos ni siquiera llegan a sala. Se vuelve preocupante, menos de la mitad de las películas que se hacen en México llega a sala, y las que llegan, me parece que el 25 por ciento, dura más de un fin de semana, porque estamos en un mercado que no podemos competir.

 

¿Cómo se inserta el cine en la cotidianidad antes y ahora?

-Antes el cine era como un evento particular, especial, al había que ir de traje en los 50 o 60, los cines eran enormes, de una sola sala, era un evento aglutinador. Actualmente se confunde el ir al cine con ver una película. Ir al cine es ir al complejo a ver una película, en tu tele no ves cine, ves tele, en tu compu no ves cine, porque no está hecha para eso, está hecha para verse en una pantalla gigantesca, otro sonido y un montón de otras particularidades.

Habría que diferenciar cómo se ha modificado la práctica de ir al cine, notablemente por estas multisalas que están en un centro comercial a los vas a hacer otras cosas y por ahí te metes al cine, donde hay ocho salas con la misma película, incluso mucha gente las ve hasta en su celular, y todo eso cambia la experiencia de ir al cine y de ver películas. Eso debería de hacernos repensar si el lenguaje cinematográfico que estamos usando el adecuado.

 

Frente a este panorama, ¿qué actitud debiera tomar el espectador?

-No sé si hay una actitud que debería tomar. Tal vez hay diversas actitudes que me parece sería un error tomar, por ejemplo la de "hacer cine ya no es tan difícil, cualquiera lo puede hacer". Otra cuestión sería sólo pedir buena manufactura cuando eso ya está casi en cualquier película que llega al cine, o sea, no ves escenas fuera de foco, no hay partes que en las que no se oye, eso no pasa, más bien deberíamos de ser mucho más exigentes con los contenidos. Si ya se pueden alcanzar esos niveles tecnológicos de una manera no tan complicada, pues entonces queremos mejores historias, mejores experimentos, mejores cosas que estén a la altura de la contemporaneidad.

Otra, y lo propongo sólo como hipótesis, asumir que nuestra práctica espectatorial también sufre cambios, que el paradigma digital toca todas las prácticas alrededor del cine. Es decir, el cine es un hecho social y todas las partes que toca se ven involucradas.

 

Perfil

El profesor asociado de la Escuela de Ciencias Sociales -Departamento de Ciencias de la Comunicación- de la Udlap, ha dirigido o escrito más de diez cortometrajes que han participado en festivales nacionales e internacionales. En 2011 su corto Silla eléctrica para moscas ganó el Latino Film Festival de San Diego. Es autor de los libros Imagínate lejos, Circo de pulgas y Para subir y caer, y del libro ilustrado Iktumbe. Es colaborador de revistas como Crítica, Cine Toma o Valenciana, y ha publicado artículos académicos, textos de divulgación y reseñas.