El 68, una generación que colocó en jaque al estado: Fritz Glockner

A 50 años del Movimiento Estudiantil del 68, ¿cómo ha trascendido históricamente la matanza del 2 de octubre?

El 68, una generación que colocó en jaque al estado:  Fritz Glockner
Magdiel OLDANO | Explicó la transcendencia en Puebla. El 68, una generación que colocó en jaque al estado: Fritz Glockner

El "2 de octubre no se olvida" es uno de los grandes momentos que habría que alimentar no sólo como el recordatorio de un acto trágico, sino revalorarlo como un acto en el que una generación decidió romper con los cánones generacionales y con el autoritarismo que se vivía en el país de entonces, mencionó el historiador y escritor Fritz Glockner.

A propósito del cumplimiento de los 50 años de la matanza de los estudiantes en 1968, en entrevista para El Popular, diario imparcial de Puebla, el autor de libros como Cementerio de papel y Memoria roja, aseguró que el movimiento del 68 fue una fiesta de una generación que trasciende por la cultura de educación sentimental, esto es, en literatura, a través de la gráfica, de la música, incluso a nivel periodístico en el testimonio y la crónica.

Así, dijo que se gestó una cultura "sesentayochera" que se mantiene vigente, sin embargo, no representaría, sin quitar valor al movimiento, un parteaguas en la democracia:

"Somos otros, sin lugar a duda, después del Movimiento del 68 como país, pero no le debemos la democracia. 50 años tardarnos del 68 para llegar al 2018 para tener elecciones creíbles, valemos madre".

De igual modo, resaltó el hecho de que el movimiento debe verse desde su propio contexto histórico: "Veamos el 68 con los ojos de la historicidad del momento, no con los ojos de nuestro presente porque entonces lo banalizamos".

A 50 años del Movimiento Estudiantil del 68, ¿cómo ha trascendido históricamente la matanza del 2 de octubre?

Siempre he pensado que no habría que reducir el Movimiento Estudiantil del 68 a una elemental tragedia, a un elemental acto de represión tan escandaloso como vino a ser el 2 de octubre, donde el gobierno mexicano, dando muestras de su incapacidad de dialogar, de su manera elemental democrática, responde a una fiesta estudiantil. Más que un acto trágico tendríamos que revalorarlo como un gran acto donde una generación decidió romper con los cánones generacionales y con el autoritarismo que se vivía en el país de entonces.

Hay que recordar el 68 no como la tragedia del 2 de octubre, no como la tragedia del bazucazo en la puerta de la histórica obra de arte de San Ildefonso, sino como la irrupción de una generación que está decidiendo romper con los estigmas y está colocando en jaque al estado mexicano y a la autoridad en general.

¿Qué ha dejado el suceso?

No lo considero parteaguas de la democracia, sé que ese tipo de declaraciones son políticamente incorrectas (...).

Para mí el 68 es la gran fiesta de una generación que trasciende en educación sentimental porque a nivel de gráfica, a nivel de música, de literatura, hasta de arquitectura, da cause, abre el dique que contenía estos sentimientos y estas expresiones que no se habían dado y el Movimiento Estudiantil permite una maravillosa generación de creación de educación sentimental. Somos otros, sin lugar a duda, después del Movimiento del 68 como país, pero no le debemos la democracia, porque chingao, 50 años tardarnos del 68 para llegar al 2018 para tener elecciones creíbles, valemos madre.

Se convierte en el primer movimiento social que permite testificar su existencia. El testimonio y la crónica se convierten en unos géneros que no habían pelado como géneros narrativos anteriormente y con el 68 hay un boom como género narrativo como tal. Hay un proliferación de la narrativa y del periodismo, cosa que antes no había existido y eso le da una permanencia al movimiento estudiantil a cinco décadas de distancia de un momento histórico tan trascendente.

A nivel local, ¿cómo trasciende en Puebla la situación?

Curiosamente no es tan trascendente la participación de la Universidad Autónoma de Puebla del 68 porque veníamos de tres movimientos locales que habían trascendido y que no cobraron la importancia del 68: (1) Habló del 61, el movimiento de reforma universitaria. (2) Del 64, que es una gran efervescencia cívico popular a diferencia del 68, donde estuvo metido el estudiante, el campesino, el pequeño comerciante, los intelectuales, la universidad; las marchas populares congregaron a 100 mil participantes, una tercera parte siendo que Puebla tenía 300 mil habitantes, salieron a la calle en repudio al entonces gobernador Antonio Nava Castillo... (3) La tragedia de Canoa, donde se genera esta visión ridícula de "el comunismo está en todas partes" y el cura de Canoa convoca al pueblo a asesinar a los estudiantes que pretendían una excursión.

En Puebla, no es que haya tenido participación, pero veníamos de gestas con mucha más ebullición que lo que pudiera haber sucedido en el 68.

El 68 poblano está reflejado en lo trágico, de la medición ideológica y política y la manipulación del clero, y de que esto era resultado de la campaña anticomunista que se había generado del estado mexicano en contra de la juventud que estaba de fiesta con su huelga en 40 institutos universitarios, entre ellos la universidad autónoma de Puebla.

Después de 50 años, ¿por qué se siente tan próximo el movimiento estudiantil?

La vigencia del 68 tiene que ver con esta maravillosa ola de educación sentimental que trasciende a través de la literatura, a través de la gráfica, a través de la música. O sea, se generó una cultura "sesentayochera"(...). Trasciende más que por su vocación de injerencia directa en la democracia mexicana, como muchos lo han dicho, lo hace por esta ola maravillosa cultural de educación sentimental. Y como ejemplo, sin lugar a duda que me faltaba reconocer, la democracia: estas asambleas maratónica decidiendo si la marcha era del silencio o seguían mentándole la madre a Díaz Ordaz, dió muestras de una maravillosa participación democrática, transparencia, y un respeto chingón. Esos tres elementos de participación sí transcendían, generaron cultura diferente hacia el proceder del mexicano. Por eso sigue vigente y por eso hay que alimentar el "2 de octubre no se olvida" como uno de los grandes momentos de represión estúpidos a la luz, no del mexicano(...), sino a ojos del mundo.

En la generalidad cuando se piensa en el 68 se mira a la masacre. ¿Cómo revertir esta idea y volcarla a una visión más esperanzadora, para continuar generando un movimiento "sesentayochero"?

Cuando leemos las crónicas sesentayochera rescatemos lo que estoy planteando, que es la emoción de las chavas de quedarse dormidas en la universidad con sus compañeros, hoy podríamos decir "qué de raro", pero estamos hablando del 68... Imagínense el nivel de conservadurismo que teníamos en México. Veamos el 68 con los ojos de la historicidad del momento, no con los ojos de nuestro presente porque entonces lo banalizamos. Los acontecimientos históricos si los observas desde la cotidianidad de tu presente los deslavas, dejas de interpretar correctamente, porque hoy tenemos redes sociales, celulares que sustituyen 31 aparatos que antes usábamos.

Por lo mismo, si releemos las crónicas maravillosas de Monsiváis, Taibo, Poniatowska, Enrique Ramírez y Ramírez, etcétera, descubrimos esta magia de la irrupción generacional que ahí sí ninguna otra generación en la historia de nuestro país había roto con los estigmas morales, culturales, sociales, sexuales, como lo hacen los sesentayocheros. En ese sentido, por eso el 68 se mantiene vivo 50 años después.

Cinco décadas se ven lejos, ¿qué queda a la sociedad civil frente actos de represión que, aunque en otro contexto, continúan? Digamos, por ejemplo, los 43 de Ayotzinapa.

Continúan pero a partir de la llamada guerra de baja intensidad. Somos un país que nunca ha dejado de padecer las expresiones de guerra de baja intensidad, que se ha recrudecido incluso con la llamada guerra en contra del narcotráfico, hoy se ha disfrazado de otras caras, pero la represión, el asesinato, la desaparición forzada y la tortura siguen siendo temas con una vigencia escandalosa. En ese sentido no sólo sería el 68, sino sería la colección de agravios que hemos padecido durante los gobiernos priistas hasta el 2000, pero después durante los gobiernos panistas y luego otra vez el índice priista con Peña Nieto.

Creo que se plantearía una nueva realidad política con el triunfo de Andrés Manuel, no es que esté creyendo que va a resolver la vida, pero sí que esperaría yo una nueva actitud por lo menos en los temas de guerra de baja intensidad. También es cierto que hoy en día la sociedad ya está (me niego a decir informada) ya se ventanean más rápido los calzones. Siempre he dicho que las redes sociales son un tendedero donde se cuelga la ropa sucia, el problema es que tenemos demasiada ropa sucia colgada, y eso no genera información (...). Está irrupción tecnológica ha generado más desinformación, más mediatización, por no decir más pendejez. Eso en qué favorece, en que la represión, la desaparición de los 43 de Ayotzinapa, sí se convirtió en escándalo internacional en 3 minutos, y sí ha ventilado, aunque no ha pasado nada, las incoherencias de la estrategia gubernamental(...). Sí ha evidenciado, aunque no ha generado la conclusión de la impunidad.