Felipe Garrido: Leer es aprender a disfrutar la vida a través de la palabra

El escritor, Felipe Garrido, tuvo una participación como tallerista de escritores poblanos a lo largo de 10 meses

 Felipe Garrido: Leer es aprender a disfrutar la vida a través de la palabra
Agencias | Es miembro de la Academia Mexicana de la Lengua, Felipe Garrido: Leer es aprender a disfrutar la vida a través de la palabra

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"Con la escritura lo que estamos modificando es nuestro pensamiento, de manera que escribir es el mejor ejercicio imaginable para aprender a pensar", aseguró el escritor y miembro de la Academia Mexicana de la Lengua, Felipe Garrido, en entrevista exclusiva con El popular, diario Imparcial de Puebla.

En el marco del Primer Encuentro: Presentación de Resultados PECDA, realizado en Puebla, el reconocido escritor recalcó que la narración oral, la escritura y leer son los ingredientes principales de un buen formador de lectores. Agregó que es imperativo que nos dediquemos a formar más lectores, gente que entienda lo que lee, que sean capaces de producir textos, yo diría que es la necesidad educativa más importante que tenemos; ahora que se está discutiendo sobre la apertura de más universidades, resulta curioso que nos vayamos a la educación superior cuando tenemos mala educación inicial.

A propósito del Reconocimiento al Fomento a la Lectura "Rafael Cravioto Muñoz" que le otorgaron a principios de septiembre en Hidalgo, me gustaría preguntarle ¿qué tan importante es para usted esta actividad no sólo para sus alumnos en los talleres, sino para la gente en general?

-Bueno, es importante no solamente para la gente que se dedica a la escritura, como son mis tallereandos, sino para toda la gente porque la primera necesidad que tenemos los seres humanos es la de comunicarnos, el lenguaje es lo que nos convierte en seres humanos, nos permite acumular conocimiento, transmitirlo de una generación a otra. Lo primero que necesitamos es aprender a hablar y a escuchar, eso lo hacemos sin darnos cuenta desde nuestra casa; luego viene la escritura, esta actividad ya no es algo tan automática, por ejemplo, hay niños que son muy afortunados, que viven en familias donde todo mundo lee y escribe, ellos pueden llegar a escribir con la misma naturalidad que el entorno en el que se desenvuelven, pero estos casos son muy pocos, la mayoría de nosotros aprendemos a leer y escribir en la escuela, esta hermosa actividad es lo más importante que nos puede dar la escuela aunado a las habilidades matemáticas, la capacidad de entender lo que leemos y de poder poner por escrito lo que pensamos; es decir, nuestra educación básica ha estado enfocada, hasta ahora en alfabetizar a la población. Podemos decir que vivimos en un país que está alfabetizado, la enorme mayoría de los mexicanos el 93 por ciento, más o menos, pueden escribir; sin embargo, un porcentaje no lo hace, salvo estricta petición, así que lo que están formando nuestras escuelas son lo que llamamos "alfabetos no lectores", gente que está alfabetizada, que escribe y lee todos los días de su vida por razones de trabajo o por estudio, pero que no puede aprovechar las ventajas de saber leer y escribir porque no lo hace por gusto, por afición personal, sino que lo hace por obligación.

Nuestro sistema produce a cuatro lectores por cada 30 "alfabetos no lectores", esa es la proporción en la que nos estamos moviendo en este momento. Leer es aprender a disfrutar una parte de la vida a través de la palabra.

Es imperativo que nos dediquemos a formar más lectores, gente que entienda lo que lee, que sean capaces de producir textos, yo diría que es la necesidad educativa más importante que tenemos; ahora que se está discutiendo sobre la apertura de más universidades, resulta curioso que nos vayamos a la educación superior cuando tenemos mala educación inicial.

Con relación a esto de los planes que existen sobre el fomento a la lectura ¿cuál sería la idea, la imagen de un lector?

-Se aprende a leer leyendo, dos consideraciones; la primera, la escuela nos prepara para seguir aprendiendo por el resto de la vida y la forma más segura de que vamos a poder hacerlo, es que nos haya hecho lectores. Un lector sigue aprendiendo toda su vida. Y aunado a esto, si tiene la manía de escribir con mayor razón porque cuando escribimos lo que aprendemos a hacer es a ordenar nuestro pensamiento, cuando hablamos ya hay una necesidad intrínseca de ordenar lo que estamos pensando para que nos entiendan, pero con la escritura lo que estamos modificando es nuestro pensamiento de manera que escribir es el mejor ejercicio imaginable para aprender a pensar, en ese sentido, yo creo que es una necesidad urgente del país cambiar la finalidad de la educación básica, estar convencido de que debe de formar lectores capaces de producir textos.

Borges decía "que otros se enorgullezcan de los textos que han escrito, yo me enorgullezco de los que he leído", en este sentido, ¿cuáles han sido los lecturas que han modificado su modo de entender el mundo?

-Son muchos porque aparecen en distintos momentos de nuestra vida, por ejemplo, en mi niñez el cuento que más me aterrorizaba y que leí varias veces fue Hansel y Gretel, me aterraba la idea de esa historia, que me fueran a abandonar en un bosque o en una tienda departamental; sin embargo, al día siguiente lo primero que hacía era buscar el libro y volver a abrirlo; me gustaban mucho los relatos de viajes y bueno me pasado la vida viajando y escribiendo sobre viajes, me gustaban mucho los cuentos del pasado remoto, por ejemplo Las 1001 noches, pero también la poesía de Garcilaso de la Vega, la de Pellicer, de Ramón López Velarde; por supuesto El Quijote, el cual leí tarde a los veintitantos años.

Hay un libro de Lillian Hellman que se llama Quizás, ése cambió mi vida, ella fue pareja de Dashiel Hammett, escribió varios libros que son una especie de autobiografía novelada, un libro que nos demuestra que la memoria fue hecha para olvidar; la conquista de México ha sido otro tema que me interesa mucho, tengo un libro que se llama Asombro del mundo que es una antología de distintos cronistas que muestran lo que sintieron los españoles al llegar a algo que para ellos era un mundo nuevo; en esta larga lista, debería nombrar también a Pedro Páramo, todo Juan José Arreola, uno de los poquísimos escritores que se puede leer completo; admiro mucho a Emilio Carballido que escribió teatro y un gran escritor de obras infantiles, añadiría a Ernesto Sábato y Gabriel García Márquez. De manera que con el transcurso del tiempo si alguien me pide una recomendación seguramente será muy distinta. Así hasta que llega uno a los que son sus amigos.

Con respecto de la labor que lo convocó en la ciudad de Puebla como tallerista ¿cómo fue este proceso con los jóvenes con los que usted estuvo trabajando?

-Llevo muchos años impartiendo talleres, doy talleres en la Sogem y en la UNAM, ahora me tocó venir a Puebla, y lo primero que les digo es que deben aceptar que las historias no se inventan, sino que se encuentran, eso quiere decir que un escritor no es el que tiene gran imaginación sino que es alguien que desarrolla un olfato para darse cuenta donde hay una buena historia.

La grandeza de Cervantes es convertir su propia aventura mental en un tema literario y, por otro lado, la de Arreola es muy semejante, yo digo que en cualquier texto del autor de Bestiario uno puede descubrir qué lectura está detrás, y uno puede percibir que también corresponde a un episodio vivido.

¿Cómo ve el panorama de la literatura que se escribe en Puebla?

-Yo creo que los escritores poblanos y afortunadamente algunos lo han sabido hacer muy bien, tienen que estar apasionados de su ciudad y de su historia y de su gente, en algún momento me preocupó leer una antología cuentistas poblanos, y luego les dije algo "todos sus cuentos suceden en el Metro de la ciudad de México", entonces quién va a contar Puebla, una ciudad termina de crecer en sus artistas, la gente que la pinta, la gente que cuenta sus historias, una ciudad sin nadie que la cante simplemente no existe.

Perfil

Felipe Garrido nació en Guadalajara, Jalisco, el 10 de septiembre de 1942. Fue elegido el 25 de septiembre de 2003 para ser el 5 ocupante de la silla XVII de la Academia Mexicana de la Lengua. Tomó posesión el 9 de septiembre de 2004. Desde 2011 se desempeña como director adjunto, y en marzo de 2015 fue reelecto por cuatro años más.

Entre sus obras destacan Con canto no aprendido; Tajín y los siete truenos; Cómo leer (mejor) en voz alta: guía para contagiar la afición a leer; La musa y el garabato; Se acaba el siglo, se acaba...; Asombro del Nuevo Mundo; La patria en verso; El Quijote para jóvenes, 2013; El buen lector se hace, no nace. Ha sido director de Literatura del Instituto Nacional de Bellas Artes, de la Unidad de Publicaciones de la Secretaría de Educación Pública; gerente de producción del Fondo de Cultura Económica, de Literatura de la Coordinación de Difusión Cultural de la Universidad Nacional Autónoma de México y de la Dirección General de Publicaciones del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes.

Premios

Ha sido galardonado con los premios: Juan Pablos 1982; el de Traducción Literaria Alfonso X 1983, y el de la Organización Internacional para el Fomento del Libro Infantil 1984; lista de honor del IBBY, del libro infantil Lección de piano escrito en 2004. Premio Los Abriles, por La urna y otras historias de amor, y, en 2011, el Premio Xavier Villaurrutia por Conjuros. En 2015 obtuvo el Premio Nacional de Ciencias y Artes en el campo de lingüística y literatura y, en 2016, el Premio Nacional de Letras de Sinaloa.