Espacios culturales alumbran el camino de los muertos
Alexander von Humboldt o Hugo Leight fueron recordados en altares ubicados en el Centro Histórico
Grandes pensadores a lo largo de la historia como Alexander von Humboldt o Hugo Leight, reconocidos profesores de universidades públicas locales, personas víctimas de la violencia en esta sociedad, las víctimas de feminicidio, o familiares amados, son algunos de los personajes que resaltan en las ofrendas de cafés culturales y espacios académicos del Centro Histórico, de Puebla. Este año el Corredor de Ofrendas organizado por el Gobierno del Estado homenaje a escritores, cronistas e historiadores que han dejado huella en la historia de Puebla, como Pedro Ángel Palou Pérez, Sergio Pitol, Elena Garro o Gilberto Bosques, las que se exhiben en espacios como la Casa de Cultura, el Museo Tecnológico de Monterrey, el Barrio del Artista o la Capilla de Arte de la UDLAP; sin embargo, otros espacios del corazón de la ciudad se han dado a la tarea de colocar un festín para los difuntos que vendrán a disfrutar de sus platillos favoritos el día de hoy, 2 de noviembre. Las tradicionales hojaldras, frutas como mandarinas, cañas o guayabas, calaveritas de azúcar y chocolate, y hasta cigarrillos y cervezas, son algunos de los alimentos que se pueden ver en las ofrendas. Adornadas por colorido papel picado, flores de muertos, veladoras que dan luz y un camino de flores de cempasúchil de amarillo intenso que con su aroma guiarán el camino a los muertos, son los elementos más distintivos de este homenaje a los amados que han partido. Espacios como el colegio de Filosofía de la FFyL BUAP, La Casa de la Bóveda, el edificio de posgrados BUAP, el Stiglitz Café y La Condesa arte y café son sólo algunos de los sitios del Centro Histporico poblano que se han sumado un año más a esta tradición, reconocida por la UNESCO como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. El origen de la celebración de Día de Muertos es anterior a la llegada de los españoles, y la colocación de ofrendas para las culturas prehispánicas era muy importante pues para ellos el acto de morir era el comienzo de un viaje hacia el Mictlán (reino de los muerto descarnados), el cual duraba cuatro días. Al llegar a su destino, el viajero ofrecía obsequios a Mictlantecuhtli (señor de los muertos), quienes los destinaban a una de nueve regiones donde el muerto permanecía un periodo de prueba de cuatro años antes de continuar su vida en el Mictlán y llegar así al último piso, que era el lugar de su eterno reposo, denominado "obsidiana de los muertos". Así, las ofrendas eran colocadas para dar fuerza a los muertos y continuar con el viaje. Posteriormente la tradición sufriría un sincretismo con las costumbres españolas y cristianización. Origen de la CatrinaLarga figura de esbeltos dotes, muy elegantemente arreglada. Vestido de noche a olanes de encaje, llamativos colores y un gran sombrero de plumas que disimula la huesamenta, es La Catrina un símbolo del arte popular. Un recordatorio, como bien lo anunciaba Posadas, de lo democrática que ha de ser la muerte. En México, el Día de Muertos es una de las más grandes celebraciones, que por sus orígenes prehispánicos mezclados con las tradiciones cristianas y el colonialismo español adoptado, ha hecho de la fecha una festividad única, en la que resalta el colorido del arte popular. Lla catrina es una de las principales imágenes que representa la celebración y se ha convertido en objeto principal del ritual que incluso ya ha sido adoptada en otros países. A diferencia de otros lugares donde se lleva a cabo la celebración del Día de Muertos, en México el contexto del rito adquiere un sentido positivo, alejado del horror, miedo, espanto. Así también la figura de la calavera, muy frecuentemente asistida con los cultos satánicos. El inicio de la historia de la dama que ahora se ha convertido en una figura de identidad nacional, comienza en la época de gobierno de Benito Juárez, Sebastián Lerdo de Tejada y Porfirio Díaz, periodo en el que, tras la inestabilidad económica y política del país, fue criticada la situación por las clase media, dando resultado a textos escritos. Fue el ilustrador y escritor José Guadalupe Posada, quien en las publicaciones para el periódico El Hijo del Ahuizote, colaborara con la creación de La Calavera Garbancera, una crítica social y una burla a los indígenas que se habían enriquecido y menospreciaban sus orígenes y costumbres. Más tarde, el famoso muralista Diego Rivera le podría atributos, colores y un elegante vestido, creando así a La Catrina, versión femenina de un catrín, que en el argot mexicano hace referencia a un hombre elegante y presumido. En el mural Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central, obra de Rivera, el pintor se representa a sí mismo con la catrina, junto con Frida Kahlo y José Guadalupe. Se encuentra en el Museo Mural Diego Rivera en Ciudad de México. |