No es una novela, no un cuento, pero le va a interesar a los poetas: Gabriel WOLFSON

El narrador poblano ,junto al traductor Octavio Moreno, dan a conocer una versión oscura y enredada de La voixdans le cabinet de débarras

"Hay otras maneras de escribir prosa, de las cuales se escribe muy poco en México. Casi siempre se escriben de formas muy seguras, muy correctas, convencionales, señala el narrador poblano Gabriel Wolfson, quien, en conjunto con el traductor Octavio Moreno, ha hecho una versión en español de La voixdans le cabinet de débarras, texto de uno de los mejores poetas y novelistas del siglo XX, Raymond Federman.

Una versión "oscura y enredada", fiel a los originales, pero legible y sustentable en español es la que el par de escritores ofrece con La voz en el cuarto trastero", un texto que tanto en su versión en inglés y francés destaca por su complejidad enunciativa, ya que de principio a fin está escrita sin mayúsculas y sin signos de puntuación.

"No es una novela, no es un cuento, no es un texto que puedas leer de a poco. El efecto del texto es, me parece, como el de una persona que abriera la boca, hablara, hablara, hablara, hablara, hasta que termina y se calla" explica Wolfson en entrevista con El Popular, diario imparcial de Puebla.

El escritor plática en exclusiva con este medio cuáles fueron los retos de trabajar un texto con estas características atípicas, como que el autor trabaja la intención de la historia desde la estética visual, ya que sus 20 páginas están específicamente ajustadas a cajas cuadradas, lo que suma una complicación escritural.

En cuanto a la temática, la obra de corte autobiográfico de Federman aborda la infancia, la migración, la barbarie y la locura, con la alegría, además de un toque de crueldad lúdica, pero sin perder de vista la musicalidad de la obra; en ella Federman evoca sus vivencias durante el Holocausto.

Esta versión, de acuerdo a Wolfson, "es la mejor, ni el propio Federman llegó a ver nunca una versión tan limpia, tan cuidada y tan bien resuelta en los términos tipográficos que él quería".

El libro editado por Cabeza Prusia -realizado con apoyo del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes, a través del Programa a Proyectos y Coinversiones Culturales 2017- tendrá su presentación y lectura a cargo de Gabriel Wolfson.

En tu carácter de narrador, ¿fue complicada la incursión en este trabajo que resulta más de prosa poética?

-El peso mayor de esta versión es de Octavio Moreno, él es realmente el traductor. En este caso participé porque yo soy el narrador y se trataba de hacer una versión, no una traducción (...). La idea de Octavio era hacer una versión en español no que dé cuenta como una traducción original, sino que se constituya como un texto legible en el mismo nivel que los dos originales. 

Octavio hizo una primera traducción muy literal y me dijo: "Ahora escríbela como si fuera tu texto, que lo que más te preocupes no sea serle fiel al original, sino que se lea bien." Luego lo que hicimos durante mucho tiempo fue encontrar un punto medio de tal forma que se vuelva fiel a los dos originales, pero legible y sustentable en español.

Y en cuanto a la forma estructural, ya que es un libro atípico, escrito de principio a fin sin un solo punto, ¿cómo lograste mantener el sentido y la intención?

-No sé si lo logramos mantenerla, pero a lo que hicimos fue localizar ciertos usos gramaticales de Federman. Hay una cosa clara que es cómo cambia de singular a plural, no le importaba, habla a veces de un "él" o un "yo", y no hay ninguna lógica; nosotros lo hicimos también. Otra es que tiene alusiones muy concretas a Beckett que no están marcadas (...), pensábamos qué hacer con ellas, si poner una nota al pie y decidimos que no porque él quiere hacer un texto oscuro;entonces no podíamos ofrecer una versión que fuera clara. Si el texto de por sí es oscuro y enredado, nosotros tenemos que ofrecer una versión oscura y enredada.

En alguna entrevista a Raymond Federman se le cuestionaba sobre la forma de su escritura en cuadros, en el caso del inglés, y en rectángulos para la versión francesa, a lo que contestaba "porque en inglés pienso en cuadrados, y en francés en rectángulos". ¿Cuáles fueron las complicaciones para seguir el estilo en la versión al español?

-Hay otras versiones en inglés, francés y alemán que cotejamos (...), nos dimos cuenta que los editores resolvieron esto no en función de una idea trascendental , sino de diseño editorial. Cuando decidimos hacer esto fuimos a ver la cuestión de los derechos, entramos en contacto con la hija de Federman y fue muy enfática: "¿Ya se fijaron que es un texto muy difícil?, ¿que no tiene mayúsculas y acentuación?, ¿que de preferencia las cajas tienen que ser cuadradas? Tiendan a la caja cuadrada, ése es el ideal de mi padre". Fuera de broma y aunque sea algo que a nadie le importa, de todas las ediciones que conocemos de verdad que la nuestra es la mejor, ni el propio Federman llegó a ver nunca una versión tan limpia, tan cuidada y tan bien resuelta en los términos tipográficos que él quería. Qué lástima que ya no la vio.

La obra de Federman está escrita en su mayoría en inglés y en francés, ¿cómo aporta está traducción al contexto literario mexicano?

-No sé si Federman quería una que valiera la pena. Traducir muchas más cosas (...). Este texto creo que puede ser muy pertinente por esas características de prosa, el estilo, porque se escribe muy poco así en México; casi siempre se escriben con unas prosas muy seguras, muy correctas, convencionales (...). A mí me gustaría que el libro pudiese intervenir en una discusión sobre qué estamos haciendo, hay otras maneras de escribir prosas (...) Estoy casi seguro que le va a interesar más a los poetas que a los narradores.

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