Almendra, historia de un antihéroe

Trata sobre un periodista freelance que intenta averiguar el porqué del supuesto suicidio de su amigo, comenta el autor Ángel Descalzo

"Si buscamos la justicia y la verdad a través de volver a las relaciones humanas, va a ayudar a que la sociedad crezca", dice el escritor español Ángel Descalzo Fontbon, para quien es importante adentrar a la gente que no tiene la costumbre de leer en la narrativa para crear una sociedad más libre.

Ello a propósito de su libro de reciente publicación Almendra, la historia de un antihéroe que a través de las relaciones humanas tiene una metamorfosis, y que fue presentado recientemente en la Biblioteca Central de la BUAP.

El texto, editado bajo el sello de Rosa Ma Porrúa Ediciones, presenta a un periodista freelance que intenta averiguar el porqué del supuesto suicidio de su amigo de la infancia. A través de la última carta de éste, una partitura sin título y la ayuda de un maestro de música, Benjamín Lago lleva de la mano en un relato de intriga, música y relaciones humanas.

"La novela nace de la inquietud después de haber leído dos novelas que no me gustaron," dice el escritor español radicado en Puebla en entrevista con El Popular Diario Imparcial de Puebla, quien describe que hay partes de él en casi todos los personajes de su novela, pues a pesar de desenvolverse en el mundo de las finanzas, su pasión es la música y su asignación pendiente fue ser periodista.

¿Cuál fue esa primera idea de la que se desarrolla Almendra?

-Nace de la inquietud después de haber leído dos novelas que no me gustaron, y tuve la inquietud de leer una novela que me gustara a mí y que pudiera atraer a personas que no tienen la costumbre de leer narrativa.

Usted ha mencionado que el recuerdo y la memoria son herramientas para la construcción de la narrativa, ¿cómo se sugiere ello, por ejemplo, de una historia que es contada en un futuro?

-La historia principal es completamente ficticia, si está basada en pequeños elementos que conoces, a través de la experiencia que tiene uno de lo que ha vivido es la construcción de los personajes. Yo quise construir personajes que sean reales, que la gente los identifique, que se levanten del papel cuando lo estás leyendo y para eso necesitas apelar a la experiencia de las personas que has conocido en tu vida, y a partir de ahí vas creando los personajes que se mueven en la novela.

¿Hubo retos a los que se enfrentara Ángel Descalzo para la construcción de Benjamín, el personaje principal?

-El reto era crear un personaje que fuera un antihéroe yo no quería un detective de películas del que nos enamoramos al primer instante, sino un tipo que no ha sido mala persona pero sí algo cobarde en su pasado y él lo reconoce, que es un antisocial que no le gusta ni cruzarse con nadie de su vecindario. A través de lo que va a vivir en la novela cambia su perspectiva delante del mundo.

El jazz, la música clásica, una partitura son parte de la trama, ¿por qué una búsqueda a través de la música?*

-Desde siempre me ha encantado la música, soy un melómano. A partir de ahí quise crear una estructura en la que las partes de la novela tienen que ver con las partes de un danzón. Procuro llevar ese ritmo, la novela igual que el danzón primero es lenta, cerrada, íntima; luego es más larga, empiezan a abrirse más detalles.

¿Qué tanto del autor se puede encontrar en la historia?

-Hay partes del autor en casi todos los personajes (...), yo digo que hasta los malos de la novela tienen algo de mí, pero también tienen mucho de la gente que conozco.

Benjamín, como buscador de la verdad, ¿podría sugerir una posición/sector de la sociedad actual?

-Lo veo como una persona que intenta redimirse de todos sus pecados, y lo quiere hacer a través de no fallarle a su amigo muerto, no fallarle al recuerdo de su papá que también murió, y quiere conseguir averiguar qué pasó con su amigo pero como algo egoísta, para poder expiar sus pecados gracias al descubrimiento de la verdad.

Muchas veces la ficción lleva implícita una verdad, ¿cuál sería la relevancia de la investigación y el periodismo en el contexto mexicano?

-La novela transcurre sobre todo en España, aunque también en México. Yo entiendo la sociedad española de hace 25 años como está hoy mismo México y pienso que si España pudo cambiar a una circunstancia mejor, México lo puede también.

El aprendizaje puede ser que si buscamos la justicia, la verdad, a través de volver a relaciones humanas, eso ayuda a que la sociedad crezca. Y lo que digo siempre: si conseguimos que la gente lea más, vamos a hacer una sociedad más libre.

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