"La literatura policiaca en México ha servido para exorcizar los demonios, para crear una distancia y luego el sentido del humor", dice Paco Ignacio Taibo II y es que este país, menciona, ha estado dominado por una combinación de horror, absurdo, y de abuso del poder.

Ello a propósito de su reciente participación en La Fiesta del Libro 2019, en un Mano a Mano con el escritor colombiano Nahúm Montt. A lo largo de la charla frente a cientos de espectadores poblanos, en un ambiente familiar y un toque cálido, el director del Fondo de Cultura Económica abordó junto a Montt algunos de los aspectos de su trayectoria escritural, algunas de sus obras, sus proceso creativos, entre otros temas como el género narrativo, ensayos de historia y la novela policiaca.

Con su característico sentido del humor, el autor de Cosa fácil no pudo dejar de mencionar situaciones complejas de la sociedad mexicana, como el tan analizado problema del huachicol, que, a modo de explicación para el colombiano, dijo: huachicol es la historia de cómo a este país le estaban robando de 20 a 40 millones diarios chupando ductos de petróleo."

Sobre la misma línea, Montt compartió con Taibo la fascinación por la realidad. Alternando el micrófono, dijo que en Colombia "más allá de lo macabro y los lugares comunes a los que los medios reducen a un país"- ocurren cosas extraordinarias, asombrosas, pues no hay una semana en la que no se sorprenda con noticias que desafían la imaginación: "En Colombia vivimos de asombro en asombro y uno tiene que aprender a administrar esa capacidad de asombrarse, de este presente vertiginoso que día a día trae una sorpresa nueva."

Con ovaciones, aplausos y gritos del público de todas edades como fondo, Taibo mencionó que en dos meses huachicol se volvió la palabra nacional. Y todas estas explicaciones no de forma gratuita, más bien a modo de ejemplificar la forma de creación de una novela policiaca, pues para el escritor existe una disyuntiva a la hora de culminar un texto de este tipo, ya que existe un debate entre el realismo propio de la novela policiaca, la secuencia de los acontecimientos y la tentación de lo que se llamaría el happy end del cine norteamericano:

"Reconozco que me debato cuando hago novela policiaca entre la necesidad de dar oxígeno, al final un poco de esperanza a los que la escribimos y la leemos, y la necesidad de ser riguroso, sólido con la realidad, el realismo de la novela policiaca. Es un debate que me acompañará toda mi vida."