Daniel Saldaña: En todo lo que escribo siempre hay algo de mí

"Yo tenía también 10 años como el protagonista en 1994 y me acuerdo mucho de toda esa realidad social" comenta de El nervio del volcán

Daniel Saldaña: En todo lo que escribo siempre hay algo de mí
Karen ROJAS | Daniel Saldaña París Daniel Saldaña: En todo lo que escribo siempre hay algo de mí

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Memorias del Crimen

Un hombre de 33 años lleva un largo tiempo postrado en cama, sin salir de su departamento. Y es que a través de sus recuerdos intenta reconstruir su vida. Fue en el verano de 1994 cuando él, siendo apenas un niño, sufriera la partida de su madre cuando ésta decidió unirse a la lucha zapatista, un acontecimiento que marcaría su existencia.

Éste es el contexto en el que se desarrolla El nervio principal, la más reciente obra del escritor mexicano Daniel Saldaña, una novela que invita a pensar sobre la propia infancia y reflexionar situaciones a nivel personal y sobre la vida familiar.

Cinco años después de la publicación de su primera novela, en medio de extrañas víctimas, el poeta y novelista ofrece este texto que da la doble mirada a un mismo ser: la de un treintañero que se aferra a sus vagos recuerdos, y la de su infancia.

"(Éste es) un personaje que tiene necesidad de estructura, de darle orden al mundo según un esquema de izquierda y derecha, de simetría, de ejes simétricos y del nervio principal, que es el título de la novela. Así lo explica Saldaña en entrevista con El Popular, diario imparcial de Puebla, ello a propósito de la reciente presentación del libro en el marco de las actividades de la Fiesta del Libro 2019 que se organizó en el Zócalo de la ciudad.

Según dijo, habría una semejanza entre el autor y su personaje principal; además de retratar, desde la mirada infante, la realidad social y los acontecimientos relevantes que hubo en la época de 1994 cuando él, igual que este hombre, tenía 10 años.

El nervio principal, tu segunda novela, ¿cómo nace la idea?

-Lo escribí cuando estaba viviendo en Canadá, en uno de esos inviernos de película de 30 grados bajo cero, por lo que yo estaba muy aislado, pasando mucho tiempo sin salir; eso me llevó a explorar mi memoria y a tratar de acordarme de México y de mi infancia.

Me di cuenta que tengo muy mala memoria y mi infancia tiene muchos huecos; entonces empecé a reflexionar sobre eso y a inventarme algunos recuerdos.

¿En qué sentido entonces habría relación entre el autor y el personaje principal?

-En todo lo que escribo siempre hay algo de mí, le presto recuerdos o características mías a varios personajes. En este caso sí me identifico en algunas cosas con el personaje porque yo era un niño muy sensible, muy imaginativo, un poco delirante como casi todos los niños; lo otro es que la novela transcurre en una colonia periférica de la Ciudad de México, la colonia Educación, donde yo viví. Hay algo un poco autobiográfico en el sentido del contexto, pero la familia del personaje es muy distinta.

En la novela resalta que este niño, o adulto, está entregado al origami, ¿tendría algún significado particular?

Pues el niño desde chiquito empieza a hacer origami y le sale muy mal, pero tiene una especie de obsesión con la simetría, por el orden, con tratar de doblar hojitas por la mitad, un rasgo de su personalidad que sigue hasta su adultez. No sé exactamente qué representa, pero sí sé que es un personaje que tiene necesidad de estructura, de darle orden al mundo según un esquema de izquierda y derecha, de simetría, de ejes simétricos y del nervio principal, que es el título de la novela.

¿Será que la presencia constante de la mamá a través de sí mismo, su memoria, sea parte de la necesidad de estructura?

-Sí, hay una obsesión muy psicoanalítica con la mamá porque se va, y esa ausencia deja una especie de hueco que hace que se obsesione porque no sabe mucho de ella. Como no conoce mucho, piensa más en ella para llenar esos huecos de información que tiene; y sí, es una manera de darle orden al mundo, él quiere identificarse con la madre pero no tiene ya esa figura a la mano como para poder copiar sus características.

La historia comienza cuando la madre lo deja por unirse a la lucha zapatista, ¿por qué iniciar con este contexto?

-Ése es un asunto muy generacional. Yo tenía también 10 años como el protagonista en 1994, me acuerdo mucho de toda esa realidad social, no sólo del levantamiento zapatista sino todo lo que pasa en el 94, como el asesinato de Colosio, las elecciones, el mundial de futbol. Fue un año muy cargado y me interesaba retratar cómo se vio ese año desde la mirada infantil, desde la perspectiva de los que éramos niños en ese momento.

¿Cuál sería la voz que persigue este libro a diferencia de tu primera novela, En medio de extrañas víctimas?

-Son dos novelas muy diferentes. La primera tiene más sentido del humor, mucha parodia, ironía; aquí yo creo que, aunque hay rasgos de sentidos del humor y momentos chistosos, es una novela esencialmente triste, lo que da un cambio de tono. Otra es que es una novela con una historia más acotada, más íntima (...), pero también hay muchos intereses en común entre las dos, como la figura de la madre, la necesidad de buscar una especie de unidad que le dé sentido a la vida del narrador. A pesar de los cambios, más o menos me reconozco en ambas.

¿Por qué leer El nervio principal?

-Algunos lectores me han dicho que los ha llevado a pensar en su propia infancia, también que el texto mueve cosas a nivel personal como para reflexionar sobre nuestras familias, sobre las cosas que no se dicen a nuestras familias, y eso puede ser un ejercicio interesante más allá de la lectura.

Pero vale la pena acercarse no sólo a este libro, sino a la literatura de los jóvenes y los no tan jóvenes de México porque es la literatura viva, es la literatura que estamos haciendo los creadores de las nuevas generaciones y creo que es interesante conocerla porque hay cosas muy valiosas.