Álvaro Enrigue: Toda escritura es política y la novela es un artefacto

Para el escritor la ficción también es un método de conocimiento; puede analizar y proponer teorías sobre ciertas circunstancias cotidianas

Toda escritura es política siempre. La novela es un artefacto político por excelencia, y cuando alguien dice que sus novelas no son políticas, ese alguien es de derechas," sentencia el escritor Álvaro Enrigue, ya que ello marca un posicionamiento sobre una ideología.

Para el periodista mexicano la escritura de ficción también es un método de conocimiento; puede analizar y proponer teorías sobre ciertas circunstancias sin necesidad de reclamar una comprobación científica como le exigiría a un sociólogo o un historiador; en ese sentido una novela puede ver los temas que les interesan a los historiadores, filósofos o periodistas, pero desde una perspectiva distinta.

Lo explica así a propósito del trabajo de investigación que realizó para su novela de reciente publicación Ahora me rindo y eso es todo, un trabajo que aborda desde la guerra apache, la historia de Jerónimo, un guerrero que luchó contra el ejército americano prácticamente hasta perder el aliento.

En entrevista con El Popular diario imparcial de Puebla, el escritor menciona que la novela trata de dilucidar qué exactamente hicieron los mexicanos y los estadounidenses durante el siglo XIX y cómo eso afectó a la vida de los individuos de ambas naciones hasta estos días, además de identificar cómo fue el proceso en el que este personaje se convirtió en un héroe gringo siendo de nacionalidad mexicana.

"(Jerónimo) servía como la espina dorsal de un momento de gestación de lo que quiera que sea que seamos en ambos lados de la frontera (...), es un tema urgente que tenemos que ver desde todos los puntos de vista, y el punto de vista de la ficción también cuenta," indica.

Citando al filósofo griego Aristóteles, Enrigue sentencia que la filosofía se encarga de las cosas como son y la poesía de las cosas como podrían ser, y en ese sentido explica que todo su trabajo se desarrolla a partir de la pregunta sobre qué hubiera pasado si en lugar de políticas de exterminio se hubieran implementado políticas de integración.

"(Son) políticas de exterminio que por cierto no se han terminado, seguimos trabajado de manera menos cínica pero en la lenta extinción de los propietarios originales de este continente, pero al mismo tiempo las historias originales de este continente no se van a ir a ningún lado."

Álvaro Enrigue (Guadalajara, Jalisco, 1969) es narrador, crítico de literatura y profesor. Impartió la materia de Literatura del Siglo XX en el departamento de Letras en la Universidad Iberoamericana y Composición y Traducción en la Universidad de Maryland, en donde estudió su Doctorado en Letras Latinoamericanas. Premio "Joaquín Mortiz" para Primera Novela 1996 por La muerte de un instalador y Premio Herralde de Novela 2013 por Muerte súbita.

¿Por qué hablar de una guerra apache?

- Creo que para eso se escriben las novelas: para saber por qué es importante hablar de algo. Una novela es un proyecto de investigación de un tema que te interesa y que tienes la intuición de que va a resultar revelador sobre tu circunstancia. La guerra apache fue una guerra que pelearon juntos los ejércitos de México y Estados Unidos, una guerra bochornosa, y eso me interesaba.

"Por otro lado, me interesaba el proceso de absorción que han hecho los gringos sobre el personaje de Jerónimo que era ciudadano mexicano, nació, en 1823 en Nuevo México (...) y cómo es que se ha convertido en un héroe gringo. Además tenía un interés en escribir un Western."

En esta unión entre estadounidenses y mexicanos, ¿cómo podríamos interpretar y rescatar algunas situaciones en el contexto actual?

 - Yo creo que la escritura de ficción es un método de conocimiento. Hay cosas que aprendemos leyendo y escribiendo ficción y creo que la novela ve desde una cumbre distinta los temas que le interesan a los historiadores, los filósofos, los periodistas y demás. Una novela es un estudio de una circunstancia que no reclama una comprobación científica; el novelista puede poner una teoría para generar ideas, ideas que un sociólogo o un historiador no pueden. Parece que hay mucho que decir sobre la conformación del imaginario mexicano del siglo 19 temprano, y la conformación del imaginario gringo en el 19 tardío, y ese marco de tiempo abarca la vida de Gerónimo,

Tras la novela hizo una investigación, Existe una mezcla de personajes históricos con la ficción, ¿cómo entenderla?

- La novela intenta precisamente eso; la pregunta que intenta responder la novela es exactamente eso que hicimos los mexicanos y los estadounidenses durante el siglo XIX, y cómo eso afecta nuestra vida de todos los días. Hay una especie de efecto mariposa en el que una pequeña guerra que sucede en un espacio minúsculo, qué era la apachería, cómo sigue teniendo consecuencias en la vida cotidiana. La novela no es precisamente histórica, pero es una novela que se pregunta por los temas de hoy.

Anteriormente había mencionado que "la novela es una máquina política", ¿cómo interpretar está afirmación?

- Eso es exactamente lo que es una novela. Yo creo que cuando alguien dice que sus novelas no son políticas ese alguien es de derecha porque la novela siempre es política. Toda escritura es política siempre, la lista del súper, lo que compras orgánico y no orgánico es ya un posicionamiento político respecto a las cadenas de producción, con respecto al futuro que quieres para tus hijos. Entonces por supuesto que toda escritura es política, y la novela es un artefacto político por excelencia, y lo interesante es porque discute ideas conforme cambian.

"Como mexicano radicado en Estados Unidos me preocupa el problema de cómo son vistos los mexicanos allá y cómo son vistos los gringos acá. Me preocupa, me obsesiona y ha estado en todo mi trabajo el tema de las naciones originales de América."

La estructura del libro también es un tanto particular.

- Mira yo veo una novela como un acertijo: cómo puedo decir lo que quiero decir utilizando una serie de tramas y de personajes que no es que tengan que ser representativos de nada, pero que sirvan para transmitir una serie de preguntas... No sé si de respuestas, probablemente no hay respuestas nunca, cuando menos en mis novelas. Yo veo una novela como una fórmula química, eso demanda una forma no convencional.

"Por otro lado, estamos en el siglo XXI y da hueva escribir una novela decimonónica (...), una novela reclama un esfuerzo físico bestial, es un trabajo de muchos años que no me interesaría hacer a la antigüita. Vivimos en un mundo que ya no corresponde al formato original de la novela; lo raro es que existan novelas de estilo decimonónico y que la gente las siga leyendo (...). Si vives en una realidad que se construyen fragmentos, creo que esa realidad debería ser representada en los lenguajes del arte formas fragmentarias. A mí no me parece que es experimental, me parece que es realista escribir una novela así.

"Ahora me rindo y eso es todo"... ¿deberíamos rendirnos?

-Deberíamos no rendirnos nunca, nunca jamás, como Jerónimo. Es decir, Jerónimo dice esa frase en 1886 absolutamente acorralado por el ejército estadounidense en el cañón de los embudos, pero no se rindió ahí (...), el hombre vivió 20 años después de haber dicho esa frase y no dejó de batallar ni un segundo; lo que me impresiona en la cultura chiricahua es su absoluta resistencia, su incapacidad para entregarse y su negativa a modificar su forma de vivir.

Me parece que nosotros nos rendimos con mucha facilidad. A la primera decimos que sí a todo.

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