Memorias sonoras, una visión para transformar la música en letras: Beatriz Meyer
El proyecto tiene como objetivo generar nuevos públicos y acercar a los escritores a la lectura
La música es el conjunto de sonidos sucesivos que combinados producen un efecto estético o expresivo y resultan agradables al oído, y a través de la música se pueden crear textos originales, ya que la idea es que los sonidos escriban su propia historia. O como lo dice la escritora Beatriz Meyer: “los sonidos juegan un papel muy importante en la percepción que tenemos del mundo”. Beatriz Meyer (CdMx, 1981) es conocida en el mundo de las letras poblanas por sus cuentos, poemas y los talleres que brinda en distintos puntos de la ciudad de Puebla. En la actualidad participa en Memorias sonoras en la Fonoteca “Vicente T Mendoza”. En 2019 se puso en marcha el proyecto, que consiste en la creación de archivos sonoros de obras de escritores que hayan realizado su producción literaria en Puebla. La escritora realizó una selección de 57 obras literarias pertenecientes a 28 autores de diversos géneros, como son minificciones, los cuentos y las obras de teatro. Principalmente, el proyecto tiene como objetivo generar nuevos públicos y acercar a los escritores a la lectura y desarrollo de su obra a través del sonido. En entrevista con El Popular, diario imparcial de Puebla, la escritora platicó sobre el proceso que ha seguido en este proyecto y la importancia de desarrollar la escritura para concebir el mundo desde una perspectiva más global. En las próximas semanas, Beatriz Meyer estará impartiendo un taller de cuento en el Foro Cultural Karuzo. La escritora ha participado en estos eventos y lo hace con la finalidad de hacer conscientes a los participantes de que pueden llegar a escribir como los grandes. También lee: La literatura en México es muy rígida, y por ello es difícil publicar en las grandes editoriales: Andrea Muriel¿Cómo surge el proyecto de Memorias sonoras? —Éste fue un trabajo que realizamos en equipo con la Fonoteca, y la BUAP nos apoyó para la selección de algunos títulos. El criterio para escoger los textos es que fueran adaptables al formato sonoro para que así puedan llegar a más personas, en especial a aquellas que viven alrededor de la Fonoteca y que tal vez no conocen este espacio. Queremos atraer a todos los sectores con piezas muy sensibles que cuenten una historia, y que aquel que lo escuche pueda tener un diálogo con los relatos que fueron escritos en Puebla. ¿Por qué es importante trasladar lo escrito a lo sonoro? —La cultura que tenemos es muy visual, y no nos damos cuenta de cómo contribuye el sonido en nuestras atmósferas, personales y sociales; siempre hay voces, música y demás ruidos que juegan un papel muy importante en la percepción que tenemos del mundo. El estar viendo todo el tiempo imágenes nos priva de imaginar, como antes la gente lo hacía al escuchar su radio mientras hacía otras labores; debemos acercar a la gente todas las posibilidades que tiene el sonido. Algunas de las piezas que presentan son muy cortas, ¿La duración de las obras es algo que influya en el interés hacia la lectura o la escucha? —Quisimos inaugurar el proyecto con mini ficciones, porque nos parece que es un género flexible, muy gustado y joven que se presta a esta actividad. Iniciamos las sesiones de escucha con relatos cortos, para que así las personas puedan ir entrenando su oído, para que más adelante puedan escuchar relatos más largos. Vamos a tener presentaciones de los libros y textos que participaron, para que los asistentes puedan dialogar con los creadores. El taller de creación está más abocado a la parte lúdica y el interés por el lenguaje; a pesar de que muchos no publiquen lo que escriban, o se dediquen profesionalmente a esta actividad, pueden beneficiarse porque encuentran un mundo de belleza que otras disciplinas no brindan. La imaginación es la capacidad que tenemos de proponer nuevas visiones de las versiones e ideas. Creo que las personas que quieran escribir van a acabar haciéndolo; todos somos narradores, porque todo el tiempo estamos hablando y contando. ¿Qué consecuencias puede tener el no leer? —La visión del mundo se hace muy pequeña si no podemos hacer uso de un vocabulario amplio. Esa parte es dolorosa, porque muchas veces la comunicación se trunca cuando se usa un léxico muy acotado. Difundir el trabajo de escritores de Puebla en su misma ciudad, ¿es complicado? —Muchas veces la gente menosprecia el trabajo que se hace en la entidad. Lamentablemente eso ocurre en todos lados, no nadamás en Puebla; se ve como de menor calidad lo propio y se alaba lo ajeno. Pero lo que mencionó en algún momento Borges es real: lo local es lo universal, y creo que los textos que tienen que ver con Puebla son muy gustados, porque la gente reconoce los símbolos que hay ahí. ¿Qué diagnóstico harías de la actividad literaria de Puebla? —La literatura poblana es muy fuerte, y hay escritores con mucha calidad. Habrá muchas voces y plumas poblanas, serán parte de la nueva literatura mexicana que estamos necesitando y que se está gestando; están por romperse esos diques que nos contienen. Desde siempre, el estado ha aportado mucho a la literatura nacional, pero no se le ha reconocido como se debe. Estamos en una nueva etapa, no generación, porque no existen ideas compartidas como en la generación del 27 en España, o que los una alguna tendencia ideológica. Aquí no se da, porque hay una variedad de propuestas políticas y estilísticas. Para mayor información sobre los talleres que imparte Beatriz Meyer en el Foro Cultural Karuzo, pueden consultar las redes sociales de este recinto. El proyecto Memorias sonoras puede conocerse en la Fonoteca “Vicente T Mendoza” en el Complejo Museístico de La Constancia, de martes a domingo de 10 a 17 horas; la entrada es libre.
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