Yolik, la presencia de una matriarca
El documental fue grabado en la comunidad de San Gabriel Chilac, en su mayoría fueron alumnos poblanos de la sexta generación de Ambulante Más Allá.
Cabeza/ Yolik, la presencia de una matriarca Sumario/ El documental fue grabado en la comunidad de San Gabriel Chilac, en su mayoría fueron alumnos poblanos de la sexta generación de Ambulante Más Allá quienes participaron en el proyecto. Mar PICAZO El documental Yolik (despacio), se proyectó por primera ocasión en San Gabriel Chilac, comunidad nahua al sureste de Puebla. En la realización de este cortometraje participaron Zahira Aldana Ramírez, María Fernanda Islas Montero, Aldo Alejandro Ter-veen Calderón bajo la dirección de Epifanía Martínez Rosete, ellos son integrantes de la sexta generación de Ambulante Más Allá. La historia retrata a Linda quien es la mujer más anciana de su familia y aunque enfrenta algunas de las dificultades propias de su edad, encuentra el tiempo y la energía para seguir haciendo las cosas que le gustan. En la convivencia cotidiana con quienes la rodean, ha logrado mantener vivos los recuerdos de su infancia, de lo que le enseñaron sus padres, de los lugares donde creció, y reflexiona sobre cómo todo esto ha ido cambiando en el transcurso de los años. Epifanía Martínez Rosete es la directora y sobrina nieta de Linda en entrevista con El Popular, diario imparcial de Puebla nos relató su experiencia al trabajar no sólo con un familiar sino en su comunidad. Epifanía, ¿qué fue lo más complicado de realizar Yolik? −Es el primero que hacemos como equipo y una de las complicaciones fue que sólo la productora y yo sabíamos náhuatl y el resto del equipo no. Entonces había ocasiones que no sabían que estaba pasando. A mí se me olvidaba que ellos no sabían y a la hora de dar indicaciones temíamos interrumpir, lo que estaba pasando. Fue complicado pero al final lo solucionamos. ¿Fue difícil convencer a Linda? −Linda es mi tía abuela entonces de entrada ya tenía este acercamiento familiar y con las personas que retratamos y la verdad fueron muy accesibles cuando les platiqué mi idea. Y aunque al principio no tenía muy claro que quería decir, siempre hubo buena recepción por parte de ellos. ¿Cómo lograste romper esa brecha generacional con Linda? −Ella es la mayor de mi familia materna. Compaginamos porque a ella le gusta mucho hablar del campo, de cuando era niña. Ella se quedó viuda muy joven y le gusta hablar sobre lo que ha hecho a lo largo de su vida y en mi ha encontrado a una persona que quiere escucharla. Aunque sí hay una barrera generacional con sus nietos y sus bisnietos porque cada uno está involucrado con la vida diaria y es complicado prestar atención a lo que nos quieren contar los mayores. También lee: Llegan los cuartos infinitos de Yayoi Kusama¿Quisiste hacer un rescate de la cultura y la lengua en este documental? −En mi comunidad las mujeres han sido las que han reproducido la cultura, yo sólo soy la traductora de los saberes comunitarios. A mí no se me hablo desde pequeña la lengua, mi mamá la habla bien y conmigo se rompió esa generación de hablar la lengua de manera fluida; en este corto creo que no tiene este peso, en la comunidad hay una dinámica de desigualdad en cuanto a la identidad y la lengua que en un futuro me gustaría mostrar. ¿El ritual donde aparece Linda fue planeado? −Cuando vi los tiempos de rodaje y vi lo de la boda yo lo olvide en ese momento y cuando vi las fechas coincidían con los planes de grabar y aunque originalmente no estaba contemplada la boda, lo que hicimos fue reestructurar la grabación. Esa boda justamente muestra la importancia que se les da en mi comunidad a las personas mayores y de su deber espiritual al bendecir a las nuevas generaciones y a las nuevas familias. ¿Cómo fue recibida la proyección de la documental en tu comunidad? −Fue el primer espacio donde pudimos proyectar la película. Yo tenía el interés de que se pudiera proyectar allá principalmente porque yo creo que se debe regresar algo a las personas que nos abrieron las puertas a su vida, pensamiento e ideas. Y lo que nos llevamos como documentalistas es que fue muy bien recibida por la comunidad y espero que más adelante haya más proyecciones. ¿Piensas en un futuro volver a trabajar en otro proyecto donde se involucre tu comunidad? −Pues sí, me gustaría hay muchas cosas de las que se pueden hablar pero por ahora no tengo nada estructurado. ¿Cómo fue el trabajo con tus compañeros? −La productora, sonidista y editora son de la ciudad de Puebla; el fotógrafo es de Querétaro y todos somos de la sexta generación de Ambulante Más Allá; en este proceso de formación se presentaron cada uno de los proyectos se presentaron cada uno y se les preguntó si colaboraban o ellos se acercaban, más que compañeros son amigos y cada uno se involucró tanto en el sonido, la imagen y en ver como armábamos la historia. De hecho esta generación de Ambulante Más Allá son en su mayoría mujeres. Epifanía Martínez Rosete es comunicóloga. Su formación le permitió reflexionar sobre temas relacionados a las identidades indígenas y sexuales, temas que busca explorar a través del cine documental.
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