El largo camino hacia la vacuna contra coronavirus

A lo largo del mundo se trabaja arduamente por una vacuna para el coronavirus, aunque ya han empezado pruebas, la verdadera solución tardaría hasta un año.

Mientras la pandemia de COVID-19 avanza también lo hacen las investigaciones para descubrir una vacuna eficaz para contenerla. Entre los países que lideran esa carrera se encuentran Rusia, Estados Unidos y China.

Desde que el gobierno chino dio a conocer la secuencia genética de la cepa para impulsar investigaciones en todo el mundo comenzó la carrera hacia la identificación del antígeno indicado para generar una respuesta inmunitaria en el cuerpo humano.

Lo único que se conocía es que la enfermedad comparte entre el 80 y 90 por ciento del material genético del virus generador del Síndrome Respiratorio Agudo Severo (SARS, por sus siglas en inglés), padecimiento también de veloz propagación y causante de centenares de muertes tras un brote del mismo entre 2002 y 2003.

El SARS como el COVID-19 están conformados por una tira de Ácido Ribonucleico (ARN), la cual se encuentra dentro de una proteína esférica con espinas que se adhiere a los pulmones del ser humano y ataca tanto sus células como su capacidad reproductiva, informó el Centro Nacional de Datos Genómicos de China (NGDC, en sus siglas en inglés)

La clave para el inicio de la búsqueda de la vacuna la dio la caracterización del virus como una cepa perteneciente a la familia de los coronavirus. El proceso inició mucho antes que la Organización Mundial de la Salud (OMS) catalogase como pandemia al esparcimiento del COVID-19 en más de 190 países.

El antígeno como antídoto

Es un hecho que encontrar la vacuna no es un camino fácil y rápido de recorrer, sin embargo los esfuerzos de compañías, farmacéuticas y centros académicos del mundo han sido titánicos para acortar el periodo promedio de identificación de antígenos efectivos y seguros, aseguró la doctora Flor Muñoz-Rivas, del Baylor College of Medicine

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De acuerdo con la especialista, el desarrollo de una vacuna necesita de 10 años. Pero ante la urgencia de detener la pandemia de COVID-19 las alternativas podrían estar presentándose en tan solo un año.

Aunque el caso debe tratarse de forma aislada según la experta, ya que, principalmente, la velocidad se debe a los referentes ya existentes del código genético del COVID-19 y su similitud con otras cepas.

También, la cadena de noticias BBC explicó que la elaboración de una vacuna implica considerar sus partes. En un primer momento, los laboratorios y farmacéuticas deben identificar los antígenos correctos y las proteínas virales que suelen ser atacadas por el sistema inmune y, posteriormente, siguen las pruebas en animales antes de emplearse para tratamiento de personas infectadas.

La aprobación de una vacuna también requiere de ensayos clínicos, los cuales, según información de la organización Sabine Vaccine Institute, con sede en Washington, tienen tres fases. La primera involucra voluntarios sanos y se evalúan efectos adversos. En un segundo momento se pone a prueba en grupos de población infectada y, en una tercera etapa, se pone a prueba con miles.

Según el periódico The Guardian, la generación de una vacuna específica para el nuevo coronavirus podría tardar mucho más si se considera que ninguna vacuna hecha de material genético, como es el caso de este proyecto en curso, ha sido aprobada hasta la fecha.

¿Quién va a la cabeza?

En los laboratorios, se libra la batalla y la creación del armamento para combatir al enemigo de esta especie de guerra biológica. Aunque la veloz propagación ha dado prioridad al aislamiento.

The Guardian, asegura que desde la fecha de las revelaciones de China, al menos 35 compañías y laboratorios de todo el mundo buscan la vacuna capaz de preparar a la población mundial para enfrentar al coronavirus desde su sistema inmune. De acuerdo con medios estadounidenses, al menos cuatro de los laboratorios ya se encuentran en la fase de prueba.

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China, país epicentro del contagio, fue de los primeros en poner en marcha los trabajos para la generación de una vacuna, principalmente desde instancias gubernamentales. A mediados de marzo, el Ministerio de Defensa chino informó sobre el desarrollo exitoso de una de las primeras vacunas.

La epidemióloga Chen Wei, de la Academia Militar de Investigación Médica de China estuvo a cargo de dicho hallazgo y, según informó la dependencia en un comunicado, en abril comenzaría con los ensayos clínicos en humanos.

Al mismo tiempo, se anunció un descubrimiento similar que pondría en marcha sus pruebas en fechas similares. El subdirector de la Comisión Municipal de Salud de Shangai, Yi Chengdong, anunció el hallazgo que en su caso se basó en las proteínas virales provenientes de las proteínas estructurales del virus.

Estados Unidos también siguió realizó sus esfuerzos por encontrar el antídoto, ahí se concentran principalmente en el sector privado y los centros de investigación.

Desde finales de febrero, la compañía estadounidense de ingeniería genética con sede en Texas Greffex Inc., informó sobre la generación de una vacuna, cuyas pruebas en animales comenzaron a mediados de marzo.

Ese laboratorio informó que una vez se consiga una vacuna eficaz, ésta sería producida de forma masiva y enviada a los países más necesitados de forma gratuita.

Moderna Therapeutics, es otra compañía que trabaja en una vacuna, informó hace un mes sobre el envío de los primeros lotes de su vacuna COVID-19 al Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas (NIAID, por sus siglas en inglés) para ponerla a prueba en EUA también en abril.

Rusia no se queda atrás. A principios de marzo, el viceprimer ministro ruso Tatyana Golikova dijo a medios de comunicación que el país ha acelerado sus esfuerzos por el desarrollo de una vacuna, a través del Centro de Investigación Estatal de Virología y Biotecnología (VECTOR).

Reino Unido también participa en la carrera. Según el medio Telegraph, un equipo de investigadores del Departamento de Enfermedades Infecciosas del Colegio Imperial de Londres desarrolló otra vacuna candidata para curar el coronavirus tan sólo 14 días después de la liberación del código genético por parte de China e, incluso, las pruebas con animales comenzaron desde febrero.

El mundo se esfuerza

La inversión ha corrido por cuenta de cada nación, así como de farmacéuticas. Aun así todo parece indicar que las energías se encuentran disperas en el objetivo en común, vencer al COVID-19

Los motivos de tantos esfuerzos podrían ir más allá de la diferencia en las bases científicas de cada caso. Según estimó la empresa de gestión de activos AllianceBernstein citada por Telegraph, desarrollar una vacuna efectiva contra la pandemia traería ganancias de hasta 2.7 miles de millones de libras esterlinas a quien llegue primero a la meta. Esto, sin mencionar el gran peso político que tendría ganar esta guerra.

Eso sí, todos los países en la carrera coinciden en los tiempos para poner a prueba la vacuna, en las próximas semanas, pero una opción realmente efectiva podría demorar entre 12 y 18 meses. Así, la carrera es larga, no sólo para la industria, sino también para la población mundial, quien espera desde sus casas la vacuna que les permita salir a las calles de nuevo.

Con información de Notimex

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