Arquitectos rusos dedican festival de instalaciones monumentales a la pereza

Parque de Artes Nikola-Lenivets, gigantesco vedado natural y cultural de 650 hectáreas que alberga en la actualidad más de 30 obras de las más de cien creada.

“La pereza es un trabajo arduo”, bromea Yuri, voluntario de la 15 edición del festival de arquitectura y diseño de paisajes Arjstoyániye 2020, convocado del 4 al 6 de septiembre en el Parque de Artes Nikola-Lenivets, 220 kilómetros al sur de Moscú, y dedicada a la pereza.

“La cultura rusa siempre ha prestado gran atención a la pereza: por un lado se le considera un mal, por otro, un bien. En el folclore ruso se le considera a la vez un vicio y un ensueño inspirador”, declaró a Efe el curador del festival, Antón Kúrochkin.

Y es que, recuerda, Kazimir Malevich consideraba la pereza como "la madre de la perfección".


Pereza creativa

Sin embargo, quien llega al Parque de Artes Nikola-Lenivets, gigantesco vedado natural y cultural de 650 hectáreas que alberga en la actualidad más de 30 obras de las más de cien creadas aquí, comprende que la pereza no pasa de ser un motivo para reflexionar.

Nada aquí es resultado de la pereza: se trata de instalaciones, muchas de ellas utilitarias, que han requerido de grandes esfuerzos y recursos, aderezadas con largas caminatas al aire libre, actuaciones y música en vivo, entre otras opciones culturales.

A la entrada a los visitantes les recibe una obra de 22 metros de altura creada por Nikolái Polisski, fundador del festival, que recuerda un conjunto de instrumentos de viento, todos trenzados como canastas con ramas de abedul.

Génesis

Las primeras obras en este lugar comenzaron a aparecer a principios de 2000, cuando varios artistas y arquitectos moscovitas eligieron la aldea para vivir y trabajar.

“Los primeros proyectos fueron ‘ligeros’. Hicimos cerca de 250 muñecos de nieve, me apoyaron los pobladores y fue un proyecto muy exitoso. Con 42 años cambió toda mi vida. La llegada del nuevo milenio”, recuerda Polisski, pionero del llamado Land Art y el arte efímero.

A aquella instalación, cuyas fotos llamaron inmediatamente la atención de creadores rusos y extranjeros, le siguieron otras, hechas con materiales desechables -heno o leña de abedul-, que se alzaron en gigantescas pirámides y castillos.

Tras “vivir” cierto tiempo estas obras de arte efímero corrían el mismo destino que las fallas: ardían durante las Máslenitsa, fiestas ancestrales rusas que preceden al gran ayuno previo a la Pascua.


Una ciudad en el bosque

El parque (que abarca tres aldeas, Nikola-Lenivets, Svizzhi y Koltsovo) cuenta con varias áreas. Por una de ellas, Versalles, paseamos de la mano de Yulia, residente local y guía del festival.

“Representamos una ciudad, y partimos de la definición de urbe de Platón: necesitamos una entrada, un camino y una torre, y aquí tenemos la torre”, afirma mientras señala a la instalación Asalto al cielo, creada en 2012 por la oficina arquitectónica moscovita Manipulazione Internazionale.

Se trata de escaleras que se entrelazan entre sí y suben, nivel tras nivel, a más de 20 metros de altura.

El camino también es una instalación peculiar, llamada Vereda rápida: una lona elástica que se extiende por unos cincuenta metros (diseño de la oficina de arquitectura de Estonia Salto Architects) y por la cual, según Yulia, “no sólo se puede caminar, sino también ir saltando”.

A la ciudad simbólica se entra a través del Arco, una gigantesca estructura multifuncional (mirador, bar, portal) creada por la oficina arquitectónica del moscovita Borís Bernazconi.

Casas de autor

Especial interés despiertan las llamadas casas de visita, diseñadas y construidas por reconocidos arquitectos.

Este año la novedad es la Casa Mezannine, de Alexei Luká, creada con materiales de desecho, lo cual la hace parecer una pintura de Malevich, curiosamente autor de un tratado sobre la pereza.

“Arjstoyániye permite no solo ver las obras, sino también conversar con sus creadores”, señala la guía.

A pocos pasos se encuentra la Villa Po-2, del arquitecto Alexandr Brodski, hecha con paneles de ferrocemento Po-2, populares en la URSS.

Este edificio, rústico y agreste por afuera, se convierte en un confortable local, con chimenea y todas las comodidades necesarias para vivir.

Al igual que la casa anterior y muchas otras construidas en el parque, la también llamada Casa Brodski puede ser alquilada por los visitantes durante su estancia en el Parque de Artes.

Un proyecto único

Arjstoyániye es un proyecto único, el mayor de su tipo en Rusia y Europa, que busca un enfoque nuevo del desarrollo urbanístico y que propone una idea novedosa de interacción con el diseño paisajístico, vinculada a la creación artística y el arte contemporáneo, según sus organizadores.

En esta ocasión acudieron al festival cerca de 6 mil visitantes, cifra sorprendente para este tipo de eventos que suelen tener un público muy específico.

 

A lo largo de sus 15 años de existencia, en el festival, que aspira a crear “un nuevo estilo de vida”, han participado más de 150 artistas de Rusia y otros países, como Francia y Holanda.


 

 

 

 

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