Pedro Farías Castillo, bombero retirado, fue homenajeado por el Cuerpo de Bomberos de Tehuacán, pues dedicó 35 años de su vida a acudir al llamado de auxilio TEHUACÁN Patricia FLORES Corresponsal  Desde los 24 hasta sus ahora 59 años de edad, Pedro Farías Castillo ha sido parte del Honorable Cuerpo de Bomberos de Tehuacán, sin embargo, aunque desde hace dos años ha tenido que abandonar el servicio por cuestiones de salud, ahora ve con orgullo a su hijo y nieto, pues ambos han seguido sus pasos para así consolidar una familia de bomberos por tres generaciones. Como invitado de honor, Farías Castillo presenció la ceremonia por el Día del Bombero. En esta ocasión, desde el presídium, llegaron sus compañeros para saludarlo y demostrarle respeto como resultado de sus años de trabajo dentro de la corporación. Asimismo, el vulcano reconoce que extraña el servicio, “en cuanto escucho la sirena me inquieto y quisiera salir con ellos, pero desafortunadamente ya no puedo”, admite. Con melancolía recuerda la década de los 90, cuando en el cuartel de Bomberos, ubicado en la avenida José Garci Crespo, sólo había tres elementos, él incluido. Además, sólo dos de ellos manejaban una unidad, mientras que el tercero laboraba como operador “eran otros tiempos”, señala. Farías Castillo narra que cuando llegaba a faltar un elemento y acontecía un siniestro era preciso abandonar las instalaciones, “nada más le decíamos al vecino que le echara un ojo”, refiere. Por otra parte, el bombero señala sobre los cambios a través del tiempo, pues ahora el número de elementos ha aumentado, aunado a la cantidad de unidades y equipo; “en aquellos tiempos no tenían ni siquiera el traje de protección básico, ni siquiera uniforme. Si había un incendio nos metíamos así, lo importante era servir”, advierte el retirado auxiliador. Ahora, a sus 61 años, el Vulcano refiere que hace un par de años le fue diagnosticado que los nervios de sus manos estaban dañados, situación que no tenía remedio. Por lo anterior, Farías Castillo tuvo que abandonar las filas de bomberos contra su voluntad, pues dicha enfermedad provocó que perdiera la fuerza en ambos miembros, lo cual imposibilitaba su permanencia en Bomberos Tehuacán. Un legado de fuego Por otra parte, don Pedro, como lo llaman sus amigos, es patriarca de una familia de dos hijos varones y una mujer, además de cinco nietos, producto de 40 años de matrimonio. Este hogar ha sido el consuelo del hombre de fuego, sin embargo, también ha significado su orgullo, pues su hijo Fabián Rolando Farías Rayón, de 39 años, ha continuado la tradición de bombero, por lo cual tiene más de 13 años de servicio en las filas. Farías Castillo señaló que en algún momento él y su hijo también fueron colegas, hecho que le permitió tener una comunicación y complicidad especial, misma a la que se acercó más tarde su nieto Isaac Abraham Farías Salazar, hoy de 16 años, quien también se ha incorporado como bombero voluntario. Lo anterior, menciona Pedro, debido a que el más joven de la dinastía siempre tuvo gusto por ser parte del Cuerpo de Bomberos, al recordar que desde niño, a los 8 años, era el primero en pedir que le permitiesen acompañarlos, “aunque sea en los desfiles, él siempre iba conmigo”, asegura. Por lo anterior, Pedro Farías deja un mensaje para los jóvenes: “(Que) le echen muchas ganas”, y para aquellos que tengan interés en ser parte de Bomberos Tehuacán, los invita a conocer la corporación, pues asegura que siempre hay lugar para alguien más. Ceremonia de bomberos Sin embargo, Isaac Abraham no es el único voluntario, pues junto a cinco compañeros más integra el servicio del Heroico Cuerpo de Bomberos de Tehuacán, el cual hoy cuenta con 56 elementos y 10 unidades al servicio de la ciudadanía, incluso de la región, a donde también acuden a dar apoyo en caso necesario. Este año la ceremonia oficial se realizó en la explanada del Palacio Municipal, donde se reunieron los héroes anónimos, quienes siempre, en caso de auxilio, acuden al llamado. Para acompañarlos en este día, acudió su director Pedro Cruz Almaraz; y del cuerpo edilicio, el regidor de Servicios Municipales, Pioquinto Apolinar Leyva. Ezequiel López Zúñiga, integrante del cuerpo de bomberos, ofreció el discurso oficial donde resaltó la labor de sus compañeros y también de sus familias, quienes deben aguardar en la incertidumbre con la esperanza de ver a sus parientes regresar con bien, al señalar que “una vez que toman el uniforme, no hay marcha atrás”. Por su parte, Cruz Almaraz, director del área, señaló que durante su gestión se ha brindado servicio de capacitación a otras corporaciones e incluso grupos sociales. Sin embargo, indicó que existe una carencia de equipo para el personal, entre ellos cascos y trajes de protección, los cuales tienen un costo de 30 a 50 mil pesos, situación que representa un fuerte desembolso para la administración municipal. Por último, el vulcano señaló que esta carencia dificulta la capacitación de bomberos voluntarios, por lo cual intervienen en limitadas situaciones, no obstante, agregó que en poco tiempo concluirá el redondeo que beneficiará a la corporación, mismo que tiene sede de recaudación una tienda de conveniencia. |