Semana Santa totonaca, la lucha entre el sol y la luna

La celebración religiosa a la usanza indígena fue prohibida por la iglesia en 1836, lo que provocó una rebelión

Semana Santa totonaca, la lucha entre el sol y la luna
Cortesía | El eclipse de sol es parte de la lucha cosmológica entre los dos astros y se transforma también en un indicador étnico. Semana Santa totonaca, la lucha entre el sol y la luna

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Como una lucha entre Chichiní (Sol) y P'apa (Luna), donde triunfa la luz para renovarse, es vista la Semana Santa en el calendario litúrgico católico desde Ahuacatlán, Puebla, hasta el estado de Veracruz, describe el antropólogo e historiador Elio Masferrer Kan, en su obra Totonacos, Pueblos Indígenas del México contemporáneo.

Entre luz y sombras

Explica que, según la leyenda, esta cultura totonaca de los "tres corazones" conciben al origen del mundo en el Quinto Sol, donde 400 dioses encendieron una hoguera y sólo uno se animó a arrojarse al fuego y así nació Chichiní (Sol); el otro hermano, que había titubeado, se arrojó entonces a la hoguera, pero ésta ya se había apagado y sólo quedaron cenizas, por lo que fue enviado al cielo y se convirtió en P'apa (Luna). Ambos hermanos pelearon, P'apa o Manuel (como los bautizaron en el mestizaje) visita a las mujeres cada 28 días. El eclipse de sol es parte de esa lucha cosmológica y se transforma también en un indicador étnico.

Rebelión de totonacas

Masferrer abundó que así era hasta que en 1836 estalló una violenta rebelión totonaca que duró dos años, contra las medidas del obispo de Puebla de la época de prohibir la celebración de la Semana Santa a la usanza totonaca.

La insurrección más notable fue dirigida por Mariano Olarte, hijo de Serafín. Mariano era aliado del general Guadalupe Victoria, el primer presidente mexicano, quien negoció con su hijo Mariano para resolver el conflicto.

Rápidamente percibió los elementos étnico-religiosos y trató de convencer al obispo de que eliminara la prohibición de la Semana Santa, pero éste, con poca sensibilidad, respondió que no imaginaba qué tenía que ver una cosa con la otra.

"Nuestras investigaciones de campo nos han permitido concluir que los festejos totonacos de la Semana Santa son muy importantes en la reproducción de la etnicidad, pues están relacionados con el triunfo de Chichiní, el Sol. La importancia de este astro es muy significativa: los muertos, desde su velación hasta el entierro, tienen la cabeza hacia el oeste para que vean todos los días salir el sol en el este", concluyó.