No sé si mi tío está vivo: colapsan hospitales de México por Covid-19
En hospitales de Ciudad de México se ha agudizado la crisis por la pandemia.
La saturación y la falta de información sobre el estado de los pacientes se ha agudizado en algunos hospitales de Ciudad de México cuando falta muy poco para llegar al pico de la pandemia del COVID-19, lo que ha forzado a las autoridades a admitir la situación y a emprender medidas para revertirla. Un tercio de los 69 hospitales habilitados para atender la pandemia en el área metropolitana de la capital mexicana, donde viven 22 millones de personas, ya no admiten pacientes, lo que obliga a enfermos y familiares a emprender un largo periplo para conseguir ser atendidos. Una situación que se complica a medida que avanza el virus, que lleva casi 2.300 fallecidos y 25.000 contagios en el país. Siendo la capital el principal foco rojo con más de 500 muertos y 6.785 contagios cuando quedan pocas horas de alcanzar el pico de la pandemia, previsto para este 6 de mayo según las autoridades. También lee: México alcanza los 2,507 muertos por COVID-19
No saben nada de sus familiares Encontrar un hospital que admita a un probable enfermo del COVID-19 no es más que el inicio de un viacrucis para sus familiares, que entran en un estado de incertidumbre sobre la situación del paciente. Noemí llegó hace tres días al Hospital General de México con su tío Armando, de 46 años y con problemas para respirar, luego de que en otro centro no lo atendieran. Cuenta a Efe que no sabe nada de él desde que lo intubaron, ni tan siquiera "si sigue vivo". "Nos dijeron que le iban a realizar la prueba de COVID por si la neumonía era por ese virus u otro tipo, pero hasta ahorita no nos han dado informe", cuenta sentada en un banco de la calle frente a una reja donde varias personas esperan a que alguien del hospital grite el nombre de su familiar ingresado para informar de su estado. En la mano sostiene una factura de 3.554 pesos (unos 150 dólares). Es el costo de análisis de sangre y orina, entre otros, que le hicieron a su tío. Noemí no sabe cuál fue el resultado de estos estudios ni tampoco puede pagarlos porque se quedó sin trabajo por la cuarentena. Frente a las puertas de urgencias de varios hospitales capitalinos se repite la misma tónica: Familiares pasando la noche en bancos o sentados en sillas de campin, rostros de preocupación y hartazgo, orejas abiertas por si escuchan el nombre de sus pacientes y sollozos al conocerse la muerte de un enfermo. No resulta nada esperanzador tampoco ver los carteles que cuelgan en las rejas el personal médico quejándose a las autoridades sobe la falta de material para atender a pacientes con COVID-19. Fernando ha pasado la noche en la sala de espera del Hospital General de Iztapalapa, la zona con más enfermos de la capital, donde ingresaron a su hermano, Adrián, de 45 años, tras ser rechazados en seis centros de salud. Solo un familiar por paciente puede estar en la sala de espera, mientras el resto se queda en la calle, tras una verja. Pero estar dentro no es un lujo para Adrián, quien no sabe nada de su hermano y ve como a otras personas les comunican que su enfermo hace días que falleció. "Es feo tener a un familiar aquí", cuenta totalmente roto desde el otro lado de la verja. A él y a otros pacientes les han pedido que compren agua y pañales para los pacientes, pero postergan la hora en que informarán de su estado de salud. "Hay gente muy déspota, no te dan información alguna. Piden y piden para que en cualquier momento te digan que ha fallecido tu familiar", expresa.
Anuncian nuevas camas y carpas Esta situación, que se arrastra desde hace semanas, estalló el pasado viernes cuando un grupo de familiares irrumpió en el Hospital General Las Américas de Ecatepec, a las afueras de Ciudad de México, para confrontar al personal médico por la falta de información sobre el estado de salud de los ingresados. Tras esta situación, la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, anunció que este martes se instalarán carpas afuera de los hospitales para informar a familiares las 24 horas. Además, las autoridades capitalinas facilitaran videollamadas entre los enfermos de COVID-19, que están aislados y no pueden recibir visitas, y sus familias. Mientras tanto, las autoridades trabajan a contrarreloj para aumentar la capacidad hospitalaria de la zona del Valle de México, que incluye la capital mexicana y 59 municipios cercanos, donde ya están ocupadas el 61 % de las 1.800 camas con ventilador y el 69 % de las 5.000 camas de hospitalización general. Según los peores pronósticos, se requerirán 3.000 camas con ventiladores, por eso el Ejército y la Marina anunciaron que pondrán a disposición del sistema sanitario 1.400 camas nuevas. Paralelamente, ya se abrió un centro de convenciones para albergar a enfermos en estado estable, que ya alberga a 34 pacientes de los 234 disponibles, y se prevé habilitar un autódromo con 218 camas. Las autoridades sanitarias han previsto el pico de la pandemia para el 6 de mayo, más de dos meses después del primer caso detectado en el país, y creen que en junio podrá iniciar el regreso a la normalidad.
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