*Un grupo de viajantes se reúnen para fomentar el respeto hacia las mujeres que utilizan este medio de transporte que, además, se suman al cuidado ambiental Frida RIVERA CADA 20 días, las chicas de Bici Nenas dejan el auto y toman las calles sobre un par de ruedas, donde emprenden un viaje hacia sus destinos. Esta ocasión, se sumaron al festejo del Día Mundial sin Automóvil, con lo que fomentan la salud de la sociedad y el cuidado ambiental. El punto de partida fue el Paseo Bravo, frente al monumento a Juan de Palafox y Mendoza. Son las 6:45 horas, suena el despertador, despierta y dice: “cinco minutos más”. Piensa después: “es domingo no quisiera levantarme, pero hay que disfrutarlo al máximo”. Apaga el despertador. Son las 7:35 horas. Se levanta y va directo a la ducha; 7:50 horas, sale del baño, se alista para salir. Entra 8:10 a la cocina, se prepara un licuado, lo bebe y toma el manubrio. A las 8:30 sale de casa y se dirige al Paseo Bravo sobre su bici; 8:55, llega al su destino y se encuentra con Belém, con quien intercambia de bicicleta. Recorrido en grupo Montadas en bicis, se alistan para participar en el programa Paseo a Ciegas, una actividad para invidentes. Hacen un recorrido por la Juan de Palafox y Reforma. Las calles abren paso a este dúo, quienes recorren también el bulevar 5 de Mayo. En el trayecto, se encuentran a otros ciclistas que van acompañados de sus mascotas; los pequeños también dan un paseo en ruedas, acompañados de sus padres. La seguridad vial apoya a que continúen su recorrido. Las 11 horas. Paola y Belém pausan su travesía para tomar el desayuno; estacionan sus bicis mientras esperan la llegada del grupo Bici Nenas, y quienes se unieron al recorrido. Frente a los Portales, 12:30 horas, Bici Nenas parten hacia la 16 de Septiembre y luego a la 3 Poniente, hasta la 11 Sur; llegan a la 43, y luego toman por ruta el bulevar 5 de Mayo. Durante el recorrido sonríen, pero a Belém casi la atropellan: un chofer no respetó el alto y se lo pasó mientras ella iba hacia la 43 Poniente. Bici Nenas fomenta el gusto en las niñas por este transporte, que implica derribar tabúes y exigir el respeto, pues “enseñan pierna”. A decir de Paola, es un deporte lindo, que no sólo los mantiene bien de salud, sino que los hace sentir productivos. Este grupo de chicas ciclistas coinciden en que aún falta mucho para que sean respetadas, y mencionan que resta "fomentar la educación vial, crear ciclopistas, utilizarlas y hacer caso de las áreas para ciclistas; que las medidas viales no sean violadas por automovilistas ni ciclistas, de esa forma se divierte uno, se hace ejercicio, y se disfruta el ambiente del trayecto”. |