| Adriana tiene una vida diferente a la de sus compañeras de la universidad, lleva una dieta estricta y debe cuidarse del estrés Guadalupe JUÁREZ El Virus del Papiloma Humano (VPH) cambió la vida de Adriana Báez cuando contrajo la infección desde hace más de cinco años, pues ha tenido que adoptar una forma de vida diferente a la de sus compañeras de la universidad, desde alimentación hasta visitas constantes con el ginecobstetra. “Cuando me lo diagnosticaron fue a los 17 años, sólo había tenido relaciones sexuales con mi novio una vez y con condón, pero en vacaciones de verano me di cuenta que algo andaba mal en mi cuerpo”, relató Adriana. Recordó que unas verrugas en su zona genital aparecían conforme pasaban los días, hecho que le hizo preocuparse y acudir con el médico, quien le explicó la causa de esos síntomas había contraído el VPH. “Tenía vergüenza de contarle a mi mamá que ya había iniciado mi vida sexual, no quería que me señalara o me juzgara, pero ahora entiendo que si no hubiera acudido al doctor tendría algún tipo de cáncer o tan sólo tener esas verrugas en mi cuerpo no es agradable”, aseguró. Después de realizarle diversos estudios como el Papanicolaou y una colposcopia para comprobar que se trataba del padecimiento y las zonas a las que había afectado, Adriana comenzó con el tratamiento, el cual consistía en microcirugías con láser para quitar las verrugas. “Era horrible, el dolor que sentía era insoportable a pesar de que tenía anestesia, supongo que era por la zona en la que tenían que operarme. Al principio iba cada dos o tres meses al médico para que realizaran el procedimiento, pero ahora ya sólo acudo cada seis meses para que las quiten”, señaló Adriana. Lo anterior debido a que el especialista le explicó que, aunque la enfermedad ceda, las lesiones en su cuerpo iban a volver. “Lo primero que me dijo Celia, la doctora que me atendió en el tratamiento, fue que me olvidara de los tamales, las tortas o lo que me dijo de broma, toda la vitamina ‘T’ ya no era parte de mi vida, tendría que cambiarla por frutas y verduras y por mucha agua, eso para reforzar mi sistema inmunológico y disminuyeran las sesiones de microcirugías. Pero cuesta mucho trabajo mantener una alimentación sana, veo a mis compañeras de la uni comiendo de todo”, indicó con tristeza, puesto que en la actualidad debe cuidar su alimentación, así como evitar el estrés que le pueda causar las actividades que realiza a diario. El costo económico del tratamiento contra el VPH para Adriana no fue elevado, mencionó que lo más “costoso” ha sido vivir con la enfermedad por varios años, ahora, a sus 21 años de edad, cursa el octavo semestre de la licenciatura en Derecho en una universidad privada de la capital poblana, espera culminar sus estudios y más adelante buscará involucrarse en proyectos de información para adolescentes sobre el VPH y así compartir su experiencia. |
