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Encarcelan a indígena sin pruebas; no tiene sentencia

Encarcelan a indígena sin pruebas; no tiene sentencia
San Pedro Cholula, Pue. 07-01-2015 Instalaciones del Centro de Readaptación Social Regional de Cholula, del cual se ha anunciado su traslado. Foto.-Ángel Flores/esimagen.com.mx!! Encarcelan a indígena sin pruebas; no tiene sentencia

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Memorias del Crimen

La empleada doméstica fue acusada por sus patrones de haberles robado la cantidad de 68 mil pesos entre dinero en efectivo y pertenencias; pese a haber narrado cómo ocurrieron los hechos, permanece recluida Carlos ROCHA  Socorro Contreras Manzano está por cumplir dos años en la cárcel de San Pedro Cholula, donde permanece acusada de robo agravado por parte de la dueña de la casa donde laboró durante tres meses haciendo el aseo, tiempo en el cual pudo mantener a sus padres que viven en Zoyotla, municipio de Huitzilan de Serdán, en la Sierra Norte de Puebla. La “empleada doméstica”, como la describe su ficha de identificación del penal de San Pedro, es originaria de una etnia náhuatl y a casi dos años de su reclusión carece de sentencia, pero podría alcanzar hasta 10 años de cárcel sólo por la acusación de una persona en su contra. A pesar de no tener sentencia, Socorro Contreras forma parte de las estadísticas del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) con el número de proceso 267/2013 por el delito de robo agravado, que según la denuncia de su patrona, Sandra Ávila Suárez, suman 48 mil pesos en pertenencias y 20 mil en efectivo. Así, con sólo una confesión en su contra y una inspección del Ministerio Público que tardó menos de dos horas, fue como en menos de un día y medio la indígena que salió de Huitzilan para buscar trabajo ya estaba recluida en el Centro de Reinserción Social (Cereso) de San Pedro Cholula, donde además existe una sobrepoblación de 81 por ciento en el área de mujeres, de acuerdo con estadísticas de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH). De empleada doméstica a delincuente En marzo de 2013 Socorro ingresó a laborar como empleada doméstica en un fraccionamiento ubicado en Camino Real a Momoxpan, que es la casa de Sandra Ávila Suárez y Luis Gabriel Marvan Pedroza. Por más de tres meses limpió, lavó ropa, hizo comida y durmió de lunes a viernes en la casa de la familia que la contrató por un sueldo de mil 300 pesos semanales. Todo transcurría en orden y sus patrones hasta la llamaban Soco, según se asienta en su declaración escrita en la averiguación previa 2253/2013/SPCHO recibida por la agente del Ministerio Público Leticia del Carmen Paz Mendoza. El 27 de junio cambió la vida de Socorro. A las 11 horas un hombre robusto tocó el timbre de la casa donde laboraba la mujer hoy presa y le explicó que por parte de sus patrones había ido a tomar medidas para unas cortinas. Al dar referencia de los nombres completos de los patrones de Socorro, ella decidió abrir la puerta y dejar pasar al supuesto comerciante que tomaría las medidas para la decoración. En su ingenuidad, según refiere la averiguación previa, Socorro le permitió al hombre llevarse una pantalla de 50 pulgadas, pues éste le explicó que la colocaría en la otra casa que construyen sus patrones y de la cual ella tenía conocimiento. Dos horas después de que el hombre se había ido de la casa, llegó la familia para la cual trabaja Socorro. De manera habitual, ella ayudó a preparar los alimentos y comió el esposo, la esposa, la hija, un sobrino de la familia, además de ella. Fue hasta después de la comida cuando el hombre de la casa subió a su recámara a reposar los alimentos cuando se dio cuenta que la pantalla, que supuestamente permanecía cerrada en la caja, no se encontraba en el lugar habitual. Al darse cuenta también percibió que estaba abierto un “cofre donde tenía guardada la cantidad de 20 mil pesos” que justo había recibido la mañana de ese día. Posterior a esto, refiere la declaración de Sandra Ávila, también se percató que además de la pantalla y los 20 mil pesos hacía falta una computadora portátil, una cámara digital y una pulsera “tipo Rolex”. Después de eso la patrona preguntó a su empleada que si ella había visto al sujeto. “Socorro ya muy nerviosa no sabía qué decir, es más le temblaba la boca para hablar y se puso muy pálida y se contradecía en su dicho”, describió la dueña de la casa en su declaración. Para las 16 horas de aquel jueves los dueños de la casa se comunicaron a la Presidencia Auxiliar de Santiago Momoxpan para solicitar la presencia de la policía. Acto seguido, el uniformado Víctor Hugo Morales Santiago se apersonó en el fraccionamiento para entrevistar a la persona responsable de dicho robo. “Le pregunte que si era verdad lo que la agraviada me narró y esta me dijo que sí, pero que no me diría más”, refirió Víctor Hugo Morales para después trasladar a la indígena a la agencia del Ministerio Público de San Pedro Cholula donde se turnó el caso a la agente Leticia del Carmen Paz Mendoza alrededor de las 20 horas de ese día. A la 1 de la madrugada del día siguiente, 29 de junio, una agente tomó la declaración de Socorro que más o menos coincida con los hechos narrados por su patrona. Sin embargo, lo que su patrona no contó y Socorro sí, fue que la dueña de la casa no la dejó explicarse. “Que me empieza a jalonear de los cabellos y también me dijo que yo era una imbécil y que era una bruta por haber dejado entrar a esa persona… Me jaloneó de la cocina y hasta la sala jalándome los cabellos y estando en la sala me empezó a pegar mi patrona y me amenazó que me iba a meter a la cárcel y me dijo que si no decía la verdad le iba a hablar a la policía. Y yo le dije a la señora que no era cierto que yo le haya robado”, relató Socorro. Cuando llegaron los policías, agregó en su declaración, “ellos vieron cómo la señora me estaba jalando de los cabellos y atando de mis manos y esto fue todo lo que pasó, pero de verdad yo no robé nada”, aseguró. Previo a concluir su declaración ante el Ministerio Público, Socorro agregó que lo que sucedía con ella era algo injusto, pues se había quedado en la casa y no había hecho nada malo. “Si yo voy a ir a la cárcel por algo que no hice, pues la justicia que se encargue de hacer lo que tenga que hacer. Pero no me siento culpable”, remató Socorro. Sin embargo, la justica no ha encontrado “ninguna causa excluyente de responsabilidad que opere en favor de Socorro Contreras Manzano” y se determinó su ingreso al penal a las 6 horas del sábado 29 de junio del 2013. La vida en la cárcel Ahora Socorro es una de las 44 mujeres que se encuentran recluidas en la cárcel de San Pedro Cholula que tiene capacidad para 27 y que el actual Ayuntamiento busca deshacerse de esta por los altos niveles de sobrepoblación. De acuerdo con el informe especial de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, las mujeres reclusas en esta prisión reportaron ser víctimas de humillaciones al interior del penal. Además señalaron que los alimentos son insuficientes y no hay una estricta separación entre hombres y mujeres, ya que los internos distribuyen los alimentos en el área femenil. De igual forma, se reporta que la cárcel carece de áreas de ingreso, centro de observación y clasificación, protección, sancionados, locutorios, cocina, comedores, talleres, aulas, biblioteca, médico así como visita familiar e íntima. Pero Socorro vive ajena a esta situación, pues desde hace dos años sólo ha tenido una sola visita familiar, la de sus padres nahuas que viajaron desde Hutizilan para verla.