Armeros, artesanos de tradición carnavalera

Armeros, artesanos de tradición carnavalera
RIFLES 1 Armeros, artesanos de tradición carnavalera

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Carlos ROCHA Enviado La elaboración de armas largas de fuego en Huejotzingo, municipio de Puebla, es toda una artesanía. Los llamados “armeros” han vivido los últimos 30 años tallando madera para dar vida a las culatas de rifles que se ocupan en los días de carnaval que se desarrolla en la víspera del Miércoles de Ceniza cada año desde 1869. Por su detallada elaboración cada rifle cuesta entre mil y cuatro mil pesos, cada año la familia Damián, del segundo barrio de Huejotzingo, elabora un promedio de 40 armas y otra cantidad similar se les lleva a reparar con el objetivo de que estén listos para los cuatro días de guerra en los que se representan tres escenas: el rapto de la hija del corregidor por Agustín Lorenzo y los bandidos de Río Frío, el primer casamiento indígena en toda Latinoamérica por parte de los frailes franciscanos y la Batalla de Puebla. Para estos tres escenarios de guerra, los Damián, orquestados por don Candelario Telésforo Damián Chamiso, diseñan, elaboran, alistan y reparan las armas de un gran número de batallones que se forman en los cuatro barrios del pueblo de Huejotzingo. El nombre real de los rifles de madera de nogal son mosquetes y los Damián se han especializado en cumplir los gustos que cada cliente quiere que se plasme en la caja o culata. Así es que han tallado figuras aztecas, mitológicas, religiosas, bélicas y de animales, por mencionar algunas, y todas comparten la característica de ser coloridas, como es el carnaval de distinción internacional y que para este 2016 se festejará del 6 al 9 de febrero. Taller de los armeros Cuatro hombres de avanzada edad trabajan en el taller de don Cande, cada uno sostiene una parte del mosquete ya sea para fabricarla o repararla, después de algunos años de haberla producido. Con todo orgullo el jefe del taller explica que ahí se fabrican mosquetes que se utilizan para el carnaval de Huejo, en especial se enfocan en las cajas “que por lo mismo que son de madera se deterioran y se tienen que hacer nuevas para que se puedan portar en el carnaval”. La calidad del trabajo de la familia Damián ha logrado que no tengan la necesidad de salir a ofertar su producto, más bien acuden a ellos para hacerles pedidos por encargo. “A nosotros por lo regular nos piden por encargo, nos traen los dibujos que quieren que se plasmen en la madera. El cliente trae su figura y nos ponemos de acuerdo en el precio. La esencia del carnaval es que se llame la atención con elementos muy vistosos, por eso el rifle que es la única arma que todos los participantes cargan, es el elemento más importante, de ahí es que se hacen al gusto que cada persona solicita”. En el taller de don Cande se elaboran cajas de rifle que cuestan hasta 3 mil 500 pesos y el tiempo de elaboración es de dos a tres semanas, por ello pueden vivir a lo largo del año haciendo esta artesanía. De este taller viven tres familias, y los días cercanos al carnaval se requieren más manos para que se les arregle el rifle para que truene bien. “Esto es una artesanía de la cual, por lo menos las familias que aquí estamos, tenemos un ingreso y podemos pasar algunos días desahogadamente. Desde que termina carnaval se empieza a trabajar de nuevo para el del próximo año”. En los cuatro días del carnaval en este taller trabajan hasta las 2 o 3 horas, debido a que llegan unos 20 rifles que se ocuparon en la batalla del día y se descompusieron y se arreglan para que estén listos para el día siguiente. Los años de experiencia y los materiales que emplean dan la seguridad de que cada rifle está listo para usarse en cada “entrada” de guerra. Corre la pólvora Los rifles que se utilizan en el carnaval de Huejotzingo han llegado a lisiar de la mano o extremidades a sus portadores, el mal uso o la emoción del tronido que emite la pólvora hacen que el mosquete se tiré contra la persona. “La pólvora entra por delante, en la parte de la escopeta o del cañón, baja hasta el mortero donde está la chimenea o el pivote, ahí se pone el fulminante que es el que saca la chispa al chocar con la llave o gatillo y es lo que prende la pólvora que a su vez logra la detonación”, detalló Damián Chamiso. Los accidentes acaecen cuando se carga el rifle con mucha pólvora y se tironea el cañón, o “patea” el arma al grado que no se puede detener en las manos. “El disparo se realiza hacia el frente, nunca se pone en el piso porque se debe de amortiguar. Cuando el tubo se tironea demasiado es cuando se desprende la madera y a veces la gente no quita la mano y hiere el dedo, corta o lastima”. A pesar de su vasta experiencia, el artesano nunca ha podido participar en el tradicional Carnaval debido a una deficiencia que mantiene en su pie. Sin embargo, está presente en las manos de todos los personajes: zapadores, indios, turcos, zuavos y zacapoaxtlas, que portan trajes que cuestan entre 10 y 50 mil pesos.