Poblanas desertan de tratamientos para mujeres maltratadas

Los roles sociales y las presiones de sus parejas son los motivos principales para dejar la atención.

Poblanas desertan de tratamientos para mujeres maltratadas
Agencia Enfoque | El Hospital de la Mujer de Puebla atiende casos de violencia, pero no registra las deserciones. Poblanas desertan de tratamientos para mujeres maltratadas

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Memorias del Crimen

Frente a uno de los mayores escenarios de violencia que se han enfrentado en Puebla hacia la mujer, se observan vacíos en la atención a este sector vulnerable, como el caso del Hospital de la Mujer en la ciudad capital, que carece de un registro de deserción y las razones que motivan el abandono de tratamientos psicoterapéuticos, lo que limita el seguimiento y control de usuarios.

Ante esta situación, académicos de la Universidad de Guadalajara y del Centro Universitario de La Ciénega en Jalisco, realizaron una investigación con análisis cualitativo que lleva por título "Deserción al Tratamiento en Psicoterapia de Mujeres Víctimas de Violencia de Género".

Es un trabajo de campo aplicado en mayo de este año y cuyos resultados se encuentran publicados en la edición 33 de la Revista de Psicoterapia Relacional e Intervenciones Sociales, que funge como el órgano oficial de difusión y producción científica de la Red Europea y Latinoamericana de Escuelas Sistémicas.

Los investigadores Adriana Patricia Velasco Moncada y Eduardo Hernández González llevaron a cabo el trabajo, que involucró la participación de 22 mujeres violentadas por su pareja y que han recibido al menos una vez, o reciben de manera periódica un tratamiento de atención en el Hospital de la Mujer de la ciudad de Puebla.

Con base en los registros de la unidad de salud y entrevistas aplicadas a usuarias y mujeres que reingresaron a los tratamientos, se observó que 82 por ciento de las féminas que reciben atención se encuentran en un rango de edad de entre 20 a 50 años de edad.

En atención de psicoterapias, 50 por ciento de éstas acuden de manera regular y 27 por ciento llegaron a faltar hasta por un mes.

Desertan por roles sociales y presión económica

Son tres motivos por los cuales las mujeres desertan de los programas del hospital. En primer lugar, se encuentra el rol social, debido a que las mujeres se preocupan por la atención de sus hijos.

Ellas son las responsables de su educación, es decir, la mujer poblana está convencida de ser la única para ejercer el papel de cuidadora. En esta situación se encuentran el 31 por ciento de las mujeres entrevistadas.

En un segundo nivel, se encuentra el control económico que ejerce su pareja, al grado de impedir su asistencia a los tratamientos por violencia.

En este tema se encuentra la reincidencia de la violencia doméstica, ya que las mujeres se sienten responsables de ser violentadas y como una forma de evitarlo, interrumpen sus tratamiento por miedo e inseguridad, revela el documento.

En este sentido, 27 por ciento de las mujeres en tratamiento afirmaron que interrumpieron sus sesiones por no contar con el permiso de su pareja para asistir, mientras que 22 por ciento afirmaron que a fin de no involucrar a su familia en problemas, suspendieron su tratamiento.

Tratamientos dan mejor salud mental

Las mujeres entrevistadas reconocieron el tratamiento como necesario para evitar la violencia que enfrentan; sin embargo, solo 45 por ciento consideraron que el servicio de salud mental les aporta conocimiento acerca de los tipos de violencia y les ayuda a detectar cuando se encuentran en una situación así.

Al ser cuestionadas sobre la satisfacción del servicio otorgado por el Hospital de la Mujer, 45 por ciento de las féminas lo avalaron al asegurar una mejoría sobre su estado emocional, de esta manera, el estudio detalla que en psicología en atención a la violencia, el Hospital obtuvo buenas calificaciones con lo que se descarta que la deserción esté vinculada con la atención del nosocomio.

Como conclusión, se plantea que la cultura de género continúa jugando un papel preponderante en la deserción de la atención contra la violencia de género, al motivar a las mujeres a ejercer su rol tradicional de cuidar a sus hijos y pareja. De esta manera, el motivo de regreso a los tratamientos deriva principalmente cuando la violencia contra ellas se recrudece.